La fascinación por la poesía no siempre
alcanza a todo el mundo; y en este apartado se pueden incluir a los mediocres
poetas que jamás admiraran a los grandes.
Las causas suelen ser diversas, una de
ellas es desconocer la obra del poeta, otra sentir el resquemor de la envidia y
encubrir esta dolencia en códigos prefabricados de acoso y derribo del poeta y
su obra.
Después de todo esto está la trama social
de apuntarse a la moda del momento y ser asiduo de los eventos culturales,
aunque los poetas y sus obras sean desconocidos. Eladio Cabañero poeta nacido
en Tomelloso y residente en Madrid desde la década de los años 50, hasta su
muerte en el año 2000, es uno de esos poetas más conocido por su nombre -
incluida su ciudad natal- que por haber leído su obra.
Suele ser esto algo normal entre el gran
público, y así hay muchos excelentes poetas
reconocidos por sus premios con escasos lectores de su obra.
A Eladio Cabañero durante su vida ha sido frecuente verlo andar por las calles
de su pueblo, metido en sí mismo, casi siempre andando camino de la ferretería
de su amigo Emiliano Negrillo, hoy inexistente Allí, en esa ferretería con aire
de solera familiar recuerdo que en una ocasión lo saludé, y le pedí hacerle una
entrevista. Me la negó, y me dijo que podíamos hablar de lo que quisiéramos,
menos de él. Mira, me dijo, podemos hablar
de ti, de lo que haces ahora. A lo que yo le
respondí. Ahora lo que hago es hablar contigo, que es lo más importante, y
otros días cuando tú no estás por aquí, sigo viviendo como las demás gentes de
nuestro pueblo. Él me miro profundamente a los ojos, le dio una chupada al
cigarro, dejó caer sus manos, dando la sensación de querer llegar al suelo, y
desde la silla donde estaba sentado me envolvió en su mirada y musitó con la
voz hacia adentro. A mi ya no me quedan ganas de
vivir.
En la tienda se hizo el silencio y yo
supe que Eladio se moriría físicamente aunque se iría cuando Dios lo llamara. Espiritualmente él ya
se había anticipado a ese día.
Ignoro casi todo acerca del misterio de
la vida, pero intuyo que en ocasiones hay un cristal multicolor que nos hace vivir ocasiones excepcionales, o
tratar a seres únicos e irrepetibles. Y hasta conocer a poetas puros; que
también los hay, y los ha habido.
Un poeta no es mejor porque escriba
muchos poemas, tampoco porque sea asiduo de los cenáculos donde se trasiega con
los premios y las prebendas de cada momento.
Un poeta, lo es, por su poesía. Y porque
los poemas lleguen a emocionar a los
lectores. A cualquier persona sin necesariamente ser un lector de su generación
y al margen de que al autor se le haya conocido personalmente. Los poetas
tienen ese don, carecen de tiempo y de edad
A Eladio Cabañero lo descubrí por un
poema leído a solas una noche de
invierno, y supe que por ese poema Eladio Cabañero siempre sería un gran poeta.
El poema lleva por titulo "Acción de Gracias
por un Hombre", y éste poema
es un poema universal de ayer, de hoy y para mañana. Lo es también el poema
titulado "La comida", dedicado al poeta y amigo fiel, que lo
fue hasta la muerte, Carlos Sahagún, y "Compañera", y algunos otros que emocionan y
conmueven. Pero yo me pregunto ¿quien lee
estos poemas? ¿Quien asume la valentía de sus palabras y admira la
belleza de sus metáforas? ¿Quienes,
cuantos acceden a ellos y van y vienen por sus versos? Pocos. Como casi siempre
ocurre, una minoría.
Una vez más la historia se repite, un
hombre muere y en la memoria colectiva se recuerda que entre nosotros ya no lo
tenemos, y a Dios gracias se recopila su obra y se deja a disposición de
quienes quieran acceder a ella. "Poesía Reunida" de Eladio Cabañero
editada por Excmo. Ayuntamiento de Tomelloso y con la colaboración de la Excma. Diputación
de Ciudad Real, es un libro para tenerlo entre las manos y en los anaqueles de
la biblioteca propia, para conocer por él y su contenido a uno de nuestros
grandes poetas Castellanos-Manchegos españoles sin prejuicios de vecindad tan
dados a desprestigiar lo nuestro.
Natividad Cepeda.
Arte digital: N. Cepeda
Vigente, por supuesto. Solo necesitaba tu oportuno rescate.
ResponderEliminarAbrazos, siempre