miércoles, 28 de agosto de 2019

José Luis Cabañas, descansa en paz y dibuja a Dios cuando lo veas.


   
No quedan golondrinas José Luis Cabañas para decirte adiós volando en Tomelloso, tampoco vencejos. Creo que las cigüeñas también emprendieron su vuelo en estos días últimos de agosto cuando por las noches no vemos las estrellas porque las tapan las luces de colores de la feria.

Ayer el agua lavó el pueblo que tú has dibujado y sabes que al llover, el agua se lo lleva todo. Es como cuando te mueres que es entonces cuando nos acordamos de quien nos deja. Ha sido al mediodía cuando en un acto en la Casa de Cultura de tu pueblo y el mío. nos han dicho que tú te habías marchado. Y esa noticia tuya nos ha dejado de nuevo, sin decirlo en voz alta, esa pregunta eterna que nadie nos contesta; ¿por qué la muerte se lleva a quienes conocemos y amamos?
Tú eras esa sonrisa abierta anchurosa de luz similar a la besana verde de las viñas cuando en agosto esperan la vendimia. Y te has ido buscando las lindes de los cielos por donde las perseidas nos señalan el curso de las estaciones que todavía, algunos predicen y conocen.  ¿Recuerdas, que desde abril no había llovido por el pueblo? y llovió el día antes de marcharte como si el cielo con tanta sed nuestra te quisiera decir adiós dejando la tierra humedecida para que te fueras envuelto en su aroma.
La muerte, ahora tú lo sabes, acampa donde quiere envolviendo en su helado abrazo el corazón que late y siente. Nunca advertimos su presencia desgarrada y mortal para nosotros, ahora que te has ido yaces más vivo que nunca, porque todos los que te hemos conocido te nombran y recuerdan. Y porque sólo Dios nos conoce a cada uno por nuestro nombre, a ti te concedió ser intemporal y por eso atravesarás la memoria de los que hay te lloran y de los que mañana miraran tus dibujos.
Dicen, admirado y genial dibujante, que somos polvo de estrellas y por eso las miramos desde el bosque de sombra de las noches. No sabes cómo han ido apareciendo en los medios digitales muchos de tus dibujos, y bajo esa espesa súplica de impotencia  aparecen tus creaciones de dibujos diferentes y con esa chispa de humor que tú tenías. Ahora se rebuscarán tus datos personales y se expondrán tus triunfos y títulos académicos ganados; Todos seremos por unos días tus amigos para rescatarte del olvido mostrando los logros de tu vida. Pero no será suficiente José Luis Cabañas, ni necesario porque todos tus personajes dibujados han quedado para su contemplación sin fecha alguna de caducidad.

Tomelloso te debe que tú lo hayas expuesto fuera de su término; tú le debes a éste pueblo, que vieras la primera luz en su entorno y desde ese día la luz del ingenio se hizo  luz  sin trampa ni ornamento. Lloran tus rotuladores y el papel que se quedó en blanco y todos los que te decimos no, adiós, sino hasta pronto porque nada muere del todo para los que creemos en  la vida no extinguida. Rezaré por ti en mis oraciones y estoy segura que  en esa desbandada de tus huesos  te salvarán tus dibujos  y te quedas en la vasta explanada de la vida a pesar del adiós que te damos.

De tus innumerables y magníficos dibujos hoy me quedo con tu felicitación del año 2018 con la que nos felicitó a los vecinos nuestro Ayuntamiento; ahí están sentados en el Casino de San Fernando Plinio y don Lotario, enfrente en la Posada de los Portales, una cometa grande de luminoso amarillo nos dice que la Navidad es vida y alegría porque la celebran los personajes de García Pavón, que son los tuyos, con mantecados y mistela además del café en las tazas. Bella alegoría de nacer y morir es la despedida del año viejo y la bienvenida del año nuevo…la rueda de la vida y de la muerte. Una estrella y tú con ellas en éste agosto donde ellas te han reclamado José Luis Cabañas.

Recuerdo que la última vez que paseamos juntos fue una noche serena y cuajada de estrellas. El reloj de la iglesia dio sus campanadas y nos paramos junto a la Posada de los Portales unos minutos más, en silencio, mirando la fuente, que ya no está, y la plaza vacía. Tú, te fuiste a tu barrió del Carmen y yo a mi casa calle abajo. Arriba el cielo estaba brillante de puntos luminosos igual que estas noches de agosto donde sin dudarlo tú eres una estrella dibujando luceros en el firmamento.
Los artistas no se van porque en sus obras quedan y viven ellos. Te buscaré, José Luis Cabañas en tus dibujos, al mirarlos sé que tu alma me saldrá al encuentro. Descansa en paz y dibuja a Dios cuando lo veas.

