martes, 29 de marzo de 2016

Tomelloso: cruce de caminos cervantinos

                             Cuando se llega a la plaza de Tomelloso se puede contemplar un edificio del siglo XVII, es la Posada de los Portales, declarada monumento histórico-artístico, es uno de los edificios amados y emblemáticos de nosotros, los tomelloseros. La Posada de los Portales  representa nuestro carácter acogedor. Desde su estructura señorial y sus balaustres de color almagre nos dice que por sus puertas pasaron muchos viajeros, arrieros, comerciantes, cómicos de la media legua, muleteros, compradores de vinos y licores, joyeros y orfebres, turroneros y ópticos, esquiladores y carboneros, vendedores  de miel y mazapanes, fotógrafos y cantareros, recaudadores...Todos ellos traspasaron sus soportales y se apoyaron en sus columnas toscanas, mientras veían pasar por la plaza grande y redonda de Tomelloso la actividad de un pueblo trabajador y pobre sin escudos ni hidalgos. La Posada, aún hoy que está restaurada, al verla desde el exterior, no podemos dejar de ver en ella a las antiguas ventas manchegas. Esa venta donde sitúa el autor del Quijote, que éste fue armado caballero. 
Se dice de Tomelloso erróneamente, que es un pueblo joven. Nada más incierto y falaz. Tomelloso está asentado en una estepa, plana, por eso sus calles son rectas, y sus contornos se ven desde la lejanía, por la carretera sin obstáculos; sencillamente porque Tomelloso es netamente manchego.
Escribe D. Lorenzo Sánchez López investigador y Doctor en Geografía e Historia en su libro "EL BOMBO TOMELLOSERO espacio y tiempo en el paisaje", "El paisaje manchego no es un paisaje cambiante en cada curva. No, aquí sólo hay un paisaje, a él sólo acceden los ingeniosos como el hidalgo caballero, sólo pueden verlo - si no se lleva la frecuente prisa de los modernos turistas - los caballeros andantes, los viajeros de a pie, pues aquí el paisaje está conseguido por el fruto del trabajo del hombre.
“Tomelloso nació alrededor de un cruce de caminos y de un pozo; y como tal asentamiento de almas se le nombra  en el año 1490 Isabel Rodríguez -la zamorana -  funda una capellanía a la que deja miles de hectáreas de tierra -Archivo de Socuéllamos, publicado por Porfirio San Andrés - "una heredad en el término de Tomelloso".
También Tirado Zarco afirma:  "Pedro Muñoz, Posadas Viejas, Villarejos Rubios y Tomelloso fueron sacudidos por las pestes de 1371 y 1400, y después de diezmados se despoblaron con las tercianas de 1410".
El investigador  Francisco Javier Escudero Buendía en su libro "Tras los orígenes de La Mancha de Vejezate escribe entre otros muchos  datos: "Los Tomillosos fueron tomados como punto de referencia  a la hora de establecer las particiones medievales, (1294) El mismo autor, Escudero Buendía, recoge: “La declaración de Pedro Alonso de Belmonte, labrador, no deja lugar a dudas : "A  estado mucha veces en el dicho Tomilloso, e que le parece que ha sido poblado de antiguo tiempo porque ha visto el villar, e ciertas tapias e cimientos que hay hechos antiguos en el Tomelloso, e sitios de casas, e por esto cree este testigo que fue poblado el dicho Tomelloso de población de gentes de antes de ahora, porque hay un pozo antiguo junto al villar e hay muchos cimientos viejos e pedragales ". Escudero Buendía continúa diciendo que "Tomelloso fue tomado como mojón porque fue una población equiparable a otros lugares". Poblaciones que en el pasado fueron  "íberas, y romanas, con población medieval que se poblaron y abandonaron  a lo largo de la historia".  De la misma forma que ocurrió en muchos otros pueblos de España y La Mancha.
"Que Tomelloso fue Íbero - Romano, lo atestigua el hallazgo  hace varias décadas en obras de la calle D. Víctor, de cuatro denarios de plata". Datos fiables y demostrados de que este pueblo no es un recién llegado dentro de nuestra propia y común historia. Lorenzo Sánchez López dice: "Las Relaciones histórico-geográficas-estadísticas de Felipe II son, sin embargo, lo suficientemente amplias como para  reconocer anteriores ocupaciones", y continúa diciendo. "Aparte de que el pozo declarado, es decir, Los Tomillosos, fuera también un villar con casas destruidas y alguna que otra alquería junto a un pozo, elemento éste fundamental para repoblar.
