EL SILENCIO DE ISMAEL O LA VOZ CALLADA DEL AMOR
Empecé
hace 19 años junto a Blas Camacho Zancada y otros compañeros de viaje a conocer
profundamente el testimonio de vida, dado a conocer después de su muerte, de
Ismael Molinero Novillo, al formar parte de la Junta Directiva de la Asociación
para la Beatificación y Canonización de Ismael de Tomelloso. Un viaje que no
busqué y en el que solo Dios sabrá por el que sigo caminando hasta hoy. De ese
comienzo escribe en Con Vosotros (Diócesis de Ciudad Real),
semanario de la Iglesia en Ciudad Real, Jesús Cañas Parra sobre Ismael de
Tomelloso lo siguiente:
“El 23
de mayo de 2024, el Dicasterio para las Causas de los Santos publicó, con la
firma del Papa Francisco, el decreto de virtudes heroicas del Siervo de Dios
Ismael de Tomelloso que le conducirá a ser venerable. Años antes, concretamente
el 17 de diciembre de 2006, se constituyó en el Centro Parroquial de la
Asunción de Nuestra Señora anteriormente, Colegio de la Milagrosa de Tomelloso,
una asociación para llevar adelante los trabajos necesarios para el buen avance
de la Causa y la extensión de la devoción personal hacia Ismael de Tomelloso.
La Causa de Ismael de Tomelloso recibió el nihil obstat de la Santa Sede en
marzo de 2008, y quedó abierta en el Obispado de Ciudad Real el 5 de mayo de
ese mismo año”.
La
dimensión del Venerable Ismael de Tomelloso me hace peregrinar a su testimonio
de vida para encontrar ese amor universal que él sintió y dio a todos cuantos
le conocieron. Todo en Ismael es amor sin mengua. Es tan joven que parece
imposible que un chico que sonríe con la mirada llena de luz ofreciera su vida
por la paz.
Cuestión
incomprendida para la gran mayoría de este momento donde la imagen y las voces
personales son la medida del popularismo actual. La cumbre de Ismael es vivir
el Evangelio vivificador en toda su existencia cristianamente, porque él es
seguidor de Jesucristo y esa vivencia la vemos en su sonrisa, que es la sonrisa
de Dios.
Orar y
amar a todos, incluso a los que le odian, persiguen y desprecian, en mitad de
una contienda adonde es llevado como soldado de la República de España desde
1936 a 1938; cuando con anterioridad ha sido buscado por su fe en Cristo, por
los mismos que le obligan a enrolarse es paradigma de amor universal y
despojamiento de uno mismo.
Ismael
es un laico sencillo, humilde y trabajador desde la adolescencia, como lo eran
muchos chicos de su entorno, que descubre la contemplación ante el Sagrario
rezando su plegaria en silencio, para escuchar la armonía de la creación en su
trasiego espiritual al conversar con Dios.
La fe
arraiga en su alma y se abre a la verdadera libertad, al amor de Dios y por Él,
el amor al prójimo. Esa es la verdadera razón de su silencio. Su valor total y
pleno. Lo esencial de su troquel cristiano.
El
Venerable Ismael de Tomelloso conversa con el silencio orando desde el latido
profundo de su corazón.
Un
corazón que acompaña a los ancianos abandonados en el asilo, solos, sin familia
ni enseres personales; iguales a los de hoy.
El
corazón, que late con los niños, a los que regala globos cuando a la salida del
colegio pasan a verlo a la tienda de tejidos “El siglo”, donde trabajaba, con
su hermosa sonrisa.
Así me lo contaba mi padre, niño de entonces.
Crece
su amor en felicidad cuando descubre desde su alegría la música de la guitarra,
de la interpretación siendo un joven autodidacta que se cultiva en cultura y
busca la felicidad en medio de los otros con su añoranza de Dios y su búsqueda
constante.
El
estallido de la guerra en España de 1936 y su trascendencia inmoral en la
conciencia humana no ha cambiado desde miles de años. Ismael, vive en medio de
la contienda, conoce su tragedia destructiva injusta y cruel carente de
triunfos y en medio de su estallido en la batalla de Teruel incapaz de disparar
tira su fusil y reza. Así lo contaron quienes lo vieron.
