sábado, 8 de noviembre de 2025

Sedientos montes manchegos

 


 

Por fin cayó la lluvia anhelada, y la tierra,

sedienta, bebió cada gota como un milagro.

Llovió, y nosotros, con los paraguas

abiertos, parecíamos invocar al agua

para que no nos abandonara.

Dicen que en el monte los colores han mudado,

aunque los humedales y los ríos

siguen sin despertar de su letargo.

Nos faltan lluvias, y sentimos en la piel

la misma aridez que oprime nuestros campos.

Llovió, sí, pero hoy el sol regresa altivo,

coronando el cielo, y apenas quedan nubes

que prometan nuevas caricias de agua.

Es noviembre, otoño en mi tierra manchega:

pobre en agua, rica en belleza,

exultante en su desnuda verdad de siglos.


Natividad Cepeda

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario