martes, 29 de noviembre de 2016

CUENTAME NATIVIDAD CEPEDA

viernes, 25 de noviembre de 2016

Muerte de mujeres en el mundo


Intentan que avance el tiempo grabando su derrota en las sombras entre los campos sin nombres enredados entre los labios callados. Se esparce el llanto  por el ombligo  de la noche, por entre la floración de semillas no deseadas. No hay sobre los cuerpos  rascacielos de besos ni  estrellas al fondo de los ojos. Mordió la muerte el agrio sabor del arrebato, de la terrible ruta del exterminio igual que hace mil años, dos mil años, tres mil años, cuatro mil años, cinco mil años por entre desiertos, por entre montañas, por ente playas y poblados, por entre celosías y castillos, por entre cabañas y áticos, por entre campos sembrados de trigo, por entre palmerales y zocos. Sí, no hay nada nuevo a las mujeres los hombres las han matado desde la noche oscura y tenebrosa de los tempos.
La espalda lacerada, la boca rota, la sangre manchando las baldosas, la cama, el baño, los prados, el bosque, las sábanas, el jergón, la salita, la mazmorra, el enlosado, la seda y la sarga hasta  el abismo está machado de sangre de mujeres. Todos los suspiros se enterraron. Todos los sollozos se olvidan. Todos los asesinos son perdonados. Por qué la piel se rasga, se acuchilla, se golpea, se tira por ventanas y acantilados, de trocea, se entierra, se quema, se esconde en basureros y terraplenes…Por qué.
No quiero lazos morados en mi ropa, en mi pueblo, en mi ciudad, en mi ordenador, en mi periódico en mi vida. No, no los quiero porque de nada sirven.  Para qué tanta parafernalia cuando se siguen desgarrando vidas, cuando mueren niñas y viejas mujeres violadas, maltratadas, olvidadas, vejadas, sentenciadas por esta sociedad mediocre y pusilánime, tan metida en su total buenismo de escaparate de móviles y pantallas de necedad absoluta. No, no quiero más símbolos inútiles inventados para acallar a las mesas y hacer que se sientan importantes portando lazos que de nada sirven ni valen.

Siento el bramido de la muerte en mi génesis de mujer. Lo siento desde la noche oscura de los tiempos.  Viene desde el sonido lúgubre de tambores machados de sangre entre danzas macabras. Sobre mí llevo esa música, ese dolor inacabado, ese morir sin pausa a través de miles y miles de años. Muere una mujer y el mundo calla. Hay un silencio de lazos morados que taponan el grito civilizado de la débil sociedad que se los pone y les eleva hasta un altar de estupideces.
Me estremezco cuando leo y escucho que una mujer ha sido asesinada. Y presiento que hay muchas mujeres que son asesinadas y nadie las reclama ni nombra. Tan, tan, tan, tan, tan, tan anuncian los tambores otras muertes: doblan las campanas y anuncian funerales. No me quedan esperanzas en esta sociedad amortajada de liviana sonrisa porque si yo no grito ni sollozo por tanta ignominia entonces, de poco valen los símbolos colgados ni el recordatorio de los maestros del engaño que nos manipulan para que nos callemos ante esas muertes de mujeres. 25 de noviembre es un día donde también se han asesinado a más mujeres en el mundo.   