Sanchez López sigue aclarando que la existencia en 1531 hace menos difícil la ocupación definitiva de Tomelloso, pues  poblar junto a un pozo, no lejos de varias alquerías, y en la transitada cañada ganadera de los Serranos. y cerca, de la no menos transitada real cañada de Carreteros, por donde transcurre el camino real de Villarobledo, no suponía en aquél tiempo ninguna proeza. Testimonios y datos todos ellos de que jamás hemos sido los últimos en llegar a esta tierra llana y manchega.
Juan José Serrano Córdoba, mi abuelo materno, nació en Argamasilla de Alba, de él escuché contar muchas viejas historias del pasado, que a su vez le fueron contadas a él. Una de ellas es la que se refería a Miguel de Cervantes y su enamoramiento de la mujer del alcalde, y a cierto requiebro, dicho a la dama, por lo que se decía fue puesto en prisión. Mi abuelo decía que así se había venido contando desde que sucedió, de padres a hijos, y que el tal Cervantes,  tenía fama de enamoradizo y mujeriego. La citada leyenda la recoge Pascual Antonio Beño Galiana en su libro: Argamasilla de Alba. El lugar de la Mancha. Yo la escuché antes de que el libro estuviera escrito. Si hay que admitir y defender, que D. Rodrigo de Pacheco, es el personaje en el que se inspiró Cervantes, para su hidalgo, loco y cristiano, por su parecido con la descripción cervantina de don Quijote.
Si  en el capítulo II de la primera parte se lee: "cuando el famoso caballero Don Quijote de la Mancha, dejando las ociosas plumas, subió sobre su famoso caballo "Rocinante", y comenzó a caminar por el antiguo y conocido campo de Montiel". Si, "su rocín y él se hallaron  cansados y muertos de hambre, y que mirando a todas parte, por ver si descubrían  algún castillo o alguna majada de pastores... vio la venta... “y más adelante se sigue leyendo lo que el posadero le dice a Don Quijote. - "Si vuestra merced, señor  caballero, busca posada, amén del lecho...
" Si Tomelloso está en el campo de Montiel, a una legua de Argamasilla de Alba que pertenece al campo de San Juan, si además recordamos que Tomelloso desde antiguo ha vivido alrededor de un pozo, y que en este pueblo hasta los años sesenta ha habido posadas, y muestra de esa verdad es la simbólica Posada de los Portales, además de la majada de pastores que va buscando y con los que come en el capitulo XI  titulado: "De lo que sucedió a Don Quijote con unos cabreros", donde se nombran, también en el capitulo X, los chozos; nombre que se le daban a los bombos. Bombos tomelloseros que elevado a la perfección de las construcciones de piedra seca, son en la actualidad un símbolo inequívoco de nuestra permanencia durante miles de años en estas tierras.  Y si Argamasilla es un lugar cervantino, no lo es menos Tomelloso, ya que desde aquí hasta Pedro Muñoz, y desde éste, al Toboso, el paisaje es auténtica Mancha. Tierra llana, tierra seca, estepa y horizonte, molinos cercanos los de Campo de Criptana, lugar cervantino indiscutible.
Tan cervantino como Tomelloso con su carácter sentencioso y franco, a la buena de Dios, como lo era Sancho Panza, con su miaja de ironía, y su realismo a la hora de valorar más, lo que deja dineros, que aquello otro de soñar sin tener cuartos y cosquillas en las tripas.  Si Argamasilla de Alba aspira a ser la patria de Don Quijote no es menos cierto que por estos parajes tan cercanos los unos de los otros, sin lugar a dudas, que pasó Miguel de Cervantes, y a buen seguro que pernoctó en alguna posada de las muchas que había.
Para sacar a relucir la historia a veces hay que saber leer en las piedras desgastadas de los edificios que permanecen de pie a través de los siglos.  Porque de no hacerlo así se cometen errores que el paso de los siglos se ocupa de desmentir.
Porque no se lo logrará obviando a Tomelloso. Hasta hoy los tomelloseros hemos sido sanchos, que es tanto como decir rudos, porque subsistir ha sido para nosotros prioritario
Ahora tenemos el sagrado deber de reunir entre todos, ese patrimonio cultural e histórico, que nos pertenece, y erradicar el desconocimiento de pueblo sin historia, novato y con cierto complejo de advenedizos porque nos sentíamos con las manos vacías, cuando en realidad siempre las hemos tenido ocupadas en vivir de nuestro trabajo, ese ha sido y es nuestro linaje, nuestro orgullo y nuestra casta.

