Seguimos soportando la cruel pandemia del coronavirus en España hoy leo que ayer se publicó la siguiente noticia aclaratoria que el Ministerio de Sanidad ha añadido el martes 18 de enero de 2022 94.472 casos al recuento oficial y ha registrado 284 muertes desde el último balance. Cifras oficiales. A estas cifras hay que sumarles las muertes derivadas de complicaciones y secuelas por el coronavirus que jamás serán sumadas a las cifras oficiales pero que sí son reales y conocidas entre la población.
Escuchamos e intentamos seguir las pautas dictadas y deseamos que todo cuanto se investiga sea efectivo para la población desde ese enjuague bucal que desactivaría la COVID "al 99%" y que la variante de Ómicron deje de ser tan peligrosa y contagiosa. Ahora se asegura que el pico de transmisión de Ómicron se produce al sexto día de dar positivo… Imposible acertar con la total seguridad de cómo se producen los contagios, salvo que te aísles y no veas a nadie. Imposible también.
A éste panorama sumamos el desplome de la economía que avanza destruyendo esperanzas y cercando a cientos y cientos de españoles a pasos rápidos. En los medios públicos, cada día menos fiables por su contaminación política, se nos dice que obtendremos ayudas. ¿Ayudas? También en eso la población está desencantada por la inseguridad que se palpa en casi todas las capas sociales, exceptuando a los poderosos que viven de los impuestos o de las fortunas intocables. Escasos comparados con la masa de población pero bien perpetrados en sus círculos medievales actuales.
El silencio sobre lo que sucede es masivo. Hay una sumisión al silencio debido al miedo soterrado de que quien protesta es obviado, en silencio.
Entre el año 2021 y éste que ha comenzado del 2022 han fallecido muchas personas mayores; ancianos y ancianas que han dejado a sus familiares una herencia gracias a su ahorro durante toda su vida en la que no se prodigaron en viajes ni caprichos. Pues bien, hay casos personales en los que los herederos han tenido que renunciar a esa herencia porque no podían hacerse cargo de ella por los gravámenes impuestos. También hay silencio sobre esta realidad injusta y desmedida. Debido a que el Impuesto sobre Sucesiones es un impuesto progresivo, en el que no hay un porcentaje fijo de gravamen, sino que cuanto más se hereda, más se paga. El gravamen general oscila desde el 7,65% hasta el 34%, aplicándose después las mencionadas bonificaciones de cada Comunidad Autónoma. Tanto es así que el estado es quien se beneficia.
He leído en el periódico digital Econom15ta.es lo siguiente: “Hacienda oculta en la ley antifraude una fuerte subida de impuestos en Sucesiones y Patrimonio. Formaliza las elevadas tasaciones autonómicas de los inmuebles. rechaza el criterio del Supremo, que exige utilizar el valor real. El Catastro seguirá decidiendo a través de su valor de referencia”. Ante esto los herederos que viven de una nómina baja no pueden hacer frente al pago exigido para recibir la herencia de sus padres.
Me pregunto ¿dónde está la justicia, la ética y la manoseada palabra tan extendida y repetida de, solidaridad? y no encuentro la respuesta. Lo realmente cierto es que a la intemperie, faltando lo básicamente necesario para vivir hay cientos, miles de personas en mi entorno geográfico y en otros muchos otros alejados en kilómetros, pero cercanos gracias a los medios informáticos actuales. La pandemia ha acrecentado las muertes y la pobreza y todavía sigue con nosotros.
Natividad Cepeda
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