                                                                                                                     Natividad Cepeda
Arte digital: N Cepeda

lunes, 14 de noviembre de 2016

Los arquetipos rotos de Europa

 Yo he nacido en España y soy de esta Europa donde nacieron los juglares y sus romances. Donde la cultura fundó universidades y se guareció el saber en legajos, cuidados, como las mejores joyas de su estirpe en cenobios y conventos, en catedrales y perdidos monasterios, a la sombra de minúsculas iglesias de aldeas y villas, escritos
memorables de desconocidos escribanos y sacerdotes que fueron anotando renglón a renglón, la vida cotidiana de los siglos anteriores. De dónde vengo y  venimos todos los europeos.
Soy, sin poderlo evitar, marioneta y  cómplice del destino, y el destino juega conmigo y con todos  nosotros; incluso demostrándonos que por eso seguimos reproduciendo en nuestro cuaderno de apuntes  un sin fin de comportamientos que nos marcan la vida. Siempre nos marca y nos ha marcado  con palabras y hechos atroces en muchas ocasiones,  y con hechos e imágenes bellísimas en otras.  Y  como asegura Platón en un dialogo de “La república”  “Habrá siempre razón para decir que lo útil es bello, y que sólo es feo lo que es dañoso”. Tan dañoso y horrible como la vida no respetada, dañada y excluida de lo que es moral y bueno, para toda vida desarrollada en la tierra.
Se habla, y hablan las voces de los que sí tienen voz, en medio de esta sociedad ensordecida por tantas voces necias. A lo largo de los días se nos presentan charlatanes que sobreviven gracias a la inseguridad de los demás. Y casi todos al escucharlos, dando todo lujo de citas y máximas dialécticas nos dejamos mojar por su dialéctica habilidosa tan carente, en demasiadas ocasiones, de realidades. Pero ¿cómo dudar de esas voces  tan autorizadas y avaladas por un sinfín de Máster y Doctorados donde se nos dicen que albergan sabiduría científica y filosófica? Y sin darnos cuenta nos identificamos con sus ideas sin pasarlas por el tamiz de la cordura. Cuando pasa un tiempo indeterminado comprobamos e identificamos que no todo lo  predicado era
 cierto y bueno. Y también que las teorías  tan bien expuestas no siempre son fiables.
Y de pronto se nos rompe el arquetipo que nos ha conformado y moldeado la voluntad desde todos los medios audiovisuales a nuestra disposición y nos invade la insatisfacción. Y buscamos nuevos arquetipos. Porque la tan proclamada libertad continua siendo un desafío difícil de conseguir.
Actualmente, no se hace un hueco a todas aquellas personas que no forman parte de la grey. Para ser “alguien” la persona tiene que formar parte de un grupo con el que comparta  ideas y forma de vida. 
Es  así como se abrigan los unos con los otros. Es como se consigue escalar cotas de poder pequeñas y grandes. Nuestra sociedad  está plagada  de discursos y de errores. Y casi nadie tiene bulimia social, todo se digiere porque vomitarlo es señal de imperfección y anacronismo.
Nos preocupa el elegido presidente de los Estados Unidos de América, nos subleva el ladronicio de los políticos españoles y extranjeros pero se les admira por ser quienes son,  y se les tolera a unos, lo que no se les tolera a otros. Porque todo depende de a quién nos sentimos unidos en las ideas, aunque esas ideas sean falacias demostradas en ambos grupos.
Yo he nacido en Europa, y cuando elijo ser libre,  no ignoro que estoy perdiendo cotas de prebendas lucrativas en lo económico y en lo social. Y me escandalizo por la osadía desmesurada en proliferar, hábitos de libertad falseada, desde los pueblos de la tierra con sus leyes pactadas y comportamientos con fines deleznables, al margen de que la vida sea una preocupación para el bien, y no para el mal: en todas sus variantes.
En mi ignorancia  me pregunto ¿qué es la sabiduría? Y no creo que esa pregunta sea tan relativa como se pretende demostrar. La vida humana es pequeña en su recorrido, más de  la responsabilidad de los humanos, depende la felicidad deseada.
Yo he nacido en Europa y me duele que sus valores se estén yendo por el desagüe de las cloacas.
El arquetipo europeo se sostiene en el poder por el poder, olvida el legado filosófico del pensamiento y su evolución cultural: el modelo que nos sirvió para avanzar en valores humanos y lograr avances científicos. No creo que los arquetipos que se nos están introduciendo nos lleven a buen puerto.

