jueves, 16 de abril de 2020

Un mes convulso y desmesurado estamos viviendo en Tomelloso y en España bajo la pandemia del Covic-19.

Estamos viviendo estos días en España un drama continuado por el Covic-19 y los enfermos y fallecidos en condiciones penosas tanto a nivel psicológico como sanitario. Llevamos confinados un mes y según las expectativas del Gobierno del Presidente Pedro Sánchez, se podría alargar el confinamiento para frenar la mortalidad que es la primera en estadísticas comparada con otros países.

En Tomelloso, estadísticamente somos la población con mayor número de muertos en España comparando la población con los fallecidos. Cifra  que no concuerda con las cifras que se están dando oficiales. La causa de la ocultación es a nivel nacional por lo que se ha creado inseguridad en la opinión pública. Incertidumbre por la escasa confianza del pueblo en el Gobierno y las opiniones en contra de la libertad que todo sistema democrático tiene que salvaguardar, por encima de políticos que después de jurar o prometer la Constitución de España, no la respetan. Creando con sus opiniones y actitudes inconsistencia y mostrando falta de lealtad a la Constitución que nos defiende a todos los ciudadanos.
Se da la circunstancia que los dirigentes actuales  han crecido y educado bajo esta Carta Magna y gracias a ella han llegado al poder, por lo que restringir las libertades va en contra de lo que juraron o prometieron.

En las escuelas y colegios se les enseño a respetar la Constitución creando para su comprensión un libro con dibujos y texto que hiciera comprensible lo complejo de las leyes de su país; y ahora asistimos  a ver con incredulidad a ese no respetar la leyes que en ella se promulgaron, por lo que nos sentimos vejados y abandonados en medio de un drama espantoso por la magnitud que esta pandemia nos está dejando.

Asistimos aterrorizados y callados a ver como la muerte de miles de ancianos es despreciada y hasta se mofan de esas pérdidas aludiendo a que son personas incapacitadas los residentes en las Residencias de Mayores. Jamás hubiéramos imaginado  la inmoralidad y deshumanización en quienes tienen la obligación de velar por el bien común del país. Olvidan que la muerte no tiene edad. Lástima de aquellos que  tienen pies de barro y se creen por encima del bien y del mal haciendo planes y olvidando la Historia de acontecimientos anteriores.

En numerosos círculos sociales se habla en voz baja, de la censura que se va infiltrando en medios públicos; voces  que va creciendo como un tsunami y que amenaza con engullirnos. Ahora lloramos, a pesar de aplaudir cada tarde a nuestros médicos, enfermeros, farmacéuticos, transportistas, comerciantes y las muchas personas que trabajan en medio de esta pandemia que siega vidas a diario. Pedimos, los creyentes a Dios, que nos auxilie en esta aflicción desmesurada, y a todos en general, un corazón pleno de amor tan fundamental para equilibrar la balanza del bien común de nuestra sociedad.

El curso de la vida  está establecido civilmente por nuestras leyes y el centro, nuestro centro, es nuestra Carta Magna; la misma que en el año 1983 se publicó y compramos con toda  ilusión y fe, a nuestros hijos; los mismo que ahora nos gobiernan. En ese libro se lee…


“Se prohíbe la censura, y gracias a ello, tenemos derecho a:
--Decir libremente lo que pensamos.
-- Enseñar según nuestras ideas políticas o morales.
--Mandar o recibir  información por cualquier
   medio de difusión como televisión, radio,
   prensa etc…
--El único límite de estos derechos deberá ser el
  Respeto a los demás.
La ley tendrá que garantizar el uso de estos derechos por parte de todos los ciudadanos, y así evitar cualquier abuso de poder. “

Recogido en “La Constitución para niños” 1 de diciembre de 1983. Recordemos que olvidar las leyes es actuar fuera de la normativa legal y de la dignidad  hacia la vida de los demás, frente a la sinrazón y ausencia de toda  ética.
 

                                                                                            Natividad Cepeda   


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