viernes, 31 de enero de 2020

El campo es un lamento de fiebre reprimida


Ven, venir, a ver en los pueblos las fiestas actuales plagadas de atuendos y disfraces conmemorando batallas épicas allí, donde ni se conoce la verdadera 

Historia. Venir por los caminos donde reina el bandolero actual robando aperos, motores, tractores y cosechas desde hace décadas y no hay seguro que lo cubra ni político que se atreva a solucionarlo. Llegar a estos pueblos desolados donde la vida se acaba porque solo quedan viejos amarrados a su terruño y a sus recuerdos. 
Llegar vestiros de turistas y, por una vez, conocer la soledad de la España en despoblación sin el discurso de la masa amaestrada que, por supuesto, no reside en estos pueblos…
El campo es un enajenado de los núcleos urbanos, poblado, según nos retratan, de gente zafia, de los que se hacen chiste y burla. La gente se ha creído que avanzar es proteger la fauna y la flora olvidando a quines viven de cultivar los campos. En las Delegaciones de agricultura se mide palmo a palmo por el SigPac los cultivos y se multa a los propietarios agrícolas si las medidas no concuerdan con lo que muestra el satélite, olvidando que los permisos de plantación fueron expedidos por esas oficinas, y aunque se muestren los permisos oficiales, nada se puede hacer salvo pagar la multa como esclavos de un sistema atroz y desmesurado.
En las recolecciones falta mano de obra a pesar de estar las oficinas de empleo saturadas de desempleados y desempleadas, los emigrantes que han llegado a nuestros pueblos como maná humano, si no tienen “papeles” en regla, no se los puede contratar, y si se les contrata, para que se les concedan los “papeles” con los que puedan demostrar que sí tienen trabajo, al empresario agrícola, que es un trabajador como ellos, se le multa. Expliquen ¿como se soluciona esta problemática de la que nadie habla?

Los autónomos no son justos y hay que enviarles inspectores para mirar explotaciones ingresos y facturas por si delinquen. Los autónomos agrícolas no tiene sociedades donde enmascarar ganancias y desaparecer con levantamiento de bienes cuando la empresa no tiene ganancias. Esos rudos trabajadores autónomos no suman las horas, las jornadas, que ellos echan al cabo de cada día del año. Tampoco el frío y el calor, la soledad aparejada a su trabajo, ni tienen psicólogos cuando la cosecha se pierde por inclemencias del tiempo o, porque el mercado ha dejado de adquirirla.

Ahora se manifiestan y gritan su desesperación y son apaleados, heridos, vilipendiados cuando tanto se vocea en canales y tribunas sobre derechos humanos convertidos en papel mojado por su ineficacia; por ejemplo, los asesinatos de mujeres que no cesan. Ni nadie se rasgó sus vestiduras políticas cuando el precio del aceite bajó, los melones y sandias no se pagaron y las cebollas sin recoger eran un llanto en los campos, por citar algunos casos que se pueden incrementar con todos los productos agrarios.
Graznan los cuervos sonriendo ante el abandono de este sector y olvidan que cuando se abandonen los campos también sucumbirán los que viven de ellos; mecánicos, electricistas, gasolineras, albañiles, carpinteros, camiones, cisternas ...todos se quedaran sin trabajo y ¿ adonde irán? A las ciudades a las que habrá que seguir surtiendo de productos agrarios del campo español o de campos extranjeros. La trampa es engañosa y como asegura la sabiduría popular no se puede sacar patillas de donde no hay pelo.

¿Quien da la consigna para la vida actual destruyendo lo que genera vida y trabajo? ¿Acaso el pasado siglo XX en su principio no fue un siglo plagado de violencia, destrucción y muerte, y hubo que salir de aquellas ruinas violentas en la vieja Europa, que ahora un siglo después vuelve a olvidar lo que no debería olvidarse.

Desde lo más profundo nace la agricultura en los seres humanos. Y la moral es el sustento de los pueblos para vivir y crear riqueza. El bienestar de nuestra sociedad ha costado demasiado conseguirlo para tirarlo como si la existencia humana no importara. El choque de unos contra otros abre brechas de odios difíciles de saturar cuando se producen. Y no todo es viable, Y no todo es correcto, ni esta bien, incluso cuando ese fin viene desde los propios gobernantes. El cariz que está tomado nuestra sociedad de no convivencia radicalizada desde los ámbitos políticos para conseguir sus propios fines de usura y mercadería, nos convierte en bocas sin voz si no queremos tener problemas, o en meros parias al servicio de ególatras ambiciosos.