                                                                                               Natividad Cepeda

José LUis Cabañas Onsurbe HUMORISTA GRÁFICO / ILUSTRADOR Tomelloso

martes, 27 de agosto de 2019

Revista Pámpanas: Francisco García Pavón, Una trayectoria Imborrable


La Asociación  Cultural de Tomelloso en Madrid publica su número 22 en agosto de 2019 un monográfico  dedicado  al centenario de del nacimiento del escritor Francisco García Pavón, 24 de septiembre de 1919 – 2019, que será presentado el 27 de agosto en el salón de la Casa de Cultura de Tomelloso a las 12,30 horas. 
Presidirán el acto el presidente de la asociación, José Vicente Cepeda Plaza, el escritor José López Martínez  y en representación de la familia el periodista, Jaime Quevedo Soubriet. 
Ha sido coordinada  por Ramón González Reyes, José Vicente Cepeda Plaza y Eduardo Jiménez Ruíz. La ilustración de la portada es de Andrés Ruiz  Paraíso. Las fotografías  del Álbum de la familia García Soubriet: con la colaboración del Ayuntamiento de Tomelloso. 
Las colaboraciones las firman José V Cepeda Plaza, José Ignacio  Andujar Cantón, Valentín Arteaga, José Belmonte Serrano, Natividad Cepeda,  Sonia García Soubriet,  José López Martínez, Tomás Perales Benito  y Juan  Van-Halen.
Cada uno de los artículos diserta sobre la extensa obra dejada  por García Pavón y su  huella en la literatura española por lo que hay que leer con atención los artículos  dedicados al estudio de sus obras literarias,  entendiendo de  manera neutral, la visión que se  tienen del autor en los diferentes artículos de la revista.
Personalmente creo que se abusa, en ocasiones, del halago gratuito del autor al cual se le dedica un reconocimiento, no es éste el caso, intentando igualar la personalidad del creador con los personajes  de sus novelas; cuentos y relatos, olvidando la independencia de la persona y de sus personajes. Es por eso interesante el recorrido que hay en la revista, Pámpanas;  Francisco García Pavón, una trayectoria imborrable, de los colaboradores a raíz de la celebración de su centenario.
No se puede negar que cada una de las firmas tiene su experiencia y visión particular y también que el espacio no da para un ensayo sobre éste autor tan prolífico, por lo que queda mucho que decir sobre  García Pavón y la literatura que él nos ha dejado. La cercanía de su vida no nos deja ambigua su trayectoria, aunque no por ello se  puede indagar en los recónditos entresijos del alma y el pensamiento de Paco García Pavón, como lo llaman los que le conocieron y trataron como amigos. 
Siempre las semblanzas son interesantes porque creemos, quizá equivocadamente, que nos acercan a los autores que leemos, aunque lo real es leer lo que escribieron que es donde queda plasmado su talento. Las claves  de su ingenio está en haber sabido escuchar, y ver, a través de otras personas, lo esencial que hay detrás de cada ser humano  y estructurar desde esa perspectiva  sus novelas y vivencias infantiles, que tanto le marcaron, y que se descubren, cuando sin prisa y sin pausa, abrimos sus libros.


                                                                                                 Natividad Cepeda


lunes, 19 de agosto de 2019

Donde Plinio no vendimia



Cuadernos Manchegos

C. Manchegos | Tomelloso | Literatura | 18-08-2019

Cuadernos Manchegos

C. Manchegos | Tomelloso | Literatura | 18-08-2019

Donde Plinio no vendimia



          Se apagó la voz del escritor y quedó su obra literaria y su costumbre narrada bajo su particular visión de lo que era antaño la vendimia. Mirar el paisaje de alrededor es deprimente y tan demoledor que ni siquiera leyendo ese vendimiario de Francisco García Pavón nos quita la tristeza por lo que se ha perdido y destruido. Él no escribirá sobre el campo yermo y los pueblos desalojados de riqueza; tampoco de sus habitantes envejecidos sin otro futuro que la muerte rodeados de casas vacías y abandonadas. No escribirán los doctos escritores apoyados por éxitos tempranos sobre esa desolación de cámaras sin uvas ni pasos  de mozas similares a la hija de Plinio, el policía que le preocupaba que su hija entrada en la treintena no estuviera casada.  Ahora los jóvenes que se van no vuelven ante la pasividad de la perdida de riqueza de los pueblos manchegos, ni buscan en la literatura costumbrista ese afán de ayer en permanecer  donde esta sus raíces.

