martes, 29 de noviembre de 2016
viernes, 25 de noviembre de 2016
Muerte de mujeres en el mundo
La espalda lacerada,
la boca rota, la sangre manchando las baldosas, la cama, el baño, los prados,
el bosque, las sábanas, el jergón, la salita, la mazmorra, el enlosado, la seda
y la sarga hasta el abismo está machado
de sangre de mujeres. Todos los suspiros se enterraron. Todos los sollozos se
olvidan. Todos los asesinos son perdonados. Por qué la piel se rasga, se
acuchilla, se golpea, se tira por ventanas y acantilados, de trocea, se
entierra, se quema, se esconde en basureros y terraplenes…Por qué.
No quiero
lazos morados en mi ropa, en mi pueblo, en mi ciudad, en mi ordenador, en mi periódico
en mi vida. No, no los quiero porque de nada sirven. Para qué tanta parafernalia cuando se siguen
desgarrando vidas, cuando mueren niñas y viejas mujeres violadas, maltratadas,
olvidadas, vejadas, sentenciadas por esta sociedad mediocre y pusilánime, tan
metida en su total buenismo de escaparate de móviles y pantallas de necedad
absoluta. No, no quiero más símbolos inútiles inventados para acallar a las
mesas y hacer que se sientan importantes portando lazos que de nada sirven ni
valen.
Siento el
bramido de la muerte en mi génesis de mujer. Lo siento desde la noche oscura de
los tiempos. Viene desde el sonido lúgubre
de tambores machados de sangre entre danzas macabras. Sobre mí llevo esa
música, ese dolor inacabado, ese morir sin pausa a través de miles y miles de
años. Muere una mujer y el mundo calla. Hay un silencio de lazos morados que
taponan el grito civilizado de la débil sociedad que se los pone y les eleva hasta
un altar de estupideces.
Me
estremezco cuando leo y escucho que una mujer ha sido asesinada. Y presiento
que hay muchas mujeres que son asesinadas y nadie las reclama ni nombra. Tan,
tan, tan, tan, tan, tan anuncian los tambores otras muertes: doblan las campanas
y anuncian funerales. No me quedan esperanzas en esta sociedad amortajada de liviana
sonrisa porque si yo no grito ni sollozo por tanta ignominia entonces, de poco
valen los símbolos colgados ni el recordatorio de los maestros del engaño que
nos manipulan para que nos callemos ante esas muertes de mujeres. 25 de
noviembre es un día donde también se han asesinado a más mujeres en el mundo.
Natividad
Cepeda
Arte digital: N Cepeda
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lunes, 14 de noviembre de 2016
Los arquetipos rotos de Europa
Yo
he nacido en España y soy de esta Europa donde nacieron los juglares y sus
romances. Donde la cultura fundó universidades y se guareció el saber en
legajos, cuidados, como las mejores joyas de su estirpe en cenobios y
conventos, en catedrales y perdidos monasterios, a la sombra de minúsculas iglesias
de aldeas y villas, escritos
memorables de desconocidos escribanos y sacerdotes
que fueron anotando renglón a renglón, la vida cotidiana de los siglos
anteriores. De dónde vengo y venimos
todos los europeos.
Soy,
sin poderlo evitar, marioneta y cómplice
del destino, y el destino juega conmigo y con todos nosotros; incluso demostrándonos que por eso
seguimos reproduciendo en nuestro cuaderno de apuntes un sin fin de comportamientos que nos marcan
la vida. Siempre nos marca y nos ha marcado con palabras y hechos atroces en muchas ocasiones,
y con hechos e imágenes bellísimas en
otras. Y como asegura Platón en un dialogo de “La
república” “Habrá siempre razón para
decir que lo útil es bello, y que sólo es feo lo que es dañoso”. Tan
dañoso y horrible como la vida no respetada, dañada y excluida de lo que es
moral y bueno, para toda vida desarrollada en la tierra.
Se
habla, y hablan las voces de los que sí tienen voz, en medio de esta sociedad
ensordecida por tantas voces necias. A lo largo de los días se nos presentan
charlatanes que sobreviven gracias a la inseguridad de los demás. Y casi todos
al escucharlos, dando todo lujo de citas y máximas dialécticas nos dejamos
mojar por su dialéctica habilidosa tan carente, en demasiadas ocasiones, de
realidades. Pero ¿cómo dudar de esas voces
tan autorizadas y avaladas por un sinfín de Máster y Doctorados donde se
nos dicen que albergan sabiduría científica y filosófica? Y sin darnos cuenta
nos identificamos con sus ideas sin pasarlas por el tamiz de la cordura. Cuando
pasa un tiempo indeterminado comprobamos e identificamos que no todo lo predicado era
cierto y bueno. Y también que las teorías tan bien expuestas no siempre son fiables.