                                                                                                 Natividad Cepeda


 Arte digital: N. Cepeda
Publicado en el Diario  La Tribuna de Ciudad Real  
 



martes, 22 de marzo de 2016

Las bestias del Apocalipsis han vuelto a visitarnos en Bruselas

 Y ahora, cuando la sangre cubre el suelo de Europa ¿quién defenderá  la integración de quienes matan y asesinan a quienes les tienden la mano?   La población no lo dice; calla y silenciosa no confía en quienes beben el odio y salen de caza gritando el nombre de su dios.
La población, sin palabras, se pregunta por qué hay que cobijar a quienes no respetan la cultura europea.  Los que piden ser ciudadanos de Europa y cuando van y vienen por nuestras calles nos masacran una vez, y otra vez,  sin darnos tregua a llorar a los nuestros.
La población se pregunta  ¿quién les da las armas, quienes les dan esas monedas manchadas de terror para  trocarlas en sangre despedazada? La violencia en las ciudades de la vieja Europa ha creado un caldo de cultivo de repulsa: miedo a los que  son diferentes.

Hoy Bélgica  gime, grita en silencio, recoge los despojos de Bruselas y ordena  que la ciudad se detenga” porque el corazón de Europa de nuevo ha sido masacrado”   “Golpeado y por esto se ha de tener una lucha específica contra la falsificación  de documentos: unidos, juntos contra el tráfico  de armas y reforzar los servicios  de información dentro del nivel alto de  amenaza que hay sobre las ciudades de Europa. En estos términos lo ha declarado el ministro belga.
Y los que huyen a estas horas saben que el refugio ansiado está mucho más lejos de conseguir. Los suicidas que se inmolan ignoran que los inocentes que matan sin voz claman venganza. Y la venganza carece de misericordia y de cordura.
No basta con llorar con Bruselas: no será suficiente poner en los móviles banderas belgas, ni llevar flores a donde yacen los despedazados cuerpos; no. El miedo cegará el alma y crecerá el rechazo a los que no sean iguales a Europa.
El pueblo calla. Los pueblos del Occidente europeo han empezado a sentirse aplastados y poco a poco no querrán saber nada de los que llegan aquí para herir y golpear el corazón de cualquier lugar de Europa.
Dar posada al peregrino está dentro de las Obras de Misericordia del cristiano, pero hay que recordar que las personas no somos ángeles y una piedra golpeada con una maza continuamente termina por romperse. Por aquí, en las tierras que cultivan viñas, se dice que “el miedo guarda la viña”: más o menos que cada uno debe defender lo suyo. Ojalá que estos lodos ensangrentados no traigan barros donde nos impidan ser justos.
Las bestias del Apocalipsis   han vuelto a visitarnos segando la vida de los inocentes y cortando la esperanza de muchos otros. Hoy sí estamos ante una semana de dolor: La cruz vuelve a clavarse en el Gólgota. Que el amor no nos abandone para seguir amando por encima del odio.

                                                                                                  Natividad Cepeda


 Bruselas ha confirmado que las explosiones que se han producido durante la mañana del 22 de marzo de 2016 han sido provocados por una ataque yihadista suicida. La ciudad belga ha sido sacudida este martes por varias  explosiones en su aeropuerto y el metro de la ciudad, en el barrio donde se encuentran las instituciones europeas, dejando decenas de muertos y de heridos.