         Se han perdido los modales de los que escribiera García Pavón en sus novelas policiacas, y de esta efemérides del centenario de su nacimiento no tengo muchas referencias que se estén vendiendo sus libros para leerlos. Porque si no se compran las obras de un escritor de poco sirven las notas de prensa y el folclore alrededor de unas fechas. Asegura Francisco García Pavón en un párrafo del Vendimiario de Plinio que “Bien mirado, todo parecía un teatro de gilipollas hinchados de ese aire tan raro que se llama vida” Palabras  las suyas actuales también hoy. Y también las televisiones siguen soltando royos a todo gas, como él asegura en ese vendimiario, ampliados en teléfonos móviles donde se pierde la libertad individual y colectiva.

       
 Pervive aquella cooperativa nacida  de unos cuantos dueños de viñas, escasas, según narra el escritor, llamada Virgen de las Viñas, que se unieron para elaborar y no tener que vender las uvas a las bodegas porque mantener jaraíces era ya penoso e imposible. Y Manuel, alias Plinio, se detiene al pasar por un “jaraíz antiguo, debía ser el último. Su dueño era un tercuzo, por mal nombre  Colifloro, que, a pesar de su corta cosecha, decía que a él, “No le tocaba nadie sus uvas”. Plinio viendo al padre y al hijo trabajar en el jaraíz tiene añoranzas del pasado. Un pasado familiar sin fama de grandeza pero orgulloso de sus afanes y logros. Vendimias donde el respeto mutuo era signo de convivencia y donde paladear un buen vino de la cosecha era entablar conversación con los amigos.


            La tierra de viñas era la alhaja familiar de aquellos años del novelista con su vocabulario vulgar y localista de un sector trabajador donde la violencia no mataba mujeres como se asesinan hoy. Leer a García Pavón es mucho más que la churrería de la Rocío y de los decires y dichos de algunos de sus personajes. Se desliza en el Vendimiario de Plinio esa tristeza de abandonar las tradiciones; las cuevas y las tinajas donde el mosto no reventará de gozo voluptuoso para convertirse en vino, y con ella espuertas, serillas de esparto y goma, remolques de madera y vendimiadores y vendimiadoras venidos de pueblos de alrededor y de Jaén que son leyenda de las páginas de sus libros. Filosofía de vid y vida enlazada en sus creaciones cuando a solas dialogaba con sus personajes. Pámpanas en parajes  donde todavía verdean las cepas: en vaso o en espaldera, vendimiadas las unas con manos humanas como antaño; las otras con máquinas de hierro.

               Uvas doradas las de Plinio. Sabrosa fruta amamantada de rayos de sol y arado, amor de hombre y también de Dios. Uvas labradas desde su origen por manos campesinas para conseguir vivir como hijos de la tierra desde el Padre Abrahán. Aquí en los pueblos manchegos, todos nosotros, tenemos nuestra tierra prometida y si los pueblos mueren también nosotros nos extinguiremos, se olvidará nuestra literatura, y toda creación nacida de nuestros artistas.

               Suprimir y abandonar bodegas y viñedos es enterrar El Vendimiario de Plinio en el olvido. Es perder el norte, y sin brújula interior el corazón pierde su propia naturaleza. “Ahora toda la gente del campo, así que conseguía unos cuartos, se compraba un coche. Y aquellas caras curtidas, que siempre se vieron tras el culo de una mula o de dos, meneando las orejas del animal y meneando las ramaleras, ahora ahí los tenías, encerrados entre cristales, calentitos con el volante en las manos y  a aquellas velocidades.” Francisco García Pavón y su inagotable versión de nuestras vendimias en sus libros, leerlos es similar a crecer y luchar por que no mueran nuestros pueblos. Si mueren, Plinio dejará de vendimiar otras vendimias.



