viernes, 28 de agosto de 2020


 Agosto se nos marcha con su rastro de coronavirus dejando la muerte el rastro de las vidas arrebatadas como árboles secos en el recuerdo de familiares y amigos.

Nos sentimos abandonados en éste caos social donde la incertidumbre es la norma general de mi país sumido en el desorden social y la quebrada alarmante de la economía, con los miles de autónomos abandonados a su suerte sin ayuda alguna  en medio de este estado donde los que no tienen limite de gasto son todos los políticos y sus elevados sueldos.

Crecen como mala hierba los rebrotes de Covid 19 en aldeas y grandes urbes  sin justificación alguna ante la irresponsabilidad de cientos y miles de ciudadanos sin respetar las normativas para evitar el contagio masivo. y junto a esta anarquía y falta de inteligencia se impone la multa personal ante la magnitud  de la pandemia. 

Me preocupa los escasos, por no decir, escasisimas expectativas, ante la apertura de las clases en España exponiendo a niños, preadolescentes, jóvenes y profesorado a la exposición de un virus tan peligroso donde ya se ha demostrado que no solo mueren los viejos, esa "lacra social" despreciada tristemente en nuestros días, olvidando que si la vida no se respeta  y reconoce como bien único no habrá esperanza para un futuro en armonía y paz en la humanidad.

La protección a la vida está  dentro de un orden social tan sagrado como la propia naturaleza. Sin éste mandato divino, o jurídico para los no creyentes, donde se asientan las sociedades más justas y avanzadas, entramos en una Era de barbarie actual difícil de parar en su atroz escalada.  Si olvidamos el respeto mutuo basado en  la protección del Estado frente a la delincuencia que arrasa en los campos de la "Okupación " en viviendas privadas  adquiridas con el esfuerzo del del trabajo de sus propietarios, en el robo continuado en los campos cultivados a los agricultores dañados así en su economía hasta arruinarlos, en los delitos en el comercio desde joyerías y tiendas de todo tipo... Son muchos miles de ciudadano que no salen en los medios de comunicación  ni en los portales de las faques, o famosos de pacotilla, por su nulo ejemplo para los jóvenes  los que se lamentan ante la inoperancia de los gobiernos de Autonomías acomodados en su  vida fácil y sin problemas.

Aplicar la responsabilidad  no solo es para el conjunto del pueblo que sostiene con sus impuestos a todos lo gobernantes, lo es también para todo aquél que nos representa desde el concejal de un ayuntamiento hasta el presidente del país. Porque si el poder no nos protege de los malhechores entonces la vulnerabilidad de nuestro país se caerá como un castillo de naipes.

Los árboles secos  ni dan sombra ni atraen la lluvia y es evidente que no harán sus nidos en ellos las aves porque no dan la protección para sus crías, si esto lo trasladamos a nuestra sociedad la barbarie se impondrá y cuando se quiera frenar ya será tarde.

Recordémoslo, si nuestra sociedad se torna débil ante la moral  de la convivencia las generaciones más jóvenes lo pagarán y también las que les seguirán. Si naturaleza viva en  todos los aspectos sociales  serán mala herencia para nuestro futuro.


Natividad Cepeda  

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