El campo se queja y los pueblos hace mucho tiempo que se están quedando vacíos. Todo es tan primario que el equilibrio social se nos resquebraja al destruir lo que nos da prosperidad y vida. La superioridad acrecentada en la soberbia anula la verdad y destruye todo lo que debe protegerse y cuidar. No lo olvidemos.



Natividad Cepeda

domingo, 12 de enero de 2020

IV Encuentro Poético de Año Nuevo (La Mancha Poesía: Un Corazón Latiendo)


Diario Lanza.
 Opinión Natividad Cepeda Tomelloso 12 Enero 2020
IV Encuentro Poético de Año Nuevo (La Mancha Poesía: Un Corazón Latiendo)


En los encuentros poéticos han participado poetas de Ciudad Real y de Toledo, dentro del área unitaria de las características comunes manchegas como voz que no ha dejado de existir, predecesores de los trovadores del pasado.

Empezar el año nuevo con un encuentro poético es entregarse a soñar sin límites ni edad como si la alegría de la Navidad nos envolviera el corazón en un bello papel de regalo. Y sin temor a mostrar nuestra intimidad con diferentes palabras volcamos el sentimiento y la emoción en los primeros poemas del joven año.

No vendemos nada. Los poetas, casi todos, no sabemos ser oportunistas, tampoco comerciamos con el valor de hallazgos poéticos. Salimos a la palestra con la trasparencia del verso en los labios en ese torneo de fe que es toda poesía.

El IV Encuentro Poético de Año Nuevo o Festival de Año Nuevo, La Mancha Poesía, Un corazón latiendo; comenzó su andadura a principios del año dos mil diecisiete, más concretamente el día 3 de enero de dicho año, aprovechando los actos que se realizaron en Alcázar de San Juan para el IV Centenario de la Muerte de Miguel de Cervantes.

Por ese motivo se realizó en el Museo de Alcázar de San Juan una Exposición de Pintura. El promotor de la exposición Tomas Verdugo, para clausurarla se dirigió a Juan Justo López, miembro de la Asociación de Escritores del Común de la Mancha, para organizar un festival de poesía. La Propuesta fue secundada por José Fernando Sánchez, presidente del Patronato de Cultura de Alcázar de San Juan y por Luis Ángel Ajenjo, presidente del Ateneo de Alcázar de San Juan. La conclusión es que a partir de ese proyecto y con la fecha fijada del día 3 de enero nació un encuentro poético de cuatro años gracias a los pilares del Ateneo alcazareño, la Asociación de escritores del Común de La Mancha de Quintanar de la Orden junto con el Patronato de Cultura del Ayuntamiento de Alcázar de San Juan.

En los encuentros poéticos han participado poetas de Ciudad Real y de Toledo, dentro del área unitaria de las características comunes manchegas como voz que no ha dejado de existir, predecesores de los trovadores del pasado. Aquellos que en lengua vulgar hicieron llegar desde los afamados castillos a las plazas y posadas los cantares de amor y de batallas dedicadas a las damas y a Dios, por los poetas místicos.

Actualmente el prodigio de los poetas es que siguen componiendo versos de amor y versos sociales, similares a esas gestas castellanas que nos han llegado en romances, villancicos y cancioncillas recogidas en las obras de nuestros clásicos, desde Fernando de Rojas en La Celestina, Miguel de Cervantes en Don Quijote, San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús, por citar algunos de ellos.

Poetas, los de hoy, que recogen vocablos de localismos casi desaparecidos aportando a la cultura tradiciones e identidad de un castellano extinguido o en desuso. Palpar emociones es sentir el temblor del asombro de aquello que nos hace sentir la sonora voz del pasado hasta traerlo a un poema.

Las voces de los poetas se diluyen, se olvidan y cuando se publica un poema entonces el poema es un legado para todos. Este año hay una importantísima novedad en el latir de la poesía de este encuentro manchego, y es que se publicará un libro con los poemas de los participantes. Es el regalo de reyes de este año nuevo poético donde podremos posar nuestra mirada en los poemas de Antonio Molina Bellón, Clara Ortega Ramírez presidenta de la Asociación de Escritores El Común de La Mancha y directora de la revista Dletras. Conchi Moyano Jiménez, Esmeralda Fernández Tarancón, Mª Esperanza Párraga Granados, Gloria González Jareño, Inmaculada Lara Cepeda “Maku”, Isabel del Rey Reguillo, Isabel Villalta Villalta, Javier Navarro Catalán, Juan José Alcolea, Margarita María Rosa García, Miguel Ángel Sánchez de la Guía, Antonio Owen Muñoz Morales, Pilar Serrano de Menchén, Sorin Balascau, María Antonia Dolores Ramos Plaza, Juan Justo López, María José Maeso, Mariano Lizcano Ramos, Natividad Cepeda, Remigio Arias Barrilero y Antonio Zaragoza Jiménez ilustrarán con sus creaciones este libro emocional para deleitar y conmover al lector de poesía.