Natividad Cepeda

miércoles, 7 de agosto de 2019

Las horas sin dueño, un libro para leer éste verano de Francisco Jiménez Carretero


A veces  el calor nos deja aislados en esas horas aplastantes del centro del día  cuando parece que nada nos calma la sed y buscamos el fresco que no llega incluida la noche.  Para olvidar  ese tedio veraniego en la quietud del verano sin playas, ni multitudes  leo los libros que me han ido llegando de poetas ay escritores diversos.  Los leo porque en ellos encuentro esa emanación carente de banalidad asomadas a las pantallas grandes y pequeñas de nuestros aparatos tecnológicos.  A  pesar de las numerosas publicaciones  hay libros que me hacen pensar en una filosofía humanista tan necesaria para bajar de vulgaridades estridentes que alienan y confunden con sus mensajes exuberantes simplistas que recorren las redes como la panacea para la soledad individual porque con las personas cercanas nada tenemos que decirnos.

 Las horas sin dueño,  es intimista y delata  con fuerza suave  la piel que envuelve  al escritor que es poeta. Bueno los poetas somos los damnificados de la literatura  por eso  en nuestras maletas  creativas no soñamos con alcanzar fortunas, pero sí que algún poema llegue al corazón de los lectores.  De manera que escudriñar un libro de poemas  es saber que los lectores serán cicateros  y salvo los eruditos en análisis  formalistas casi nadie leerá   lo que se escribe sobre ellos. Por ello los juicios sobre poesía no siempre  corren parejos al gusto del lector. Personalmente  me dejo guiar por la emoción que me trasmite el poema y es en ese contexto donde me atrevo a escribir sobre este libro.

Escribe en el Prólogo Antonio Gutiérrez Gonzáles de Mendoza  que “la poesía no es como la ciencia. Ya sabéis que una teoría científica  puede anular o invalidar a otra anterior pero nunca un poema o un libro de poemas, por muy bueno que éste sea, anulará a otro. Cada cual tendrá, siempre,  su sitio  dentro de lo que consideramos como arte”. Y bajo ese prisma  el prologuista analiza  la poética del libro sin que nada, o casi nada, hay quedado sin ser estudiado y catalogado.  

El libro se abre con una dedicatoria de amor filial que dice: “A mis hijos, Francisco Agustín, Javier y David por haberme permitido, en algún momento de sus vidas, ser dueño de sus horas”. Después para introducir al lector a su lectura  hay un primer poema con el título de  Exordio, y el poeta nos dice: “Todo torna de  arriba: / las alas presurosas de los pájaros/ bajo el ancho dintel de un arco iris.” Bajo esta guía  empieza la primera parte del libro. I. Fugacidad de la luz, compuesta por dieciocho poemas. La  segunda.  II.  Sobre qué alas de pájaros, también de dieciocho poemas;   y a modo de gurúes hay dos citas de  Manuel Cortijo Rodríguez  y Jaime Siles. Manuel Cortijo, dice; Lleva arriba los ojos y no quieras ahora/ ver otra luz en ti que la que nunca has visto.  Y Jaime Siles asegura; “La  luz es un ave que se quema, que se inflama encendida, que se nace.” La luz, el calor, la vida  que nos rodea y reafirma en ella misma a pesar de vicisitudes acaecidas en el calor del verano y en cada día vivido.

Las horas sin dueño, es un libro por donde el poeta medita y expone su emoción íntima y personal mostrando en el papel  lo que se aloja en el alma. El poema “El rostro de las cosas” hace pensar  en esa paz que se repite en la actividad cotidiana y que a veces ni reparamos en ella ni la valoramos en su justa medida. Leerlo es meditar sobre lo que nos rodea. “ Es puntual el sol  esta mañana./ Ya Clarea. La luz lo inunda todo,/ desde un cielo que anuncia sus azules/ e irrumpe sobre el alba/ para ponerle rostro a las cosas:/ el árbol del camino con sus pájaros,/ a los niños del parque en los columpios,/ al agua del estanque que verdea,/a la mano que templa una guitarra,/a los crepúsculos que tiene el día,/ a las paredes  cóncavas del aire,/ al encalado patio de la aldea,/al perfume sutil de tantas flores,/ a las calles abiertas para todos…” Hermoso poema que termina diciendo: “Las cosas que rozamos cada día/ y no nos damos cuenta.”

