viernes, 21 de enero de 2022

Molinos manchegos

 


Se han quedado expuestos a un cono vacío sin el polvo en la tolva de harinas. Yacen sin canciones de aquellas molineras con fama de alegres comadres; picaras y fuertes sin la queja en sus labios en el trato diario con hombres y animales.

El encanto del molino se divisa a lo lejos  indicando la altura de cerros en mitad de la grandeza de la inmensa llanura. Castilla retiene en los molinos la paz antigua del trabajo y las cavilaciones del campesino que se acercaba a moler su trigo pensando en lo que se quedaría el molinero. De los dos, ninguno de ellos salía de pobre ni se hacía rico.

Al verlos allá en las distancias con sus precisos contornos de conos blancos y aspas oscuras, cuando les faltan la telas de moler, embarga al viajero un sentimiento de grandeza épica recordando al Caballero de la triste figura. Ese Hidalgo orgulloso de su estirpe, muchas veces con las tripas vacías o no llenas del todo que de nada se quejaba y de todo criticaba en demasía.

Se ven los molinos desde la carretera semejantes a gigantes de piedra inamovibles igual que los vio Don Quijote, recortados y dormidos mientras sueñan  con despertar de su quietud. La voz del viento hace susurrar entre sus aspas, sujetas a la pared del cono, para evitar que giren como locas, aquellos ruidos y aquellas voces del pasado que regresan cuando arrecian los aires y no hay más propuestas de visitas que el aire envolviendo en su abrazo a los molinos.

A menudo me olvido de tener fantasías y entonces me convierto en molino de piedra esperando que algún loco me venga a despertar de mi apatía y me haga girar y volar como un pájaro en las sierras vacías de molineros y moliendas. Y entonces escucho el rebuzno lejano de  un  asno perdido, o puede que yo ande buscando aquél ayer donde los molineros esperaban la llegada de los arrieros con sus sacos de trigo, o de almortas, para volver llevado costales de fina harina para gachas y  pan.

Molinos de mi tierra manchega ahora sois poesía en bocas de poetas y  aliciente de turistas intentando leer sin libro, aquellas aventuras que escribiera un viejo soldado limitado de su mano izquierda a consecuencia de una vieja batalla de la que hablan crónicas  antiguas.

En fin es signo de este tiempo mal vivir del turismo en tiempos de enfermedad pandémica y economías precarias porque al igual que antaño los sueños de los pobres son eso sueños  y un costal lleno de miserias.

 

Natividad Cepeda

 

miércoles, 19 de enero de 2022

Quedarse a la intemperie gracias a leyes marginales y a la pandemia destructora del coronavirus en España



Seguimos soportando la cruel pandemia del coronavirus en España hoy leo que ayer se publicó la siguiente noticia aclaratoria que el Ministerio de Sanidad ha añadido el martes 18 de enero de 2022 94.472 casos al recuento oficial y ha registrado 284 muertes desde el último balance. Cifras oficiales. A estas cifras hay que sumarles las muertes derivadas de complicaciones y secuelas por el coronavirus que jamás serán sumadas a las cifras oficiales pero que sí son reales y conocidas entre la población.

Escuchamos e intentamos  seguir las pautas dictadas y deseamos que todo cuanto se investiga sea efectivo para la población desde ese enjuague bucal que desactivaría la COVID "al 99%" y que la variante de Ómicron deje de ser tan peligrosa y contagiosa. Ahora se asegura que el pico de transmisión de Ómicron se produce al sexto día de dar positivo… Imposible acertar con la total seguridad de cómo se producen los contagios, salvo que te aísles y no veas a nadie. Imposible también.

A éste panorama sumamos el desplome de la economía que avanza destruyendo esperanzas y cercando a cientos y cientos de españoles a pasos rápidos. En los medios públicos, cada día menos fiables por su contaminación política, se nos dice que obtendremos ayudas. ¿Ayudas? También en eso la población está desencantada por la inseguridad que se palpa en casi todas las capas sociales, exceptuando a los poderosos que viven de los impuestos o de las fortunas intocables. Escasos comparados con la masa de población pero bien perpetrados en sus círculos medievales actuales.

El silencio sobre lo que sucede es masivo. Hay una sumisión al silencio debido al miedo soterrado de que quien protesta es obviado, en silencio.

Entre el año 2021 y éste que ha comenzado del 2022 han fallecido muchas personas mayores; ancianos y ancianas que han dejado a sus familiares una herencia gracias a su ahorro durante toda su vida en la que no se prodigaron en viajes  ni caprichos. Pues bien, hay casos personales en los que los herederos han tenido que renunciar a esa herencia porque no podían hacerse cargo de ella por los gravámenes impuestos. También hay silencio sobre esta realidad injusta y desmedida. Debido a que el Impuesto sobre Sucesiones es un impuesto progresivo, en el que no hay un porcentaje fijo de gravamen, sino que cuanto más se hereda, más se paga. El gravamen general oscila desde el 7,65% hasta el 34%, aplicándose después las mencionadas bonificaciones de cada Comunidad Autónoma. Tanto es así que el estado es quien se beneficia.

He leído en el periódico digital Econom15ta.es lo siguiente: “Hacienda oculta en la ley antifraude una fuerte subida de impuestos en Sucesiones y Patrimonio. Formaliza las elevadas  tasaciones  autonómicas  de los inmuebles. rechaza el criterio del Supremo, que exige  utilizar el valor real. El Catastro seguirá decidiendo a través de su valor de referencia”. Ante esto los herederos que viven de una nómina baja no pueden hacer frente al pago exigido para recibir la herencia de sus padres.

Me pregunto ¿dónde está la justicia, la ética y la manoseada palabra tan extendida y repetida de, solidaridad? y no encuentro la respuesta. Lo realmente cierto es que a la intemperie, faltando lo básicamente necesario para vivir hay  cientos, miles de personas en mi entorno geográfico y en otros muchos otros alejados en kilómetros, pero cercanos gracias a los medios informáticos actuales. La pandemia ha acrecentado las muertes y la pobreza y todavía sigue con nosotros.

 

 

                                                                       Natividad Cepeda