Y de
pronto se nos rompe el arquetipo que nos ha conformado y moldeado la voluntad
desde todos los medios audiovisuales a nuestra disposición y nos invade la insatisfacción.
Y buscamos nuevos arquetipos. Porque la tan proclamada libertad continua siendo
un desafío difícil de conseguir.
Actualmente,
no se hace un hueco a todas aquellas personas que no forman parte de la grey.
Para ser “alguien” la persona tiene que formar parte de un grupo con el que comparta ideas y forma de vida.
Es así como se abrigan los unos con los otros. Es
como se consigue escalar cotas de poder pequeñas y grandes. Nuestra
sociedad está plagada de discursos y de errores. Y casi nadie tiene
bulimia social, todo se digiere porque vomitarlo es señal de imperfección y
anacronismo.
Nos
preocupa el elegido presidente de los Estados Unidos de América, nos subleva el
ladronicio de los políticos españoles y extranjeros pero se les admira por ser
quienes son, y se les tolera a unos, lo
que no se les tolera a otros. Porque todo depende de a quién nos sentimos
unidos en las ideas, aunque esas ideas sean falacias demostradas en ambos
grupos.
Yo
he nacido en Europa, y cuando elijo ser libre, no ignoro que estoy perdiendo cotas de
prebendas lucrativas en lo económico y en lo social. Y me escandalizo por la osadía
desmesurada en proliferar, hábitos de libertad falseada, desde los pueblos de
la tierra con sus leyes pactadas y comportamientos con fines deleznables, al
margen de que la vida sea una preocupación para el bien, y no para el mal: en
todas sus variantes.
En
mi ignorancia me pregunto ¿qué es la
sabiduría? Y no creo que esa pregunta sea tan relativa como se pretende
demostrar. La vida humana es pequeña en su recorrido, más de la responsabilidad de los humanos, depende la
felicidad deseada.
Yo
he nacido en Europa y me duele que sus valores se estén yendo por el desagüe de
las cloacas.
El
arquetipo europeo se sostiene en el poder por el poder, olvida el legado filosófico
del pensamiento y su evolución cultural: el modelo que nos sirvió para avanzar
en valores humanos y lograr avances científicos. No creo que los arquetipos que
se nos están introduciendo nos lleven a buen puerto.
Natividad Cepeda
Arte digital: N Cepeda
sábado, 12 de noviembre de 2016
lunes, 7 de noviembre de 2016
Los intocables del poder globalizado
Lo mismo ocurre
por todas partes pues en todas las ciudades grandes y pequeñas de España se ven
carteles anunciando ventas se venden casas nuevas y viejas, tierras y naves,
solares y locales comerciales, muebles, ropas, periódicos, juguetes, libros….
¿Libros? Sí, tal cantidad es ofrecida a las tiendas de segunda mano que ya no
pueden comprar tanta oferta ofrecida de libros. Bibliotecas enteras heredadas
por hijos, sobrinos y cualquier familiar para los que los libros, son rémoras.
Esto no sólo
me lo cuenta y escucho, lo compruebo al ir a buscar y comprar en tiendas de
libros viejos como se encuentran verdaderas joyas hasta de incunables. y me
sube una congoja desde el corazón a la garganta dejando lagos húmedos en mis
ojos.
Y parece que
todo sigue igual porque el futbol, rey en todos los lugares de mi España, suma
programaciones y escaparates mediáticos y cantidades desorbitadas pagadas a
jugadores y se llenan los estadios. Me pregunto: y se preguntan otros muchos
como yo, ¿de dónde sale ese dinero. Esos millones de euros cuando nos faltan para
lo estrictamente necesario? Se alterna
el poder con la pobreza y el triunfalismo de la insensatez con el desencanto
instalado en muchos sectores de la vida española y europea.
Sin embargo a
ese rumor de marabunta que crece y crece no se le da la importancia que tiene
en realidad. La gente presume de respetar al otro, y no es verdad. Los que se postulan de izquierdas para
conseguir poder, acusan a los otros de imperialistas, obviando el lado
terriblemente oscuro de los millones de muertos que ha dejado el comunismo en
su Historia y deja actualmente donde existe. Y hay sucursales de retazos, de
apenas unas décadas de ese horror y
ausencia de libertad en los restos del muro de Berlín.