La segunda parte adentra a su lectura con tres citas de Cesar Simón que asegura: “Ahora sólo queda/ este pájaro indemne, / el sol inmóvil”. Antonio Moreno en la segunda cita afirma: “Un vuelo, un canto forman su horizonte./ Basta con verlo, basta con oírlo.” y Asunción Escribano relata: “Comienza la mañana a levantar/ su vuelo/ sobre un pájaro posado en mi ventana.” Entre  poema y poema hay que dejar sitio para pensar y aislarse  de tanto ruido inútil del verano. Probablemente sea una excelente terapia coger un libro; éste que  desgrano, en las horas de la calima y  dejarse llevar por los recuerdo al socaire de la buena poesía de Francisco Jiménez Carretero.

Leer es desarrollar la voluntad de soñar sin el sostén de la imagen y es posible al ir pasando las páginas de un libro. Volar con la poesía es sentir que nunca se cierran las etapas de la vida porque la existencia es un vuelo constante.  Mirar otras vertientes  así lo hace el poeta. “Desde el lugar que miro/ aún siguen abiertos/ los amplios ventanales de la vida/ y puedo contemplar/ la salmodia del agua entre los chopos/ y, bajo la luz límpida del cielo, el clamoroso vuelo de los pájaros.”  Francisco Jiménez Carretero  y su filosofía poética en este libro  Las horas sin dueño Premio ALCAP Internacional de Poesía 2016. La belleza procede del alma y hay poemas muy bellos en este poemario.

                                                                                                      Natividad Cepeda
                                                                                                             


Lunes 22 de julio X encuentro de Oretania de Poetas en el palacio de Claveria de Aldea del Rey


Hay lugares  que al pasar por ellos sus piedras nos hablan de historias olvidadas que jamás debieron quedar en el olvido. Cuando llego a esos pueblos y lugares me asombra no conocerlos al tenerlos tan cerca.
En ese contexto se encuentra Aldea del Rey, pequeño municipio de la provincia de Ciudad Real con  monumentos espectaculares que casi nadie visita ni conoce.  Y en ese olvido y dejadez también está su Historia, la de los valientes aldeanos que no temieron enfrentarse al defender sus derechos ante la Orden poderosa de los Maestre Calatravos.
De ese ayer nos queda su Fortaleza Castillo en el cerro del Alacranejo. Es la montaña  que señala el  Sur, majestuosa, que predomina influyendo respeto a la mirada de quien la contempla y coronando las alturas,  el Sacro Convento de Calatrava la Nueva. 
En ese viaje  al pasado queda también el Palacio de la Clavería que mandó fundar el rey Felipe II para residencia de los Claveros de la Orden de Calatrava. Pero ¿quiénes eran los Claveros? Eran los custodios  del castillo y del convento y fue residencia de estos legendarios frailes. La villa de Aldea del Rey fue residencia de los frailes de la Orden de Calatrava, moradores del Convento de Calatrava hasta 1217, y separada por Felipe II de la Mesa Maestral, dándole la Dignidad de Clavería. La función del Clavero era la guarda del Convento, cuando residían en ellos los Maestres y los Caballeros.  
Historia  y violaciones de nuestro patrimonio que se va recuperando entre  líneas paralelas del pasado y el presente hundidas en ese abandono tantas veces ahogado por desafueros de poder y desidia.
El palacio de la clavería estuvo en la Lita Roja  de la Asociación Hispania Nostra, nacida en noviembre de 2007, con el fin dar a conocer y proteger aquella parte de nuestro Patrimonio cultural y natural que se encuentra en abandono y en peligro. Hoy después de  su restauración está en la Lista Verde por lo que hay que continuar restaurando y conservando el noble edificio renacentista del S. XVI con elementos del XVII. Tiene  dos plantas y un patio que une el espacio interior. En la fachada de ladrillo y sillería se admira  su portada y el balcón de forja a ambos lados pilastras jónicas terminado por un frontón triangular donde se pueden contemplar sus cuatro escudos.
Y es en el interior de este palacio, donde  la Palabra de poeta del X Encuentro Oretania de Poetas, se dejara oír la poesía, que no es otra que el testamento vivo del sentir de los hijos de los pueblos de Ciudad Real. Encuentro  coordinado por Luis  Díaz- Cacho Campillo y el editor Julio Criado.  En esa infinitud  del viento por donde las palabras semejan palmeras mecidas al vaivén de los sueños.