Su
actitud intemporal con la visión de hoy se le puede llamar pacifista al
oponerse a la violencia de la guerra; de cualquier guerra vivida externa o
internamente.
Y es
para Ismael tan primordial que cuando es hecho prisionero por el ejército,
llamado Nacional, calla pertenecer a la Acción Católica, para ser uno más de
los prisioneros de guerra;
uno
más con los que sufren, sean de un bando o de otro, todos víctimas de la
deshumanización que es la guerra.
Uno
más llevado hasta el campo de concentración perdido en la densidad de los
otros; los compañeros que no sentían la fe de amor que a él le embargaba.
Uno
más sufriendo las calamidades de un campo de concentración; Ismael, calla, reza
y enferma sin perder su fe y la esperanza en Dios y en la medalla cosida por él
en el forro de su chaqueta militar de la Virgen Milagrosa.
Igualdad
sin prebenda junto a los que en nada se identifican con él. Pero sabe que su
horizonte es el amor repitiendo
“Soy
de Dios y para Dios, si muero seré totalmente de Dios…y si no muero quiero ser
sacerdote”.
De esa
fe y de su pacifismo en mitad de una sangrienta guerra se desprende la luz de
Ismael; de la irrupción de Dios en su alma. De Cristo vivo para todo el que
sufre y espera en Él.
Su
cuerpo llagado en la cama de un hospital en plana guerra peregrina al amor
ecuménico del Señor con el equipaje de morir solo en la cama de un hospital…
Como
mueren en los campos de batalla y hospitales los inocentes de las inútiles
guerras actuales. Guerras cada una de ellas destructivas de vidas y de
esperanzas.
Entender
la vida del Venerable Ismael de Tomelloso con nuestra visión narcisista
buscando la admiración y reconocimiento de todos es ignorar la grandeza de este
laico católico para el que Dios era y fue, el Alfa y Omega de su vida.
Principio y fin de su existencia que él afirmaba al decir y dejar escrito
“Quiero
vivir absorbido en Dios, perdido en la inmensidad de Él y a Él totalmente
entregado. Ni egoísmo, ni dinero, ni comodidades, ni familia, ni honores… Solo
Cristo”.
El
silencio del Venerable Ismael de Tomelloso es similar al testimonio de San Juan
de la Cruz, acallar las injusticias de las sociedades humanas en favor de la
esperanza y el amor de Dios.
La
validez de su vida es participar en la alegría de su existencia dándolo a
conocer en toda su dimensión en mitad de la globalización, entre las sociedades
que la forman, porque para el amor y la paz no hay fronteras.
Más
¿Quién fue biográficamente Ismael Molinero Novillo?
Ismael
Molinero Novillo hijo de Francisco Antonio Lázaro Molinero Román y de Ángela
María Francisca Novillo y López. Nació el 1 de mayo de 1917 y el 6 de mayo 1917
fue bautizado en la parroquia de la Asunción de Nuestra Señora, por el párroco
Vicente Borrell Dolz (posteriormente asesinado en la Guerra Civil de 1936). En
el año 1923 ingresó en el colegio de la Milagrosa de las Hijas de la Caridad de
San Vicente de Paúl y Santa Luisa de Marillac, de Tomelloso, donde aprendió a
leer y a escribir. El 11 de junio de 1925 recibió la primera comunión, también
en Tomelloso, de manos de din Vicente Borrel, y la confirmación de manos del
obispo prior, hoy beato, monseñor Narciso Estenaga Echevarría, asesinado en la
Guerra Civil.
En el
año 1927 asistió a la escuela de Félix Pavón, en Tomelloso, y en 1931 abandonó
el colegio y se puso a trabajar como dependiente de un comercio para ayudar a
su familia.
