Hoy todo es
decadencia. Colectivo fantasma de letreros ajados y mensajes rodando como peonzas locas por tribunas y calles. Estamos lavándonos las manos con aguas estancadas y
papeles con torpes garabatos como lebrel
que espera darnos su dentellada. Ha
caído la noche sobre todos nosotros con
la obscena proclama de agitar el terror de un futuro, que se agita en su rastro
mojado. Que frustra la esperanza de los que gritamos sin sonidos; sin apenas palabras,
porque sabemos que somos marionetas de los que desde sus fotografías; nos piden
mansedumbre antes sus imposturas. Ante sus avaricias personales. Y ante la manipulación
descarriada de lo que es democracia.
Estamos viendo ese baile de sumas y restas para ver
quien se sienta en el sillón presidencial, siendo meros espectadores de la
lucha de esos colectivos, que prometen imposibles o que amenazan con estrangular la libertad. Porque sin prensa
libre, o medios de comunicación libre;
la verdad dejara de aflorar aunque sea a medias y con noticias veladas. Escuchamos letanías de voces agoreras, y esas
otras voces de los que se rasgan vestiduras por lo que otros hacen, y ahora
cuando algunos de ellos han llegado al poder, para ellos, no valen las
proclamas, ni el insulto que ellos ejercieron y les dieron los votos: No, para
los que nacieron defendiendo el insulto callejero y procaz. Los que ahora son
recogidos por coches oficiales que antes criticaban.
Salieron a
la calle y denunciaron injusticias y penas con llantos verdaderos. Dijeron y prometieron, y siguen prometiendo que todo
cambiaría con ropajes de proletariado culto. Vocean, con ligereza estudiada,
las normas que deben imperar y cobardes insultan y persiguen a los que dicen
ser cristianos; no se atreven con los mahometanos, y sus leyes exentas de
libertad y democracias. No, con ellos no se atreven. Valientes los que se
sienten sin mancha ni pecados, los que cobran en negro y dicen defender al
pueblo. Paradoja de esta sociedad sin principios. De esta sociedad aparcada en
contemplar la tablets, el wsad, escribir en el twitter y todos los programas de la telebasura. Absoluta decadencia, las mujeres que mueren
sin que nadie pare esos asesinatos, las listas de hospitales y centros de
salud, las calles infectadas de excrementos de perros vestidos con abrigo y
bufanda. Decadencia de los papeles tirados junto a la papelera pública, de las
botellas y vasos dejadas en quicios de ventanas y puertas.
Decadencia
del mal huso del mobiliario de parques y plazoletas pintado y destruido. De
tantos fracasos escolares y la ausencia de respeto a los que enseñan cultura.
Sí, en todos esos apartados humanos y sociales tenemos decadencia y yo me
pregunto ¿acaso no vamos por esos derroteros convirtiéndonos en barbaros
analfabetos del siglos XXI?
Todavía en
algunas paredes de edificios decadentes hay pegados carteles de los políticos
que hoy se pelean. Con sus sonrisas de dentífrico y sus poses estudiadas y
falsas. Siguen desde los arrugados
papeles burlándose de los viandantes, con su pose altanera y distante sin
importarles la pared desconchada y el hierro oxidado de los nobles balcones abandonados
a su suerte. Así estamos hoy en España, semejantes a esos edificios que se
desmoronan. Lástima de todos nosotros y la incógnita prosigue de quienes pactaran para nuestro bien o nuestro mal.
Natividad Cepeda
Arte digital: N. Cepeda
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