Yo he amado el silencio
velado
de los campos de vides cubiertos
por inviernos y he sido
mujer de tierra
vivificante de los frutos y
dones obtenidos.
He visto dormir la savia
en los sarmientos en ese vínculo
sagrado de plenitud y
esencia
del reposo que aguarda
primaveras.
En el frío de enero no había
impaciencia
tan solo el coraje de `podar
esa ruda
materia del sarmiento y dejarlo dormir
bajo los matices cambiantes
del paisaje.
Sólo lindes y surcos pardos en
los días
junto a casitas blancas y
pequeñas.
Yo he visto las casas y aperos
destrozados por
vándalos ladrones
que esquilman lo de otros y aquí nadie
se opone a esa ruina
continua.
Giran los meses fugitivos
despojando
al campo de ese manto sereno
y Cronos
sabe que mañana no beberemos vino.
Pregunto ¿habrá futuro para
campos de viñas?
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