El tiempo me
lo voy bebiendo a pequeños sorbos a la espera de que empiece el espectáculo.
Con una hora casi de retraso, la presentadora se dirige al pequeño escenario y
presenta coloquialmente en lo que va a consistir. La sala se ha llenado casi en
su totalidad. Las notas musicales se esparcen desde la pianola sutilmente
gracias a la pianista, escucho como se desgranan los versos uno a uno, intento
dejarme llevar por la emoción de la música y la palabra, me evado de los
murmullos que a mi alrededor me envuelven.
Termina el
poema y estallan los aplausos: aplaudo. De nuevo la música comienza y el poema se
hace presente desde los labios de quien lee y recita, termina y aplaudimos. En
la barra la gente habla, también hablan en las mesas de al lado. Continuamente
hay trasiego de unos que van y otros que vienen. Siguen las presentaciones y la
interrupción de cuando termina un poema el aplauso desganado del público. Si
tener que esforzarme veo que no todos aplauden, y tampoco escuchan los poemas
un número elevado.
El murmullo
también es música de fondo y de pronto el ruido de la cafetera es tan elevado
que apenas si el poema es legible, la voz que lee y recita se calla, nos dice que esperará a que termine el ruido
procedente de la barra, y continua.
Así se
suceden los minutos entre música, poemas, presentaciones, aplausos, café y copa, entradas y salidas continuadas de la gente. El espectáculo no
resulta tedioso por la vida que bulle y no cesa, aunque si hubiera preguntado
que poema o poemas llegaron al alma y sacudieron las fibras de emoción, no creo
que hubiera obtenido muchas respuestas sinceras. Pienso, mientras miro mi vaso vacío,
que la sala y yo somos los únicos seres que no comprendemos como se puede asistir
para no escuchar a los artistas. Cuando el último poema finaliza me levanto y
me marcho.
He leído algunas
crónicas publicadas en presa digital y de papel sobre este encuentro poético y
me admira cuanto se puede escribir de aquella noche. No es la primera vez que
he asistido a escuchar a poetas leer en un locales similares, lo que me admira y
sorprende es que se diga que allí se escuchó poesía. Soy exigente, sobre todo
cuando la belleza artística es mostrada y no es respetada, ya sé que en los
datos biográficos de todos los que actuaron se escribirá el éxito obtenido, y
también que nadie osará poner cascabel a ese gato por aquello de ser políticamente
correctos.
Cuando
asisto a estos eventos y leo posteriormente lo que se escribe de ellos, no
puedo evitar pensar en lo deprimente que es afirmar lo que no existió. Todo es válido.
Todo es exitoso y engordamos las vanidades hasta creer que la poesía hay que
servirla en zapatillas de andar por casa.
Natividad
Cepeda
Arte digital: N Cepeda
Natividad, preciosa crónica sin nombres, para entendidos. mejor para un entendido y varias entendidas. casi todas amigas. buenas amigas. Estoy contigo. Elegantemente clara. La gente debe respetar la poesía y los poetas también. los primeros.
ResponderEliminarNatividad, preciosa crónica sin nombres, para entendidos. mejor para un entendido y varias entendidas. casi todas amigas. buenas amigas. Estoy contigo. Elegantemente clara. La gente debe respetar la poesía y los poetas también. los primeros.
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ResponderEliminarGracias: a veces me siento sola en medio de todos por no compartir esa euforia irreal. La poesía debería ser mucho más valorada y respetada en todos los ámbitos.
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