Estamos viviendo estos días
en España un drama continuado por el Covic-19 y los enfermos y fallecidos en
condiciones penosas tanto a nivel psicológico como sanitario. Llevamos
confinados un mes y según las expectativas del Gobierno del Presidente Pedro Sánchez,
se podría alargar el confinamiento para frenar la mortalidad que es la primera
en estadísticas comparada con otros países.
En Tomelloso, estadísticamente
somos la población con mayor número de muertos en España comparando la población
con los fallecidos. Cifra que no
concuerda con las cifras que se están dando oficiales. La causa de la
ocultación es a nivel nacional por lo que se ha creado inseguridad en la
opinión pública. Incertidumbre por la escasa confianza del pueblo en el
Gobierno y las opiniones en contra de la libertad que todo sistema democrático tiene
que salvaguardar, por encima de políticos que después de jurar o prometer la
Constitución de España, no la respetan. Creando con sus opiniones y actitudes
inconsistencia y mostrando falta de lealtad a la Constitución que nos defiende
a todos los ciudadanos.
Se da la circunstancia que
los dirigentes actuales han crecido y
educado bajo esta Carta Magna y gracias a ella han llegado al poder, por lo que
restringir las libertades va en contra de lo que juraron o prometieron.
En las escuelas y colegios
se les enseño a respetar la Constitución creando para su comprensión un libro
con dibujos y texto que hiciera comprensible lo complejo de las leyes de su país;
y ahora asistimos a ver con incredulidad
a ese no respetar la leyes que en ella se promulgaron, por lo que nos sentimos
vejados y abandonados en medio de un drama espantoso por la magnitud que esta
pandemia nos está dejando.
Asistimos aterrorizados y callados
a ver como la muerte de miles de ancianos es despreciada y hasta se mofan de
esas pérdidas aludiendo a que son personas incapacitadas los residentes en las
Residencias de Mayores. Jamás hubiéramos imaginado la inmoralidad y deshumanización en quienes
tienen la obligación de velar por el bien común del país. Olvidan que la muerte
no tiene edad. Lástima de aquellos que
tienen pies de barro y se creen por encima del bien y del mal haciendo
planes y olvidando la Historia de acontecimientos anteriores.
En numerosos círculos sociales
se habla en voz baja, de la censura que se va infiltrando en medios públicos;
voces que va creciendo como un tsunami y
que amenaza con engullirnos. Ahora lloramos, a pesar de aplaudir cada tarde a
nuestros médicos, enfermeros, farmacéuticos, transportistas, comerciantes y las
muchas personas que trabajan en medio de esta pandemia que siega vidas a
diario. Pedimos, los creyentes a Dios, que nos auxilie en esta aflicción
desmesurada, y a todos en general, un corazón pleno de amor tan fundamental
para equilibrar la balanza del bien común de nuestra sociedad.
El curso de la vida está establecido civilmente por nuestras leyes
y el centro, nuestro centro, es nuestra Carta Magna; la misma que en el año
1983 se publicó y compramos con toda ilusión
y fe, a nuestros hijos; los mismo que ahora nos gobiernan. En ese libro se lee…
“Se
prohíbe la censura, y gracias a ello, tenemos derecho a:
--Decir
libremente lo que pensamos.
--
Enseñar según nuestras ideas políticas o morales.
--Mandar
o recibir información por cualquier
medio de difusión como televisión, radio,
prensa etc…
--El
único límite de estos derechos deberá ser el
Respeto a los demás.
La
ley tendrá que garantizar el uso de estos derechos por parte de todos los
ciudadanos, y así evitar cualquier abuso de poder. “
Recogido en “La Constitución
para niños” 1 de diciembre de 1983. Recordemos que olvidar las leyes es actuar
fuera de la normativa legal y de la dignidad
hacia la vida de los demás, frente a la sinrazón y ausencia de toda ética.
Natividad
Cepeda
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