Los frutos y las riquezas de la tierra nos han sido dados para ser compartidas por sus habitantes con
equidad.
La depredación humana basada y ejercida por la malversación de esa
riqueza propicia que se ejerza la violencia
en todos sus géneros, masculinos y femeninos, basada en el abuso de
cualquier índole, desde el abuso de poder hasta la explotación más degradante e injusta de unas personas
para con otras.
Si se ejerciera una justicia natural en todos los países y sus
contratos fueran moderados, la escasez de lo más necesario no se daría,
evitando el pillaje y la devastación.
Porque desde la noche de los tiempos la justicia verdadera no camina de la mano de la ley. Leyes no deseadas cuando no defienden a los débiles de
la tierra.
Por esa causa y error no se ha reconocido en el pasado, ni se reconoce
en el presente, que todos los habitantes de pueblos, aldeas y ciudades del
mundo, tienen los mismos derechos a
participar de esa riqueza que es acumulada por unos pocos en prejuicio de muchos
millones de seres humanos.
Leyes que permiten la malversación,
los abusos ejercidos desde el mismo poder gubernamental desde elevados
impuestos a la falta de seguridad
ciudadana.
Leyes que desprotegen la vida humana desde el aborto masivo sin justificación a la autorización de la eutanasia…
Leyes que protegen la naturaleza y a los animales antes que a los seres
humanos. ¿Acaso la vida no debe ser
respetada en la especie humana desde que se concibe hasta cuando se envejece?
Amar a la Madre Tierra conlleva amar a las personas. Educarlas para ese
fin en vez de manipularlas para
embrutecerlas y así crear sociedades alienadas sin lógica ni razón.
España es un país envejecido
como lo son otros países de Europa; Francia, Italia, Suiza, Alemania… a cusa de
la desprotección de la vida y de la familia.
Nos faltan niños. Nos faltan jóvenes que amen la vida en todas sus especies empezando por la especie humana.
Nos sobran drogas de toda índole. Drogas para fumar, masticar, esnifar,
pinchase en vena, beber sin control alguno…
Drogas informáticas creando adicciones con ausencia de voluntad para
dejarlo desde ese universo de pantallas múltiples, pequeñas o grandes, desde
donde se nos dirige haciéndonos creer
que somos dueños de nuestro tiempo.
Erróneamente se nos contrala desde los satélites y las antenas gigantes
que inundan nuestros tejados, campos y montañas. Y ante esta magnitud me
pregunto ¿hacia donde vamos?
Guerras duraderas, alimentadas de armas y de dictadores insaciables de
poder. Guerras con mortíferas armas. Guerras de escasez esquilmado miles y miles
de seres humanos hambrientos, dejando
morir a la naturaleza y con ella a los animales.
¿Qué será de Europa cuna de Occidente, no tardando mucho?
Natividad Cepeda
No hay comentarios:
Publicar un comentario