Se nos ha hecho aburrido y pesado el debate sobre el estado y sus
organismos: nos ha superado tanta inmundicia
política vivida y protegida por los partidos políticos. Y, a estas
alturas del techo gubernamental, en el
patio nacional los debates esgrimidos y paseados por cadenas de radio,
televisión y medios públicos y privados carecen de actualidad y, lo que es más
triste, de interés y veracidad. A los sufridos y asqueados votantes se nos
informa de las idas y venidas de procesos jurídicos de esos grandes prohombres
y mujeres que amontonan fortunas y responsabilidades civiles, gracias a esa
democracia y votos que los vasallos dejamos caer en las urnas. No hay día que
se nos informe de extrañas alianzas antiguas entre “los servidores del pueblo”
o sea, los que nos representan, y las “mordidas”
a esos cientos de miles de euros guardados en cajas y paraísos fiscales a, los
que, los ciudadanos de a pie no tenemos,
ni tendremos, acceso jamás.
Las elecciones nos abren, casi siempre, una pequeñísima puerta a
la luz en medio de tanta oscuridad, y
cerrando los ojos, queremos seguir
apostando porque esos candidatos “a servir al pueblo”, no, nos vuelvan a engañar y cumplan con lo
prometido en sus campañas.
Porque básicamente para eso son elegidos, y sin esa prioridad
sobran todos los discursos.
A estas alturas los pactos que vamos viendo no son pactos tan
maravillosos, ni nos muestran un camino fácil para hacer gobernable a
autonomías y ayuntamientos. Porque cerniendo todo lo ocurrido en las pasadas
elecciones, yo, en mi ignorancia democrática civil, me pregunto, y se preguntan
otras muchas personas como yo, ¿qué solución es, apoyar una opción política
para darle el poder si luego, cuando tienen que sacar presupuestos reales no son apoyados por los mismos que les
dieron poder para proponerlo y ejecutarlo? Y de poco o nada nos sirven las informaciones
sobre las conversaciones mantenidas, mientras el sufrido ciudadano sigue
apretado el cinturón y el dogal invisible alrededor de su seguridad económica y
ciudadana.
Sí, seguridad ciudadana al tener que contratar seguridad privada
para domicilios y comercios, naves industriales y apartamentos veraniegos en el
mar o en la montaña. Y, omito volver sobre el problema del campo español, harto
y más que arto, y exprimido, por los robos en el campo que nadie soluciona ni
protege.
Todo este panorama no es nada natural y no confiamos en casi nadie
porque a pesar de tanta exposición y palabrerío las soluciones no llegan salvo,
los impuestos que son cada día mucho más atroces. Nada que decir a los opositores en contra de tradiciones y
creencias asentadas en esta España de mis dolores. ¿ Cómo atreverme, y
atrevernos, a reclamar que se nos respete por encima de
otras creencias que practican el absolutismo, cortan cabezas, dan latigazos y
saquean y quemas edificios sin la menor culpa de estar cometiendo nada mal ,en
favor de una creencia, innombrable, que aborta toda libertad y respeto por la
vida y las personas. No, mejor callar, porque abordar ese tema, y otros
similares es erigirse en persona, non grata, y apestada para los defensores de
lo “políticamente correcto” en esta sociedad tan alienada y falta de valore
democráticos reales.
Y a pesar de todo este panorama seguimos apostando por la
convivencia y la democracia, puesta en ella
nuestra esperanza en este presente lamentable.
Ganarse un derecho, es sobre todo, vivir en consonancia con los
derechos establecidos por el Estado de derecho, cuyo poder y cuya actividad
están regulados y garantizados por ley. ¿Pero qué ocurre cuando esas leyes nos
fallan? Pues que no somos nada. Y cuando
esto ocurre los que medran son todos los que amparados en las leyes y sus
trampas, medran y campan en perjuicio de los que sí nos atenemos a las leyes
del estado.
El dilema ante todo esto es preguntarse, ¿primero es libertad de la persona, y después nos sentimos
demócratas? ¿O la democracia da la libertad
aun desconociendo la libertad personal? Esta es la pregunta y la frontera confusa
donde nos movemos.
Nuestra sintonía natural es
la sintonía de occidente sin falsas alegaciones de iluminados que prometen
cielos inexistentes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario