Abrí
el libro y empecé a leer el prólogo de
Matías Barchino Decano de la Facultad de Letras de Castilla - La
Mancha, donde él empieza diciendo que “El
vino es una fuente inagotable de palabras, de pensamientos, de sueños y de ideas. Para los que somos de
tierra de vides y vinos, para los que crecimos con el olor del hollejo y del
fermento” Y coincido con él
porque también fui alimentada, y sigo alimentándome del vino de las bodegas de
esta tierra que es la mía y la de ellos, autor y prologuista. Y ese afán que le ha cruzado el alma al autor hasta
yacer con vigor en su cuerpo interior,
que es donde nace su voz poética, alborea en cada verso, acertado en ese apogeo
que aguarda al lector de los libros de poesía.
Matías
Barchino, argumenta, que “Ha de entenderse éste género poético casi
en un sentido estricto como composición dedicada a Dionisos, el dios griego del
vino y los placeres…” y hay poemas que así lo revelan pero también es
un libro revelador de la belleza y miseria que podemos alcanzar los humanos al
beber el vino, que a veces, también es trastienda de dichas y desgracias
invocados en poemas que transitan por el libro. No siendo ajeno al pensamiento
autobiográfico de Guardia Polaino. Así lo percibe el poeta que escribe,
piensa y vuelve una y otra vez a
enjuiciar a toda la humanidad que
alberga en cada sorbo de vino.
Y
así, también lo reconoce el prologuista al afirmar ”Pero el vino esconde siempre otra cara.” Es ese
deslizamiento de vida y muerte que se origina y experimenta al abandonar la
lucidez. O quizá ese abandono sea la claridad reveladora de todo lo que
habitamos, la tierra, y otros mundos buscados y que el vino nos aporta y
muestra. De ahí que “De almas, ditirambos y heridas” es el tributo
de Juan José Guardia Polaino al vino desde su voz poética. Pero no es un
libro fácil de lectura por su altura poética y rico léxico en tiempos, los
nuestros, tan dados a que todo es válido. El resplandor y equilibrio del libro
y de los poemas lleva al lector a
comprobar que Guardia Polaino estaba destinado a ser poeta, porque la poesía
está instalada en sus huesos hasta estremecerlos y canalizarlos por el fluido
de sus arterias, para hacer que su
corazón galope y corra en pos del viento
de la creación; no otra vivencia es la
hallada en este libro.
Y es por eso que es prohibitivo leer cada poema de éste libro con prisa – jamás un poema se ha de leer sin paladearlo -- de hacerlo, no se llegará al alma del poeta, porque es en ellos donde confluye su poesía. Poesía rotunda de emociones íntimas que a la vez son universales en esas imágenes y personajes mencionados con exactitud que invaden cada palabra de los poemas. Matías Barchino nos lo dice al afirmar: “El libro de Juan José Guardia Polaino explora de una forma sistemática y casi absoluta todas las caras del vino, la mítica, la mística, la celebrativa y también la personal y la existencial” Ditirambos y alabanzas acompañadas de sentencias en las páginas impares que nos abren a comprender como caminar en la lectura del poema siguiente.
Poesía
absolutamente personal vertida también en las páginas siguientes al prólogo
llamadas Poética y Brindis para una ceremonia con dignidad. Y con esa dignidad
el libro se abre con tres citas de Plinio el Viejo, Jorge Luis Borges y Carlos
Villar Esparza. Lírica que con prontitud nos adentra en esa frase que dice: “Cuando los dioses bajaron a la quimera de
los hombres” pórtico del libro. Pórtico entrada y bienvenida para
adentrarse el lector en las estancias mágicas de éste libro. Por ellas éste
infatigable poeta nos induce a recordar y reconocer a
través del vino al guerrero
que “cauterizó sus heridas y lo
exoneró de la batalla”. Haciéndonos reflexionar sobre ese guerrero o
soldado que en cualquier guerra mata o muere. Y el poeta es derviche, danzando en la vida y en esa
vida ve a las ninfas, con su ofrenda de vino… Caín y Abel siguen peleándose,
mientras Dionisos sigue sobre el griterío de la Tierra…Un poema mostrando el
afán de cada día.
Reflexiono
al ir leyendo poema a poema Todo el libro es un clamor poético con el máximo
apogeo al vino y a su caminar histórico.
Me invade el ayer remoto con el hoy presente abarcador de símbolos. Símbolos
entre mágicas figuras, casi olvidadas por el estrés actual, recuperadas
en la profundidad del verso, recóndita y esparcida como es el vino en luz de resurrección. Me sumerjo
en ese laberinto de páginas y Aparece
entre la bruma el antiguo chamán y el cáliz con su rito y ceremonia… En
tanto, como en penumbra, Juan José Guardia Polaino, nos deja el susurro de sirenas y ondinas transparentes junto al zarpazo hiriente de
las olas. Son hermosas imágenes
formadas por palabras que nos hacen navegar en naos donde a bordo se
trasportaba el vino. Vino y galeras, látigos y humanidad sufriente y vencedora.
Me
quedo pensando callada mientras leo. Soy lectora de soledades. Solo así comulgo
con el autor que lo escribió. Cruza el mundo por estos poemas hasta las pateras
y los dioses olvidados…Y con el autor cruzo
campos de luz con su vino poético, con sus ónices y sus vidrios lamidos de orfebrería…Incorruptible vino
nacido de la áspera fatiga de los
hombres. Y vuelve el autor otra vez
a clamar sobre la sangre vertida, innecesaria y su grito de paz denuncia cuando
afirma: y es urgente reclamar desdén
para la guerra/ y pan y paz en las trincheras. Vino para brindar y para
comer ese pan necesario de la convivencia. Ahí confluimos con Baco eremitas y goliardos, cortesanos y plebe bebiendo vino en tabernas y derramado en guitarrón y en poemas tristes del éxodo y la huida…
El
autor nos conduce hasta la cueva donde el vino se adormece y espera. Eterna
voluntad que sigue plantado parras en nuestra amada tierra manchega. Tal
vez aquél vino fuera una cuestión del
alma. Así lo asegura el poeta y lo creo yo. Sobre el vino se han escrito
otros libros y autores pero en este universo literario “De almas, ditirambos y heridas” la cultura del vino está definida
con pasión y dolor describiendo el pasado y presente de la vid sagrada y
profana que el poeta conoce y ama. Y lo ha buscado en las entrañas suyas
nacidas de las mismas entrañas de la tierra que sustenta al vino que es verdad
universal y milenaria. Siendo certeza que detrás de cada palabra de este libro
de poemas está la voz inconfundible de su autor, Juan José Guardia Polaino,
mostrándonos la fascinación sugestiva del vino en esta alquimia de poemas.
Natividad Cepeda
El
libro DE ALMAS, DITIRAMBOS Y HERIDAS está publicado: Director Editorial Julio
Criado García. Diseño de Portada: Ediciones C&G: Foto de Portada “Ofrenda
del fruto en el templo de la poesía” cueva “El trascacho”, por Lourdes Pérez
Hurtado. Tratamiento artístico de la fotografía de la portada Antonio
Ballesteros Gómez. Realización gráfica:
Grupo Oretania
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