Equipajes de versos entre fuentes de luz     


                                                                          A Luis Díaz-Cacho y Julio Criado
                                                                         con mi gratitud  por su amor a la poesía. 
                                                        
          

                                 
La tarde silenciosa se muere  desnuda
de plegarias  en el reflejo atávico
de una estrofa lejana. Sin reloj en sus alas                                                                     
 cruzan pájaros en sucesivos vuelos
en el azul que abraza el techo de la tierra.

Viajo con el alma completamente sola
recordando a los poetas inmortales.
Los traigo a mi memoria uno a uno
conmigo por  grietas invisibles de ternura.

A todos los escucho dentro de mi silencio,
dentro de esta quietud que me da la poesía.
Mi fortuna son ellos, lo poetas amados
con su bagaje de artificio y amor
fecundado en sus libros. Esencia de esa ley
que transforma lo mediocre en belleza.

Yo voy con todos ellos en idas y venidas
cuando leo poemas que dejaron escritos.
hombres y mujeres de espíritu indómito
que a veces no fueron comprendidos.

Es por eso que en el sosiego de la tarde
me gritan los poemas como un viejo conjuro
de ángulos abstractos junto a la blanca luna
que se asoma en la altura envuelta en su misterio.
                                               
Llega la noche: llega besando las cruces
de los cementerios. Llega sobre lápidas
que glorifican nombres de poetas dormidos
que solo el cielo mira. Llega la noche
cautelosa, sensible, sobre  poetas muertos.
Es el momento para ver las estrellas                                                  
y pensar que un poeta se convirtió en lucero.

Yo los veo y siento detrás de esa cortina
invisible del tiempo. Me detengo en sus versos
 cuando en el horizonte aparecen poemas
entre nubes de color escarlata.
Vuelan voces de poetas amados junto
a bandadas de pájaros, se yerguen desprovistos
de normas en el reflejo de sus  huellas.

Todo  queda callado, apenas un suspiro
atraviesa la noche cuando los cipreses
se elevan con su dulce cadencia flotando
entre las sombras enrocado en su rito.

El aire trae acordes de coplas y romances
del Parnaso lejano con  duendes, musas  
y ángeles magnéticos en la paz del recinto.
Todo duerme. Todo queda  en sosiego.
           
Por detrás de los montes se levantan
equipajes de versos entre fuentes de luz.              
No es posible  llamar  a todos los poetas
por su nombre, para recuperarlos abro
mis libros donde ellos me esperan. 
Los libros de poesía  que un día escribieran
reposan en las baldas de muchas bibliotecas.

Escucho a los  poetas. Los  oigo declamar  
gritos  de libertad. Claman confidencialmente
con recursos de alzada y amorosos poemas.
Bullen en rimas y sonetos fieles a su destino.    

Son ellos, los poetas, los que piden que los saque
a la luz y no permita que mueran sus poemas.
Que el silencio del olvido no  cubra de polvo
la belleza de su primigenia creación. Permanecen
en los ancestros que imitan el retorno a la vida.

Dioses nacidos de mortales vientres
no temáis al olvido, leyéndoos  renacéis
porque un verso nos salva y os salva de la muerte.
Moriremos en el momento que desterremos
del alma la poesía. Entonces, sólo entonces,
seremos polvorienta arcilla desterrada del cielo.          

Os busco y os defiendo pobres
entre los otros pobres de voz de escarcha y fuego.
Y aunque no tengo alas vuelo con la poesía
cuando una lluvia de versos me hace candelabro
o río entre las peñas y mar de vuestro océano.

Os debo gavillas de palabras
que me han resucitado del fango y la tristeza.
Sois mi mejor alhaja en esta alegoría
reclinada en mi pecho. Vosotros, mis amigos,
soñadores de ideas, os amo y llevo en mi retina
con el único equipaje que quiero conservar,
mis hermanos amados, dejadme cuando muera.
                                                   
envuelta en un rebozo de poesía y poetas.

                                                                        Natividad Cepeda

    Publicado en el libro Palabra de Poeta: X Encuentro Oretania de Poetas Ediciones C&G 2018  © copyright.
                                                            
En la fotografía el alcalde de Aldea del Rey con los músicos y poetas que intervinieron entre ellos, Toñi Piqueras, teresa Sánchez, Nieves fernández, Eugenio Arce, Jesús Lara, Juan José Guardia, Luis Romero,María José López, Luis Díaz-Cacho, Julio Criado, Alfar Arias, Natividad Cepeda...