Se han
dormido los pequeños jilgueros
en las
ramas con un beso de luna
entre
sus plumas cuando apenas
quedan
horas del año que se marcha.
Quedaron
tantos sueños inconclusos
que en
el corazón quedó nostalgia
y un
halo de tristeza por las calles.
Esta
última noche bendeciremos
las
viandas que hay sobre la mesa
y
volveremos a pedir a Dios
por
los hambrientos de amor
y de
trabajo no encontrado…
Y
ojalá
que la
porción de amor que nos anida
en el
alma sin pudrirse,
amanezca
con el nuevo año confiada
con el
mismo temblor de las ramas
del
árbol que acoge el sueño de los pájaros.
Ojalá
que volemos con la luna
y
soñemos a pesar de lo incierto.
Natividad Cepeda
Tomelloso,
31 de diciembre de 2014
Arte digital: N. Cepeda
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