Seguimos en febrero. Un febrero que ya tiene almendros con
flor temprana y desaforadas voces de hombres en su canción vergonzosa a favor
del maltrato de un jugador de fútbol, Rubén Castro que maltrató a su ex novia, y le corearon
victoriosos como si hacer daño a una persona sea motivo de admiración y orgullo
varonil. Circo de hombres civilizados en este nuevo siglo donde la violencia
sigue existiendo en todos los lugares de la tierra.
En España más de medio centenar de mujeres han sido
asesinadas en el año 2014. En este 2015 ¿cuántas serán las que mueran
violentamente? Dicen que ya han sido asesinadas siete. Horror de horrores las
miles de mujeres y niñas matadas en países bárbaros. Cifras que llegan engrosando
estadísticas y muchas otras mujeres asesinadas que no suman sus muertes y
quedan en el olvido.
Brota la sangre de la piel cosida a cuchilladas de mujeres
que han caído abatidas por la mano del hombre. Y ante tan descarnadas muertes
yo siento una tristeza irremediable. ¿Qué hemos conseguido? me pregunto después
de tanta dentellada recibida desde los siglos
de antaño. Creía- y como yo otras muchas mujeres, que con las nuevas
leyes todo sería más fácil. Llegué a pensar que el amor ya no sería ese pecado
oscuro que nos hería la vida. Que el hombre ya no sería un extraño enemigo con
el que hay que convivir cada nueva mañana, y por creerlo me sentí renovada, di
por bueno tanta derrota de miles de mujeres que ni siquiera tienen historia que
contar, porque el miedo les selló los labios. Son muertes desparramadas de una miseria atroz,
canalla, espeluznante, de hombres asesinos. Y ya no sé como cerrar la página de
estos hechos macabros y siempre repetidos.
Apenas si siento un escalofrío por mis pechos desnudos al
recordar sus muertes. El corazón de ellas lo siento en mi garganta, y ya no
quedan lágrimas...
La libertad, esa atalaya a la que hemos ascendido dejando en
el camino tantas huellas de mujeres anónimas, ¡qué cara está costando! Estamos en febrero y sigue la matanza. Les
ocurren- dicen los entendidos- por cohabitar con malos hombres. También, porque
vuelven, con sus absurdas pretensiones, a los pobres hombres locos, y claro, ya
no saben lo que hacen...
Mujeres audacia y sinrazón de la existencia.
Mujeres para acunar la vida en sus vientres, cambiadas como
trueque, vendidas, vejadas, masacradas de todas las posibles maneras
inventadas.
Mujeres, sexo rentable para el macho explotador, básico
placer que nunca cesa, princesa y ángel
en la primera juventud, después mercancía barata y despreciada.
Habrá que replantearse que es lo que está pasando
seriamente. Analizar por qué se está matando a la mujer de cualquier edad, de
cualquier condición social, sin que hasta ahora sirva de mucho la sangre de
estas víctimas.
Féretros de mujeres que se pierden en las tardes azules y se
olvidan.
Odio, sangre y despojos de la mordedura letal del
desamor. ¿Cuantos ejecutores andan
sueltos? A veces la impotencia nos cerca
y nos engulle aunque continuemos poniendo en nuestros labios un poco de carmín.
A veces sentimos las entrañas apretarse y un alud de tristeza nos va inundando
el alma. A veces yo siento que todavía a las mujeres no se nos mira como a
iguales.
Natividad Cepeda
Arte digital: N.Cepeda
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