Ahora, cuando enero camina por este año de 2019 y las repulsas y combates de los pueblos y sus
gobernantes son igual a los ancestros del pasado yo contemplo los árboles del
parque solitarios y anónimos mirando
hacia la altura de los cielos. Hace frío en estas tardes de invierno y al
ponerse el sol casi nadie camina por los civilizados senderos del solitario
parque.
Camino escuchando los últimos trinos de los pájaros despidiendo las luces del día y llevando en
sus vuelos el reflejo del atardecer. No hay más remedio que continuar con los
atributos del momento creyéndose ellos, y yo, que somos libre en esa
metamorfosis de la libertad exigua. Así bajo la rúbrica de enero me introduzco
en mi choza buscando ese cobijo imposible de la intimidad para que nadie me
hiera en mi individualidad. Siento el frío igual que la incertidumbre del
presente envuelto en radicales mensajes de
odio y avaricia. Siento que la persona deja de ser humana cuando antepone la
verdad a la mentira para lucrarse en beneficio propio sin importarle manejar al prójimo, al otro, para conseguir sus bajos
fines.
El horizonte de mi sociedad no es limpio ni culto, ni leal, ni tan siquiera
busca el bien social a pesar de tantos oráculos proclamándose. Si el bien
social no fuera papel mojado la sociedad donde existo no sería tan violento,
degradado y soez… Porque lo sagrado es patrimonio de toda sociedad y es sagrada
la vida y el respeto mutuo a las ideas opuestas tanto en lo político como en lo
religioso y, nadie, absolutamente nadie está en posesión de la verdad absoluta.
Hace frío en enero y es bueno que así sea para que la tierra en reposo se
limpie y tranquilice de los meses pasados y no es teoría es sabiduría cíclica de las estaciones del año que nos
muestran que todo tiene un proceso temporal. Camino por el parque buscando mi
interior para evitar las presiones que me cercan, los mensajes del móvil tan imprescindible y estúpido que me evita hablar con las personas
y no escuchar sus voces, con sus matices diversos de dolor y alegría, de
fracasos y triunfos… Camino y veo cómo surge esa primera estrella solitaria y
lejana en la fría noche de enero y
recuerdo que mañana yo seré una extinta luz que querrá alcanzar esa estrella y
la proximidad de los árboles del parque y volver a caminar encima de la madre
tierra.
Natividad Cepeda
Arte digital: N Cepeda
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