Fotografías  de las publicadas hoy  en  la Red




viernes, 18 de marzo de 2016

La esclavitud del poder y la riqueza frente a la libertad de Jesucristo


No es fácil elegir vivir en libertad ante las dificultades diarias. Ni es fácil seguir a Jesús de Nazaret  cuando dice que dejemos todo y lo sigamos. Y resulta casi imposible abandonar las redes y la barca y seguir a quien dice que todo eso no importa. La realidad es salir al mercado de la vida y luchar por conseguir la supervivencia cueste lo que cueste. Porque Dios, es ese misterio abrumador que nos promete reinos intangibles y premios dudosos en mitad del luto y del dolor humano.
Se ha escrito que Dios lo ve todo: que no hay brizna de hierba que su ojo vea brotar ni grano de arena que su aliento no mueva.
Se nos dice, que Dios que es el primero y el último, la respuesta que buscamos desde nacer hasta morir. Y en esa historia nuestra el legado verdadero es dejarnos elegir en libertad el camino a seguir.
Nos alegramos cuando escuchamos decir que Dios ama a cada uno de nosotros,  pero convivir es a veces terriblemente inhumano. Porque cuando caemos,  porque otros nos tiran   y no hay una mano que nos socorra y ayude,  dudamos de la existencia de Dios.
En medio de nuestro mundo actual y enfebrecido por todo lo conseguido por la ciencia y el estudio de las nuevas tecnologías, nos suena engañoso la palabra Dios y la fe en él. Y el laicismo con su rostro escrupuloso de autenticidad coopera a alejarnos de ese misterio que es Dios, porque no creemos nada más, que  en lo que vemos y tocamos. Aunque ese ver, sea una pantalla de ordenador, de plasma televisivo o de nuestra argolla particular del teléfono móvil.

Soñamos con un mundo mejor. Y para conseguirlo copiamos y pegamos en muros inventados por la tecnología, citas y frases que nos dicen que con eso es más que suficiente para lograr esa felicidad buscada desde la noche perdida de los tiempos, de los que no tenemos historia atestiguada. Y en este conformismo civilizado vamos nadando contra toda corriente humanizada. Las palabras de sometimiento nos inundan. Son una riada que avanza engullendo a su paso el espíritu sagrado que busca la existencia de Dios.  La ceguera es tan usual que nuestro estilo de vida ha conformado la disculpa de los que nos hacen esclavos y medran sin ética ni culpa de pecado, gracias a la hipocresía del mercado sin fronteras, donde una vida humana solo cuenta cuando aporta riqueza a los engranajes de los que ostenta el poder y la riqueza.

La palabra que  nos fue dada por Jesús de Nazaret: Cristo Jesús –El Mesías- es la fe de todos los cristianos; en Él creemos como Redentor nuestro. Creemos cuando nos conviene dentro de nuestra envoltura egoísta. Somos sus seguidores, cuando su mensaje y enseñanza, no aborta la ambición personal. Cuando nos escondemos detrás de telones que nos ocultan la realidad macabra de los que son perseguidos por ser creyentes en Cristo. Por los que son ultrajados por carecer de derechos, cuando todos, tenemos derecho a una vida digna.  Cuando con facilidad nos dejamos seducir por los juguetes que nos proporciona el Estado, cualquier  Estado actual para impedir que busquemos soluciones a la injusticia, al abuso de poder y la corrupción de legisladores y gobernantes olvidando, dar a Dios, lo que es de Dios, y al  Cesar lo que es del Cesar. Ósea, a todos aquellos regidores, presidentes, reyes o gobernantes llamados con nombres distintos, con el mismo significado para manejar la vida de las personas que viven y mueren bajo su poder y dominio.
Y por eso Jesucristo es molesto.  Tan nocivo que olvidamos su amor. En esto momentos de comunicación constante se habla  de solidaridad como una producción de abundante cosecha fraternal,  pero olvidamos que la solidaridad no es acoger por unos días a las personas y dejarlos después sin apoyos y sin defensas. Carecemos de verdadera conciencia    responsable. Y en estos días donde la primavera desgreña de madera muerta  árboles y arbustos, cubriéndolos de brotes y flores, vuelve ese Cristo Nazareno a preguntarnos qué hacemos al seguir crucificando a otros cristos, mujeres, niños, ancianos y hombres en el monte de la calavera del mundo.


