Una
noche en el espacio de un jardín,
concretamente en La Veleta de Luis Molina, a las afueras del bello pueblo de Almagro
de la provincia de Ciudad Real en España, fui invitada a recitar bajo el brillo
de las estrellas. Me acompañaron tres poetas Mayu, Teresa y Carmen y nos
acompañó un músico al piano Antonio Javier. La noche se vistió de silencio y la voz
poética se expandió por árboles y cenadores. Afuera el pueblo de Almagro seguía
soñando con sus cómicos y sus noches de teatro veraniegas. Adentro Luis Molina,
barba y cabello blanco, elegante y educado nos dio la bienvenida. Luis es un
caballero sacado de un cuadro. Ha debido escapar de una pinacoteca o quizá de
un salón que él mismo preside. O de un viaje a bordo de un barco
de vapor y algún hechizo lo dejó en Almagro. ..
Leí,
pausadamente, dejándome llenar por la noche y el lugar. Una brisa campestre
movía mi largo vestido rojo con el que yo intenté estar a la altura del
anfitrión. Elegí leer un poema que yo escribí hace algunos años sobre Andalucía
recordando a la duquesa de Alba, que
vestida y desnuda pintada por Francisco de Goya, que es contemplada en el Museo del Prado de Madrid;
una de las mejores pinacotecas del mundo de ahora. Leía y no podía escapar a
ese influjo de la triste historia de amor del pintor y la duquesa…
Ese
día me fui a la peluquería, y me cortaron mi pelo que era demasiado largo,
alisando mis rizos y dejando que cada cabello de mi pelo rubio se comportara
educadamente. No debí hacerlo, ¿por qué? pues porque yo tengo el pelo rizado
igual que lo tiene la duquesa pintada por el pintor. Casualidades. Es posible.
En las ocasiones que he ido al museo a contemplarla siempre me he preguntado qué
pensaría mientras posaba. Personalmente
no me gusta posar y cuando en diferentes ocasiones los pintores me han pedido
posar me he negado. Y no me pidieron que me desnudara. No, nunca, jamás. El
cuadro de Cayetana y su pintor Francisco, dicen, en voz baja, que se amaron en
secreto. ¿Quién lo dice? La gente del
pueblo. la gente de cualquier pueblo del mundo que no tiene salones ni pintores
que las pinten en un cuadro.
Mi
poema es lindo. Es un buen poema y fue premiado. Pero mi poema, ese poema, lo
escribí sin pensar y pensando en ellos. Curioso y misterioso. Cuando lo leo
ellos regresan a mi lado. Y esa noche en Almagro los sentí pasear por La Veleta, lejos de todos, besándose entre los recovecos del jardín de Luis
Molina.
Natividad Cepeda
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