La espalda lacerada,
la boca rota, la sangre manchando las baldosas, la cama, el baño, los prados,
el bosque, las sábanas, el jergón, la salita, la mazmorra, el enlosado, la seda
y la sarga hasta el abismo está machado
de sangre de mujeres. Todos los suspiros se enterraron. Todos los sollozos se
olvidan. Todos los asesinos son perdonados. Por qué la piel se rasga, se
acuchilla, se golpea, se tira por ventanas y acantilados, de trocea, se
entierra, se quema, se esconde en basureros y terraplenes…Por qué.
No quiero
lazos morados en mi ropa, en mi pueblo, en mi ciudad, en mi ordenador, en mi periódico
en mi vida. No, no los quiero porque de nada sirven. Para qué tanta parafernalia cuando se siguen
desgarrando vidas, cuando mueren niñas y viejas mujeres violadas, maltratadas,
olvidadas, vejadas, sentenciadas por esta sociedad mediocre y pusilánime, tan
metida en su total buenismo de escaparate de móviles y pantallas de necedad
absoluta. No, no quiero más símbolos inútiles inventados para acallar a las
mesas y hacer que se sientan importantes portando lazos que de nada sirven ni
valen.
Siento el
bramido de la muerte en mi génesis de mujer. Lo siento desde la noche oscura de
los tiempos. Viene desde el sonido lúgubre
de tambores machados de sangre entre danzas macabras. Sobre mí llevo esa
música, ese dolor inacabado, ese morir sin pausa a través de miles y miles de
años. Muere una mujer y el mundo calla. Hay un silencio de lazos morados que
taponan el grito civilizado de la débil sociedad que se los pone y les eleva hasta
un altar de estupideces.
Me
estremezco cuando leo y escucho que una mujer ha sido asesinada. Y presiento
que hay muchas mujeres que son asesinadas y nadie las reclama ni nombra. Tan,
tan, tan, tan, tan, tan anuncian los tambores otras muertes: doblan las campanas
y anuncian funerales. No me quedan esperanzas en esta sociedad amortajada de liviana
sonrisa porque si yo no grito ni sollozo por tanta ignominia entonces, de poco
valen los símbolos colgados ni el recordatorio de los maestros del engaño que
nos manipulan para que nos callemos ante esas muertes de mujeres. 25 de
noviembre es un día donde también se han asesinado a más mujeres en el mundo.
Natividad
Cepeda
Arte digital: N Cepeda
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