Y yo me pregunto, ¿en qué espejo nos miramos cuando no vemos los infiernos consentidos?  Si  Dios es  ese Cristo que pasea por calles y plazas, alzado y exhibido en ricos tronos del fervor popular, que reclama con su ornamento y luces quitar tinieblas y pesares a tanto sufrimiento… ¿Dónde queda la palabra de Jesús de Nazaret?  ¿Dónde el amor?  ¿Dónde el pan de cada día y el perdón?
Semana Santa en España es el fervor popular; la catequesis del ocio y la fe de los que siguen orando en templos solitarios y olvidados. Semana de Pasión,  cuando recordamos a las religiosas asesinadas, hace pocos días de la Congregación de Teresa de Calcuta  y por cobardía y complejos no se dice en medios informativos.   Semana Santa de tantos perseguidos por su fe,  y sin fe,  por el terror de los fanáticos, sin Dios y sin amor. Dolor de Viernes  Santo; de  todos los viernes sin esperanza y con dolor. Y amor fraternal de Jesucristo cuando nos dice, también hoy “Yo soy la resurrección y la vida” “Yo Soy, el que habla contigo”  
No, la Semana Santa no es sólo imágenes religiosas talladas y mostradas para recordarnos una muerte: no lo es para mí.   La Semana Santa es para meditar sobre la esclavitud que tenemos y la libertad predicada por Jesucristo, actual y vigente en cualquier esfera del mundo conocido.




                                                                                          Natividad Cepeda

 Arte digital: N Cepeda


viernes, 11 de marzo de 2016

12 de marzo de 2004 millones de ciudadanos se manifiestan en toda España contra los atentados terroristas de 11-M en Madrid.

Pienso, por un instante, en los millones de ciudadanos con un dolor  crecido que se respiraba en el aire, aquel doce de marzo de dos mil cuatro, cuando tomamos las  calles. Las plazas y calles de nuestras ciudades, de los pueblos pequeños y olvidados, de los pueblos grandes  y orgullosos. 
Salimos  rotos, en vigilia  por el vacío dejado  de los que no volvieron a salir  de los trenes.  Recuerdo el temblor impotente y la voz apagada por una losa de muerte. 
Cayeron sobre todos nosotros los espejos rotos de ventanas que no tocábamos, y sentimos el grito desgarrador de aquellos que fueron masacrados. 
Errantes continúan sus pasos cuando marzo se asoma  al calendario. Las lágrimas vertidas se olvidaron. Y cayó el silencio de aquella crueldad  innecesaria. 
Por un instante vuelvo a remover el pasado. Los muertos abrieron las puertas de los palacios para unos, y para otros las mismas puertas se cerraron. Los reyes que ocuparon el palacio se marcharon pero los muertos siguen sin regresar al mundo de los vivos.
Desde aquél funesto día la sombra de la duda se quedó  entre cimientos de mentiras vertidas en aras del poder. Y una telaraña se retiene en el recuerdo del atentado de los trenes ocurrido en España. Algo se le cayó a nuestra democracia, su diadema impoluta de brillante señora nos ha venido oscureciendo la claridad de parlamentarios e informadores; y bajito, muy quedo, seguimos pensando, muchos más de los que parece, que lo ocurrido aquel once de marzo en Madrid de España,  guarda alientos nauseabundos  entre la garganta de los años transcurridos.  
Pienso, por un instante, que quizá en el ministerio del tiempo, esa serie televisiva que se adentra en el pasado, nos descubra quienes fueron los que nos robaron la vida de los nuestros y la confianza en los políticos. 
Hoy doce años después la duda sigue alimentando la cepa de la incertidumbre porque queda una cavidad que nadie ha llenado con datos fidedignos.
Pienso, por un instante, que las voces de los muertos siguen preguntándonos quienes fueron los que firmaron su sentencia de muerte.
Probablemente los acontecimientos actuales tienen algo que ver con lo que no se esclareció en el pasado.