Los que se postulan de derechas no prohíben, cierto que tenemos libertad,
tanta libertad que las multinacionales
se tragan las economías familiares y los impuestos que ellas no tienen
son los que gravan a esos autónomos esgrimidos
hasta el exterminio por partidos de izquierdas y de derechas. Hipocresía de
ambos lados, sin otros campeones que el engaño
y el poder de encantador fullero, que acampan
junto a los picaros del mundo globalizado y sin escrúpulos.
A bordo de
es navío viajamos todos con sublevaciones mediocres o sublevaciones malvadas
donde se enarbolan banderas dialécticas en favor de los desheredados de la
tierra para subir sobre sus espaladas los que claman una justicia en la que no
creen.
¿Empleo
público? Sí. ¿De dónde saldrá ese impuesto? otro engaño insostenible. Y además
en ese empleo público se exige trabajar como es debido. Pregunten, a los que
ven a los trabajadores por calles, plazas y parques como se hace ese trabajo a
la comunidad. Vergonzoso, pero nadie lo denunciará por miedo a represalias posteriores urdidas con maquiavélicos
manejos sórdidos desde el poder otorgado
por las urnas. En la calle se ve de todo y se escucha lo que no dicen los
programas de radio, televisión y periódicos. La calle todavía tiene algo de
natural libertad cuando nadie grava a los ciudadanos adormecidos y manipulados.
Todo lo expuesto lo he vivido y oído en la calle.
Natividad Cepeda
Arte digital: N Cepeda
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martes, 1 de noviembre de 2016
Poesía con música y fondo de café y copa
El tiempo me
lo voy bebiendo a pequeños sorbos a la espera de que empiece el espectáculo.
Con una hora casi de retraso, la presentadora se dirige al pequeño escenario y
presenta coloquialmente en lo que va a consistir. La sala se ha llenado casi en
su totalidad. Las notas musicales se esparcen desde la pianola sutilmente
gracias a la pianista, escucho como se desgranan los versos uno a uno, intento
dejarme llevar por la emoción de la música y la palabra, me evado de los
murmullos que a mi alrededor me envuelven.
Termina el
poema y estallan los aplausos: aplaudo. De nuevo la música comienza y el poema se
hace presente desde los labios de quien lee y recita, termina y aplaudimos. En
la barra la gente habla, también hablan en las mesas de al lado. Continuamente
hay trasiego de unos que van y otros que vienen. Siguen las presentaciones y la
interrupción de cuando termina un poema el aplauso desganado del público. Si
tener que esforzarme veo que no todos aplauden, y tampoco escuchan los poemas
un número elevado.
El murmullo
también es música de fondo y de pronto el ruido de la cafetera es tan elevado
que apenas si el poema es legible, la voz que lee y recita se calla, nos dice que esperará a que termine el ruido
procedente de la barra, y continua.
Así se
suceden los minutos entre música, poemas, presentaciones, aplausos, café y copa, entradas y salidas continuadas de la gente. El espectáculo no
resulta tedioso por la vida que bulle y no cesa, aunque si hubiera preguntado
que poema o poemas llegaron al alma y sacudieron las fibras de emoción, no creo
que hubiera obtenido muchas respuestas sinceras. Pienso, mientras miro mi vaso vacío,
que la sala y yo somos los únicos seres que no comprendemos como se puede asistir
para no escuchar a los artistas. Cuando el último poema finaliza me levanto y
me marcho.
He leído algunas
crónicas publicadas en presa digital y de papel sobre este encuentro poético y
me admira cuanto se puede escribir de aquella noche. No es la primera vez que
he asistido a escuchar a poetas leer en un locales similares, lo que me admira y
sorprende es que se diga que allí se escuchó poesía. Soy exigente, sobre todo
cuando la belleza artística es mostrada y no es respetada, ya sé que en los
datos biográficos de todos los que actuaron se escribirá el éxito obtenido, y
también que nadie osará poner cascabel a ese gato por aquello de ser políticamente
correctos.
Cuando
asisto a estos eventos y leo posteriormente lo que se escribe de ellos, no
puedo evitar pensar en lo deprimente que es afirmar lo que no existió. Todo es válido.
Todo es exitoso y engordamos las vanidades hasta creer que la poesía hay que
servirla en zapatillas de andar por casa.
Natividad
Cepeda
Arte digital: N Cepeda
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