ESTOY
PENSANDO EN TI, va amaneciendo y el humo
se
lleva en espiral el último lucero.
a mi
edad las mujeres no sueñan -al menos dicen eso-
pero
mi sangre brinca como sí con la temprana claridad
mi
corazón de tanto amarte fuera una torre
dulce
de claridad sin nombre.
Tendría
que arrancarte de esta niebla que envuelve
el
aroma del día, pero sería inútil porque avanzas
con tu
voz tenuemente por todos los sonidos.
Me
retienen tus ojos -su periplo que ensancha
el
mundo de mis sueños- y sólo sé que te amo
sin
otra compañía que el alba.
Yo
debiera quedarme
anunciadora
de tus manos que ahora van afirmado
el
día, esa forma azulada del paisaje o la evidencia
que
tengo de que tú me sostienes frente a los matinales
himnos.
El barrio se despierta, la luna aún tiene,
los
dientes apretados. En el respaldo del sillón el gato
se
acurruca y la persiana, al balancearse,
golpea
los cristales.
Escribo
de tus dedos que recorren la línea de mis labios
para
tallar tu tacto y que yo no lo olvide
aquí
cuando la vida a los dos nos espera
y aún
hacemos cuentas para soñar y amarnos
inexplicablemente,
que no tengo otra cosa que amarte
ya lo
sé. ¿Pero acaso me importa? Te aguardo
sin
reloj para estrechar tus manos y ver amaneceres
mirándome
en tus ojos mientras los niños nacen
y tú y
yo reiteradamente nos dejamos morir
hechos
solo palabras o este verso donde digo
que
estoy pensando en ti.
Poema de mi libro “Solo creo
que llueve”, Un libro de poemas de amor y ausencia donde la voz de la mujer
escribe al hombre que ama recordando lo vivido a su lado y como quiere seguir
viviendo con él toda su vida.
Natividad Cepeda
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