                                                                                     Natividad Cepeda

Arte digital: N Cepeda


lunes, 7 de noviembre de 2016

Los intocables del poder globalizado


Escucho desde antes de amanecer los programas radiofónicos, alterno tres o cuatro emisoras por aquello de constatar vestigios de pura realidad al margen de quien paga y sostiene las emisoras. Y después, hay mañanas que he de salir a efectuar el trueque de lo necesario para vivir. Entro en tiendas, a veces a ese comercio pequeño tan vapuleado y exprimido con impuestos abusivos por parte de los diferentes gobiernos que se han sucedido de los partidos PP y PSOE, especializados en sacar dinero al empresario autónomo sin misericordia ni medida alguna, tanto que en las últimas décadas se han ido cerrando pequeños negocios familiares por impedirles poder subsistir. Y esta sangría continua a pesar de los eufemismos publicitarios en ese animar a ser autónomos en áreas agrícolas y comerciales de cualquier producto y oficio.
Lo mismo ocurre por todas partes pues en todas las ciudades grandes y pequeñas de España se ven carteles anunciando ventas se venden casas nuevas y viejas, tierras y naves, solares y locales comerciales, muebles, ropas, periódicos, juguetes, libros…. ¿Libros? Sí, tal cantidad es ofrecida a las tiendas de segunda mano que ya no pueden comprar tanta oferta ofrecida de libros. Bibliotecas enteras heredadas por hijos, sobrinos y cualquier familiar para los que los libros, son rémoras.   
Esto no sólo me lo cuenta y escucho, lo compruebo al ir a buscar y comprar en tiendas de libros viejos como se encuentran verdaderas joyas hasta de incunables. y me sube una congoja desde el corazón a la garganta dejando lagos húmedos en mis ojos.
Y parece que todo sigue igual porque el futbol, rey en todos los lugares de mi España, suma programaciones y escaparates mediáticos y cantidades desorbitadas pagadas a jugadores y se llenan los estadios. Me pregunto: y se preguntan otros muchos como yo, ¿de dónde sale ese dinero. Esos millones de euros cuando nos faltan para lo estrictamente necesario?  Se alterna el poder con la pobreza y el triunfalismo de la insensatez con el desencanto instalado en muchos sectores de la vida española y europea.
Sin embargo a ese rumor de marabunta que crece y crece no se le da la importancia que tiene en realidad. La gente presume de respetar al otro, y no es verdad.   Los que se postulan de izquierdas para conseguir poder, acusan a los otros de imperialistas, obviando el lado terriblemente oscuro de los millones de muertos que ha dejado el comunismo en su Historia y deja actualmente donde existe. Y hay sucursales de retazos, de apenas unas décadas de ese horror  y ausencia de libertad en los restos del muro de Berlín.  
Los que  se postulan de derechas  no prohíben, cierto que tenemos libertad, tanta libertad que las multinacionales  se tragan las economías familiares y los impuestos que ellas no tienen son los que gravan a esos  autónomos esgrimidos hasta el exterminio por partidos de izquierdas y de derechas. Hipocresía de ambos lados, sin otros campeones  que el engaño y el poder  de encantador fullero, que acampan junto a los picaros del mundo globalizado y sin escrúpulos.
A bordo de es navío viajamos todos con sublevaciones mediocres o sublevaciones malvadas donde se enarbolan banderas dialécticas en favor de los desheredados de la tierra para subir sobre sus espaladas los que claman una justicia en la que no creen.  
¿Empleo público? Sí. ¿De dónde saldrá ese impuesto? otro engaño insostenible. Y además en ese empleo público se exige trabajar como es debido. Pregunten, a los que ven a los trabajadores por calles, plazas y parques como se hace ese trabajo a la comunidad. Vergonzoso, pero nadie lo denunciará por miedo a  represalias posteriores urdidas con maquiavélicos manejos sórdidos  desde el poder otorgado por las urnas. En la calle se ve de todo y se escucha lo que no dicen los programas de radio, televisión y periódicos. La calle todavía tiene algo de natural libertad cuando nadie grava a los ciudadanos adormecidos y manipulados. Todo lo expuesto lo he vivido y oído en la calle.