En
1933 un amigo, Miguel Montañés, le invitó a visitar el centro de Acción
Católica creado en Tomelloso. Allí conoció al consiliario y fundador don
Bernabé Huertas Molina e ingresó en el grupo. Tras un comienzo apático, su
familia notó un cambio, pues su entrega en el trabajo, en la parroquia y en sus
visitas al Hospital Asilo lo hacía con notoria alegría. Pronto fue nombrado
tesorero y vocal. Del 14 al 17 de abril 1935 se marchó al seminario de Ciudad
Real para hacer ejercicios espirituales bajo la dirección del padre José
Sánchez Oliva (también asesinado en la Guerra Civil). Fue notorio el gesto que
tuvo al despedirse de todos los muchachos, el padre José Sánchez Oliva, pues se
arrodilló delante de Ismael y le besó los pies, sobrecogiendo a todos los que
presenciaron la escena.
El 26
de julio de 1936 día de Santa Ana, en Tomelloso los milicianos de izquierdas
quemaron todas las imágenes de la iglesia. Ismael, escondido consiguió salvar
de la quema un pedazo del corbatín de la Acción Católica. Por miedo a las
amenazas recibidas, su padre lo llevó a las lagunas de Ruidera junto a su
hermano Luis.
La
guerra continúo avanzando y el 18 de septiembre de 1937 fue movilizada la
quinta de Ismael y lo trasladaron a Cuenca, donde el Ejército Republicano
convirtió el seminario en cuartel. Desde allí salió hacia el frente de Teruel
separándose de su único amigo.
El 3
de febrero de 1938 comenzó la batalla del Alfambra y el 7 de febrero 1938
Ismael fue hecho prisionero. Cuando lo interrogaron, no declaró que pertenecía
a la Acción Católica —que le hubiera liberado la prisión—. Desde allí fue
trasladado a pie a Santa Eulalia del Campo, a unas parideras de ganado
habilitadas como prisión, con temperaturas de más de 20 grados bajo cero,
enfermando de pulmonía.
El 14 de febrero de 1938 Ismael fue trasladado
al campo de prisioneros de San Gregorio en San Juan de Mozarrifar (Zaragoza).
Su estado de salud era lamentable y crítico. Se sabe por sus escritos que todo
su sufrimiento lo padeció en silencio. El 18 de marzo llamó al capellán del
campo, don Ignacio Bruna, para confesarse. A pesar de la recomendación que el
padre Bruna hizo para que le trasladasen al hospital, Ismael ocultó dicha
recomendación.
En
marzo de 1938, Ismael comulgó por primera vez en dos años. El 5 de mayo de 1938
falleció a las diez de la noche, solo, en la cama del hospital como prisionero
de guerra. A la mañana siguiente, el 6 de mayo 1938, Aurora Álvarez, enfermera
que enviaba las cartas escritas por Ismael a la familia del joven de Acción
Católica y Pilar, telefonista de Zaragoza, consiguieron, después de vencer
muchos problemas, que no llevaran el cuerpo de Ismael a la fosa común y
compraron con dinero prestado una sepultura para que Ismael fuera enterrado en
el cementerio de Torrero, en Zaragoza.
El día
13 de mayo de 1950 se trasladaron sus restos desde el cementerio de Torrero
(Zaragoza) al panteón erigido por suscripción popular en Tomelloso. Hubo
homenajes, eucaristías y responsos en Zaragoza, Madrid, El Romeral, Alcázar de
San Juan, Cinco Casas, Argamasilla de Alba y Tomelloso. El 26 de mayo 1956 le
rindieron homenaje veinticinco mil jóvenes llegados de toda España
pertenecientes a la Acción Católica ante su tumba en Tomelloso.
El 20
de febrero de 2025 se exhumaron los restos del Venerable Ismael de Tomelloso
del cementerio de la localidad. En un nicho en la nave de la izquierda del
templo de la Asunción de Nuestra Señora sus restos fueron inhumados donde se
ora pidiendo su intercesión. A diario innumerables personas pasan al templo
para orar delante de su lápida donde una lampara encendida continuamente señala
el camino de luz del Venerable Ismael de Tomelloso.
En la
iglesia fui presentada por el sacerdote don José Manuel Munilla Porrero a los
asistentes. Agradezco la excelente acogida y la excelente presentación de don
José Manuel.