La honradez ignora el favoritismo
17 Noviembre 2019
Natividad Cepeda
La tolerancia
no son meras palabras, son ejemplos de vida que vemos desaparecer por la fuerza
impuesta de instrumentos hostiles en favor de hechos anárquicos tolerados y
consentidos desde los que nos gobiernan y desamparan, en vez de impartir
justicia y equidad.
Leo, escucho y recibo, constatando la desolada
desunión de este momento en mi país arraigada en la realidad desabrida de una coyuntura
política vista por millones de españoles como un gran error. Y ante lo ilógico
de la derivación actual se percibe malestar en diferentes capas de la sociedad
incluyendo empresarios y opiniones europeas que no tienen fe en la fiabilidad
de una extrema izquierda que ha opinado en contra de la libertad que es, lo que
nos garantiza nuestra Constitución apoyada en el sistema democrático. El
problema se deriva e identifica con ese sector que defiende políticas en contra
de las libertades y que las predica e imparte como panacea para subsanar
errores de anteriores opciones políticas. Me produce, no solo malestar
sino un miedo desconocido hasta ahora que la calle sea considerada de todo
aquel que imponga su arbitrariedad a los demás, sobre todo cuando son unos pocos,
comparados con las mayorías silenciosas, los que rompen la paz y la concordia
de la convivencia.
Torpemente caemos en el error de mirar hacia otro lado
por tibieza y también por temor, aunque ese temor no se lo digamos a nadie,
porque el poder insaciable apoyado en codicia desmesurada es capaz de todo. Y
ante eso la tierra tiembla y perdemos confianza y unidad.
La tolerancia no son meras palabras, son ejemplos de
vida que vemos desaparecer por la fuerza impuesta de instrumentos hostiles en
favor de hechos anárquicos tolerados y consentidos desde los que nos gobiernan
y desamparan, en vez de impartir justicia y equidad. Las libertades no
deben ser restadas apoyadas en manifestaciones partidistas que coartan la
libertad con la excusa de la lengua, religión y promulgadas leyes que agraven
el bienestar social.
Olvidamos que los extremos son difíciles de sostener
y, si además esos extremos no se muestran en su magnitud histórica sin mostrar
el verdadero camino acaecido desde el ayer hasta el hoy, nadie nos podrá salvar
de ese monstruo que se esconde detrás de la ignorancia de unos hechos
comprobados. Nos horrorizamos ante los crímenes y masacres del nazismo contando
los millones de víctimas ocasionados y callamos ante millones de víctimas del
comunismo, como si esas víctimas no fueran personas tan defendibles y
masacradas como las otras.
Las acciones cometidas con ligereza se pagan y si
olvidamos la pluralidad social basada en el respeto y los hechos históricos las
consecuencias pueden llegar a ser desastrosas, por no llamarlas de manera mucho
más terrible. El autoritarismo enmascarado no es fiable venga de donde
venga. Intentar taparnos lo ojos olvidando lo que genera economía, es galopar
hacia la miseria. La subida de impuestos que se nos anuncia como medidas sociales
paliativas, es la muerte de nuestra sociedad; una sociedad, la nuestra,
superficial caminando en el olvido de los valores esenciales donde se sostiene
toda sociedad que quiera seguir avanzando.
Nos movemos en caminos inciertos partiendo de premisas
imposibles y nos podemos encontrar en un furgón, no de cola, sino sin estación
donde llegar. La extrema izquierda es el comunismo, el mismo que alzó un muro
en Berlín. En el paraíso comunista se vivía tan bien, que todos querían irse de
él. Y no los dejaron. Alzaron un muro de terror
Fotografía tomada de Internet: Memorial por Peter Fechter, joven alemán que murió desangrado al tratar de cruzar el muro por el Check Point Charlie en 1962.F
y de muerte. En el mapa
conocido del mundo hay fronteras cerradas y todas ellas son regidas por el
comunismo. Cuando un Estado impide salir a sus ciudadanos hay que
preguntarnos, también ahora y aquí, que no es bueno para nosotros escuchar
cantos de sirenas para estrellarnos en los acantilados donde otros se
estrellaron y estrellan.
La honradez ignora el favoritismo que somete y anula
voluntades por lo que preservar la libertad es el único legado que podemos
legar a nuestros hijos.
Temas
relacionados
No hay comentarios:
Publicar un comentario