                                                                                                                              Natividad Cepeda

Arte digital: N Cepeda

martes, 1 de noviembre de 2016

Poesía con música y fondo de café y copa


Cuando llegué la sala estaba con escasos parroquianos entre sus paredes, las mesas dispuestas, rodeadas de sillas a la espera de que fueran ocupadas. La sala es alargada con una tenue luz que invita a dejarse envolver en su penumbra. La barra ocupa casi toda la longitud de una pared y el que sirve es discreto y amable, conocedor de su cometido. Al fondo hay preparado un pequeño escenario que espera a los artistas, discreto igual que el barman. Si la puerta de la entrada está cerrada, hasta su interior no llegan los ruidos de la calle. Todo es envolvente e íntimo sin llegar a asfixiar.  Cuando llego faltan quince minutos para que empiece el recital poético pero intuyo que por el escaso público se empezará mucho después. Saludo a algunos conocidos, elijo una mesa y con mi vaso alto lleno de bebida sin alcohol, me siento a esperar.
El tiempo me lo voy bebiendo a pequeños sorbos a la espera de que empiece el espectáculo. Con una hora casi de retraso, la presentadora se dirige al pequeño escenario y presenta coloquialmente en lo que va a consistir. La sala se ha llenado casi en su totalidad. Las notas musicales se esparcen desde la pianola sutilmente gracias a la pianista, escucho como se desgranan los versos uno a uno, intento dejarme llevar por la emoción de la música y la palabra, me evado de los murmullos que a mi alrededor me envuelven.
Termina el poema y estallan los aplausos: aplaudo. De nuevo la música comienza y el poema se hace presente desde los labios de quien lee y recita, termina y aplaudimos. En la barra la gente habla, también hablan en las mesas de al lado. Continuamente hay trasiego de unos que van y otros que vienen. Siguen las presentaciones y la interrupción de cuando termina un poema el aplauso desganado del público. Si tener que esforzarme veo que no todos aplauden, y tampoco escuchan los poemas un número elevado.
El murmullo también es música de fondo y de pronto el ruido de la cafetera es tan elevado que apenas si el poema es legible, la voz que lee y recita se calla,  nos dice que esperará a que termine el ruido procedente de la barra, y continua.  
Así se suceden los minutos entre música, poemas, presentaciones, aplausos,  café y copa, entradas y salidas  continuadas de la gente. El espectáculo no resulta tedioso por la vida que bulle y no cesa, aunque si hubiera preguntado que poema o poemas llegaron al alma y sacudieron las fibras de emoción, no creo que hubiera obtenido muchas respuestas sinceras. Pienso, mientras miro mi vaso vacío, que la sala y yo somos los únicos seres que no comprendemos como se puede asistir para no escuchar a los artistas. Cuando el último poema finaliza me levanto y me marcho.
He leído algunas crónicas publicadas en presa digital y de papel sobre este encuentro poético y me admira cuanto se puede escribir de aquella noche. No es la primera vez que he asistido a escuchar a poetas leer en un  locales similares, lo que me admira y sorprende es que se diga que allí se escuchó poesía. Soy exigente, sobre todo cuando la belleza artística es mostrada y no es respetada, ya sé que en los datos biográficos de todos los que actuaron se escribirá el éxito obtenido, y también que nadie osará poner cascabel a ese gato por aquello de ser políticamente correctos.
Cuando asisto a estos eventos y leo posteriormente lo que se escribe de ellos, no puedo evitar pensar en lo deprimente que es afirmar lo que no existió. Todo es válido. Todo es exitoso y engordamos las vanidades hasta creer que la poesía hay que servirla en zapatillas de andar por casa.


                                                                                                                         Natividad Cepeda


                  Arte digital: N Cepeda