Poetas sin gremios definidos, como en tiempos anteriores, llegaron a fijar estilos y pautas. A veces olvidados y otras perseguidos. Poesía en Alcázar de San Juan por considerar que es el centro manchego de los que nos reunimos y por el apoyo e interés de su Patronato de Cultura.
De la trayectoria de este Encuentro Poético anual hay mucho más que explicar, así consta en mi archivo, gracias a lo que me hicieron llegar Luis Ángel Ajenjo y Juan Justo López, respetivamente, además de futuros proyectos. En la bóveda de este enero inicial las ondas del viento llevarán envueltas en niebla y sol los poemas de este encuentro con la única regla de la poesía, que no es otra que la libertad. La libertad de abrir un libro sin que nadie lo impida


 Publicado  el 02 Enero 2020 en © Lanzadigital

Natividad Cepeda




Adonde quiera que nos lleve la estrella nacerá Dios.




Cuadernos Manchegos| Tomelloso | Sociedad | 23-12-2019
Natividad Cepeda 




Señor dame tu luz,
para guardar en mi tu Navidad
y compartirla con los demás.

Solo en la infancia se cree en los milagros; en las infancias de los niños y niñas que no carecen de lo necesario para la vida. Sólo en la infancia se miran las estrellas soñando con ver aquella otra estrella, que dicen las santas escrituras, que guió a los Magos de Oriente, al menos creen los niños que se les narra la historia de un niño divino nacido una noche de invierno al amparo de un pesebre junto a una mula y un buey.  Ante esa manifestación los niños han guardado en su memoria el rastro de un cometa que recorrió los cielos sin riesgo de perderse en su manifestación, de ser única en el tiempo, y por esa historia, ahora hay estrellas doradas y de falsa plata, de luces y colores alumbrando las ciudades de nuestro mundo.
Dicen los increyentes que aquello no fue así, y a pesar de las muchas razones escritas a lo largo de los cientos de años, más de dos mil, nadie puede demostrar que sea incierto, ni tampoco los que sí creemos en esa estrella y su mensaje, podemos demostrarlo, salvo con nuestra fe.  Todos consideramos que llevamos razón y suponemos, en nuestro interior, que aun dudoso, no por eso vamos a dejar de celebrar aquella efeméride narrada durante tanto tiempo.

La estrella ha tomado tanta importancia que brilla en calles y plazas de nuestras ciudades. Ciudades antirreligiosas orgullosas de su laicismo en su búsqueda de una convivencia social carente de referencias religiosas, en el caso de la estrella, cristianas. Inicial pantomima al imitar profusamente en lo que no se cree.  Pero quedan tan bonitas las estrellas de luces Led, que, a pesar del abuso del gasto, tan en contra, además, del ahorro de energía, ayuntamientos de aldeas y grandes urbes alquilan y pagan alegremente ese fasto inútil de la mascarada de la Navidad.

Esas estrellas inútiles sólo sirven para ser contempladas sin otro milagro que la carente economía que cuestan y que los ciudadanos pagamos englobados en altos impuestos. Sin embargo, todos buscamos ser felices debajo de esas luces y viajamos a verlas brillar para huir de las sombras de la guardarropía que se aloja entre arcos y árboles, bolas y falsa nieve de símbolos brillantes, sin ver en el cielo brillar las estrellas auténticas. Con todo la Navidad se hace presente entre nosotros y deseamos felicidad, ahora por ese medio de WhatsApp, tan recurrente y que nos va quitando el encuentro del dialogo, a no ser, que tengamos cena o comida preparada para juntarnos. Nuestra sociedad se desgaja entre abetos de plástico y árboles envueltos en bombillas relucientes mientras la pobreza avanza inexorablemente, a pesar de tanta charlatanería de todos los demagogos de nuestra sociedad.