                                                                                                                 Natividad Cepeda

Arte digital: N Cepeda

martes, 8 de marzo de 2016

MUJER DE AUSENCIA Y SUEÑOS

 

Hay por los pueblos de aspecto sobrio y señorial de la Mancha,casonas cargadas de añoranza y penumbra. Y el beso de la tarde en la sombra del pozo. Allí, los patios rescatan el murmullo convaleciente de los sueños y dejan de ser cenizas en el viento.


Llego en la tarde, invisible, a los ojos de todos,  para reconocerme a través de postigos y alacenas, con el firme propósito de ser azul, y tenue sombra de aspas de molino. Para llenar de harina el yugo de mi ausencia dejando de ser mujer de sueños y paisajes.


 Ahora, voy recuperando, lentamente, desde las amplias salas
 donde se cuelgan retratos de otros tiempos, la congoja y el tacto
 detrás de los cristales, cuando la luz que se marcha al poniente,
 es antigua existencia almacenada, en símbolos de extraña soledad.


Ando sin salvoconducto, sin ninguna coraza que me aleje del riesgo
de que al descubrirme otros ojos, me crean enajenada. Y es sutil
el vértigo perenne y poderoso al pisar una vez más las piedras
de las calles, los sillares caídos, las alforjas, yacentes en la estaca.


Todo, aquí, sigue su rumbo de siglos y se abraza el misterio en nubes
que pasan, y dan sombra fugaz a los rebaños, que persisten alrededor
de la pila del pozo. Todo, es sustancia que lo Eterno alimenta y tutela,
desde las estrellas que trazan los caminos en la osamenta de la noche.


Vengo desde la frontera de la alucinación donde ya no hay memoria
ni sed, ni vaticinio que me asalte. Sin prisa, amo cada perfil de rama
dibujada por las luces del día en las viejas carrascas, estáticas y nobles,
como son todavía las mujeres nacidas de mi carne, a su sombra y cobijo.


Somos en este puntual lugar del mundo ráfagas de amor multiplicada. Y temblamos por esta tierra con el mismo temblor del pabilo al arder en la cera. Somos barro que Dios, como hábil alfarero, una y otra vez moldea en el troquel de mi estirpe. Por ello somos sueños que regresan.


Somos  voz alzada encima de los pueblos, el pedernal que enciende los rubores y el engranaje de posibles futuros. Soy mujer que se inventa o es convocada para que los lugares sean mágicos. Molinos de mástil carcomido vistos desde la lejanía y añorados por gentes de razas diferentes.

Somos mujeres nacidas a la sombra y la audacia del caballero más noble
y legendario, el más loco y el más cuerdo, el de la tristeza más humana,
el primer solidario que se echo a los caminos para ser universal hermano
de toda injusticia y desatino. Perdura y vive en el alma de la gente de aquí.

Me duelen sus heridas, como me duele la tierra sedienta de la Mancha.
Y vuelvo con nombres diferentes a ser bella y altiva. A ser mujer
de este lugar de fábula para amar sus rojos amapoles, el rudo tomillar
de sus montes, la cardencha que desafía al sol reinando en los veranos.


Mi nombre puede ser Quiteria o Dulcinea. Teresa o Dorotea,  surgidas
de la sangre de uvas y candeales. Dispersadas entre el misterio de ayer
acudimos a renovar ensueños, en este tiempo donde la luna ha empezado
a contar otros mil años. Mil años de aventuras que crecen y nos buscan.


Mi distancia de siglos tiene los pies ligeros. Mis cabellos al aire trazan surcos arados por los hombres de aquí. Y oigo el pulso de la vida, de la tierra que llama a sembrar la besana. A nacer
del impulso para morir amando. Al menos por amar, un instante.


Por sentir el sudor después de haberse entregado. En silencio, como yunta de futuras raíces, a conciencia, y segura de llevar en mi seno, el fluido no acallado de la risa de un niño. Ofrenda que sostiene amor y vida. Batalla sin derrota de toda  ensoñación.


 Mi libertad  se asienta en no olvidar el talle del molino y la plaza,
 de compartir pan en la posada, fuego en invierno, y agua para la sed
desde el agua del pozo. Desde el vaso con vino en la taberna, brindando
 por una mujer, soñada, por un hombre en el remanso de la noche ...


