Fue presentado el 2 de abril de 2022 en el Salón Noble del ayuntamiento de Alcázar de Alcázar de San Juan. Fuimos recibidos por su alcaldesa doña Rosa Melchor que nos acompañó durante todo el recital. Además presidente del Patronato de Cultura, don Mariano Cuartero y, don Julio Criado y don Ventura Huertas, de Oretania Comunicación. El Presidente del Ateneo Cultural de Alcázar de San Juan don Ángel Luis Agenjo y el numeroso público que llenó por completo el salón. El acto lo presentó el coordinador de los poetas de Oretania, don Luis Díaz-Cacho, que dijo; “Alcázar de San Juan ha sido la ciudad elegida para este año ya que manifiesta su compromiso con la alfarería, con la cerámica y el barro a través del Museo de la alfarería de La Mancha, el Museo FORMMA”. Es una oportunidad de reunir a los y las poetas de la provincia, decía Luís Cacho. Nos acompaño con su música al piano, el profesor del Conservatorio de Alcázar de San Juan don Eusebio Fernández-Villacañas.
Estuvo filmando el acto con su maquina fotográfica el Editor y periodista don Julio Criado. Y los alfareros ceramistas doña Graci Arias y su esposo y compañero en el alfar, don Ángel Leal. Mi gratitud a ellos por el regalo maravilloso que durante trece años, ininterrumpidamente, nos hacen al crear para nosotros, los poetas participantes, una pieza artística y única de su preciosa cerámica. En el acto se presentó el libro que se ha editado, cuya recaudación se destinó a Cruz Roja de España.
La velada y el recital fue, una vez más, un encuentro de los poetas de la provincia de Ciudad Real para demostrar que la poesía está viva y no porque nos paguen con euros nuestro arte y trabajo literario, que no sucede, si no por amor a la palabra escrita. Y porque a pesar del olvido de muchos poderes actuales los poetas somos juglares y trovadores también en este siglo XXI.
Declamar, recitar, leer y escribir poesía en tiempos de penuria y tristeza ocasionada por la maltrecha economía y los estragos de la pandemia del COVID19, que nos ha dejado y deja, un rastro de perdidas humanas de familiares y amigos, sumados ahora, por la invasión de Rusia en Ucrania y sus amargas y desastrosas consecuencias humanas, terribles por el genocidio que se está cometiendo a personas inocentes… el poema es bálsamo para el alma tan herida y lastimada.
Un libro de poesía es un conjunto de salmos profanos para leerlos cuando sintamos caer el ánimo y la esperanza, porque hasta nuestro barro es frágil y se nos puede quebrar ante tanta violencia y desatino como nos ha tocado vivir.
Mi palabras poéticas para los artesanos Graci y Ángel son estas...
Canto de gratitud a las manos alfareras de Graci Arias y Ángel Leal
Alfareros, esperanza que guardo en mi regazo
detrás del vuelo de la tarde cuando los ojos se llenan
de quietud y se duerme el sol en las montañas
por donde el viento tiembla escondido en los valles.
Mujeres alfareras, conocedoras a través de milenios
de secretas ternuras nacidas del agua de la lluvia
y del polvo de arcillas. Para ellas la tierra es huella
permanente de sueños moldeados por sus manos.
Mirarlas trabajar con las manos manchadas
de barro creadoras de formas. Ellas son hijas
de montañas deshechas por antiguos diluvios.
Admiro vuestro oficio mujeres y hombres
alfareros de nombres olvidados en la estela del tiempo.
Vosotros, artesanos en vastos continentes dejasteis
legados de cerámicas que son biblias de barro.
Palpita el barro en las manos cuando se golpea
y amasa. Solemnes los dedos van creando cuencos,
jofainas, cántaros para el agua, tinajas para vino y aceite…
Todo es bello. Todo necesario y hermoso.
Escuchadme, saber que estoy hecha de barro,
que mi sangre es de lluvia y relámpago y de siete
colores visto mi desnudez cada mañana.
Saber, que cada alfarero es bucle de Dios señalando
la vida desde el cielo a la tierra. Somos barro
y asombro del Edén venidos desde el Cosmos
de insondables estrellas.
Alfares de mil lenguas los hay por caminos
y estepas, por ciudades y pueblos
amando las arcillas nacidas de la tierra.
Irrumpisteis en aquella Edad de la Piedra Pulida
adornando con punzones y conchas, cerámicas
modeladas por manos alfareras. Así fue nuestra
voluntad desde el primer umbral de la Historia.
Vuelta a vuelta en el torno del barro virgen surgen
anhelos y sueños de alfareros. Saberlo, todos ellos,
llevan el beso del universo en sus venas. Vienen
desde oscuras cavernas alumbradas con fuego.
No dejéis de admirar las manos peregrinas
de barro; mirarlas, porque ellas conocen el lecho
de los ríos, la humedad de los valles y el semen
de la vida viajando desde la vecindad de siglos.
Todas esas mujeres que amasaron tierra y agua
con sus pies y sus manos deshaciendo terrones
conocen las colinas y el rumbo de los días escrito
en las cicatrices dejadas en el barro. Bendecirlas,
son puentes del pasado avivando el presente
empapadas de ayeres con sus cuencos de barro.
Portentosas de arte apuntalan las horas bebiéndose
fracasos, silencios y ese olvido en la noche del tiempo.
En los alfares las manos son sagradas, no van
a la deriva ni se tornan vencidas; son manos
abnegadas, cautelosas, sencillas, transidas
de arreboles como la tierra que nos signa.
Así es ella, María de Gracia Arias Mora, alfarera
encendida de fe, buscado en cada pella de arcilla
recuperar el arte primigenio de la aurora cuando
amanece el sol en Puertollano en espejos de luz.
Callad, mientras cruzamos por la frontera suave
de sus ojos, ese lugar matriarcal de azul misterio
que deja en cada cuenco y ánforas nacidas
de sus manos un halo de temblor al contemplarla.
Volver a remover el barro es buscar el origen
unánime de la vida, deambular buscando
en los alfares ese primer cuenco cerámico
para beber en él y guardar en el hato el tesoro
de ser civilizados gracias al ingenio humano.
En el espejo de las aguas al final de las tardes
veo a una mujer ir a por agua con su cántaro
de barro hasta las fuentes.
Natividad Cepeda
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