Llueve en diciembre y ese bautismo de agua purifica las calles y nutre campos y lechos de ríos secos de mi amada tierra manchega. En otros lugares anega calles y desborda ríos probablemente por una ineficaz ingeniería urbana. Llueve y el cielo encapotado oculta las estrellas en la noche de invierno, a pesar de eso la estrella sigue alumbrando el camino, insistiendo, que Dios nace a pesar de nosotros mismos. Brilla su luz de amor en la Historia a raudales para quitar sombras. Alumbramos de falsas estrellas nuestras calles y casas porque no tenemos fe en nuestro destino y descuidamos amarnos.

Yo, sigo creyendo en esa estrella que significa paz.  Creo en la Historia que me narra que nació un niño en Belén, Tierra Santa, y lo busco para alcanzar lo que el canto de los ángeles deseó la noche de Navidad: “Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad”.

Publicado en el diario digital "Cuadernos Manchegos"

Natividad Cepeda


Valores culturales de la Tertulia Literaria de la Madia Fanega de Tomelloso



Nadie queda de aquél corro de amigos que midieron versos en vez de fanegas de trigo.
Diariamente mendigamos amor con los labios cerrados y si no lo encontramos cantamos la costumbre de borrar los silencios y hasta aquellos sucesos que nos fueron huraños.
Diariamente despedimos a gentes que fueron sin condición algunos amigos del convivir muchos instantes buenos y, que se van de nuestro lado como la lluvia cuando deja de caer gotas limpias, y de pronto aparece en le cielo el arco iris luminoso que dice, que la lluvia se ha ido a mojar otros suelos.

Cuando yo era niña creía que la tierra era pequeña porque cuando la cogía en mis manos la modelaba a mi antojo haciendo figuras diferentes que secaba al sol, y pensaba que aquellas pequeñas esculturas, eran personas del pasado que volvían a la vida gracias al barro y a mis manos.  Rutina de la infancia que ignoraba la muerte y ese misterio eterno de querer existir por encima de todos los silencios.
Ahora miro la multitud de los que se me fueron y al contraluz de los años se desdibujan igual que el arco iris se extingue cuando el cielo lo absorbe entre sus nubes.  En ese invernadero del recuerdo escucho a los viejos amigos envueltos en su bruma. Compañeros perdidos que piden no olvidarles y el último que emprendió su viaje ha sido Pedro López-Ortega, campesino escritor desde tiempos pasados.
Tierra adentro se quedan las hojas amarillas del otoño podridas junto al tronco del invierno y al mirarlas danzando con el viento, regresan aquellos campesinos que hicieron del terruño su vida y añoranza. Con la muerte de Pedro, se ha cerrado el ciclo de los creadores de La Media Fanega Literaria, nacida en Tomelloso al amparo de la vieja posada que ahora solo guarda fantasmas de arrieros y mulos del pasado.  Todos ellos crecen desde el silencio con sus versos y quejas sangrantes por no haber podido cumplir todos sus sueños…
Los caminos inciertos son aquellos que aguardan bandadas de pasos de multitud de seres que nos siguen pidiendo que no los olvidemos. Es ahora, en diciembre, cuando vienen conmigo los que hicieron posible la tertulia de amigos al calor de un trece de diciembre para dejar caer pétalos, antes de navidad, de versos y de rimas o de prosas, por donde recordaban aquella infancia perdida entre las calles del Tomelloso amado.
Os he echado en falta  amigos silenciosos José María Rodríguez, Epifanio López, Julián Carrasco, Jesús Caro, Faustino Rosado, Jesús Madrigal, Teódula Navarro, Clemente Morcillo, Santos López, Rosarito Peinado, Antonio Armero, Félix Yáñez, Mariano López, José Carretero Julia  Perales, Ignacio Castellanos, Leoncio  Díaz,  Juan José Ruíz,  Ignacio González, Narciso Rodrigo, Pablo Moreno, Venancio  Ramírez y  Pedro López- Ortega el último que ha cerrado el circulo  de aquella fortaleza de soñadores  sin complejos: elegía de amistad por todos ellos cuando diciembre canta villancicos  serenamente  muriendo el año viejo.
Me cubre de nostalgia recordaros. Me sabe a poco traeros hasta mi escritorio donde os nombro. Y me siento indefensa clavada en el álbum del recuerdo.  Sobre la altura de los cielos alumbran con sus destellos las noches frías del invierno las estrellas, no dudo que vosotros, habitáis entre ellas.


                       

  Publicado en el diario digital de Manchainformación Natividad Cepeda | Los Lectores 12/12/2019