  Hay que recuperar lo esencial por si alguien nos espera sin saberlo.
  Tener mi lámpara encendida, por si el Caballero de la Mancha
  decide invadir mi corazón con su tristeza. Probar que es temprano
  aún, para buscar en los caminos una historia de amor que nos ampare.


                                                                                     

                                                                                                Natividad Cepeda


1º Premio de Poesía del Concurso Literario del Molino de "La Bella Quitería"  2001
Munera (Albacete)
 Arte digital: N Cepeda


viernes, 4 de marzo de 2016

Desencanto.

Asistimos  al olvido del honor en esta sociedad  plural y global donde los triunfadores son aquellos que carecen de ética y moral.  Las élites actuales siguen ocupando los mismos puestos de poder que las de cualquier otro momento histórico; llámense políticos de formaciones de izquierdas con sus mensajes populistas de paraísos imposibles de cumplir,  o de los denostados centro derechas, conservadores, liberales, demócratas… todos, los que nos han decepcionado precisamente por carecer de honor.
Y sin esa primicia la claridad en los enfoques que se nos muestran carece de credibilidad. Por todo ello la duda anida en las mentes de todos nosotros como una telaraña sucia que impide ver la limpieza de los que nos ofrecen salvaciones.
Por eso en los asientos donde el pueblo habla sin miedos ni complejos; ese pueblo alienado sin otra salida que las nuevas tecnologías, donde nos miramos el ombligo, y nos dejan hacerlo, porque así nos tienen entretenidos, se queja cuando le toca sufrir la injusticia en carne propia. Cuando descubre que las grandes cuestiones no son las que se muestran por ellos, los políticos y sus élites de poder dominante, donde los otros, no cuentan, no existen, no son nada. Y sin embargo si son necesarios para alimentar a todos ellos. Porque esa es la cuestión principal, exprimir al pueblo ofreciendo falsas esperanzas esgrimidas desde los oradores en mangas de camisas, pantalón semiarrugado y cortes de pelo a lo descuidado buscando impresionar a ese pueblo del que dicen formar parte… con la discrepancia de captar adeptos mientras tienen dividendos para esas campañas de corte revolucionario sin explicar de dónde les viene el oro para tanta movida tan bien orquestada.
Indudablemente que todos ellos necesitan al pueblo para poder subir hasta el podio donde se sienten señores y no siervos.
De ahí nace ese desencanto  que nos ahoga y ensordece de comprobar que los unos y los otros nos utilizan para su propio beneficio con planteamientos de excelentes profesionales del deshonor y  la codicia, aliñados con el toque sutil de la vanidad más depurada dentro de sus atuendos y palabras. Y las tribulaciones del pueblo carecen de importancia. Alcanzar  riqueza es la meta y para conseguirlo el poder es el camino ideal sin honor, y sin otro principio que el de conseguir el acatamiento y el beneficio logrado de los impuestos a ese pueblo que se deja en los papeles oficiales el esfuerzo de su trabajo y de su pobreza creciente día a día.   ¿Desencanto? Sí. Mucho desencanto y demasiada cobardía por miedo a decir la verdad y que se nos castigue aún mucho más de los que aún lo estamos. Porque cuando se detecta parte del cieno en el que vivimos los que carecemos de rango social o cotas de poder político, el miedo a ser castigados nos atenaza y sucumbimos a esa maquinaria del poder  callando tatas veces lo que jamás se debiera callar.
España se empobrece y todavía se nos dice que hay que dar a los que llegan algo de lo que carecemos. Pregunten e indaguen la realidad de las listas de espera de hospitales, la economía flaca de las familias que con pudor se callan y como hacían los hidalgos hambrientos del Siglo de Oro ocultan el derrumbe de agricultura y ganadería, de tantos autónomos y familias sin ayudas reales. Si, preguntes sin palabras, miren los pueblos que envejecen y se despueblan, los niños que no nace, y los viejos que se mueren solos.
Ese desencanto existe no solo en las grandes ciudades donde hay manifestaciones en plazas y tribunas de intelectuales con aires de salvadores, también existe en el silencio unánime de los que pueblan los puntos cardinales de esta España que se mira el ombligo para evitar verse el verdadero rostro de su realidad.

                                                                                                       Natividad Cepeda     

Arte digital: N Cepeda