jueves, 26 de noviembre de 2015

Una puesta en escena perfecta


El pasado miércoles 25 de noviembre asistí al teatro televisivo de dos hombres,  y reconozco, que me defraudaron.  
Los hombres se comportaron como dos estrellas estelares (que sin duda los son) mostrando a lo largo del programa su desenvoltura dialogando como si fueran viejísimos amigos.
Además presumieron de porte masculino, y que coste que no me molesta, aunque no lo creo necesario. También se intercambiaron normas de como interesar a  la mujer que quieren conquistar, y jugaron al pin pon como dos niños educados. Toda una puesta en escena cuidada hasta en los más mínimos detalles.
El programa está pensado y preparado para mostrar el lado humano de los invitados desde la acogida del anfitrión y la invitación a pasar a su casa. Luego hablan de trabajo, familia, actitudes ante la vida y en este caso de política, porque el invitado era un político. Y para que todo sea acorde con el siglo en el que vivimos, también pasan a la cocina para demostrar su buen hacer dentro de esa pieza tan importante de las casas-hogares. El invitado cogió frutas, batidora y exprimidor y preparó un excelente jugo, como diría un americano del sur, y así entre sonrisas y desenvoltura desgranaron detalles del invitado y de su vida que, para eso se había grabado el programa.
El anfitrión y presentador, un veterano en estas tareas, inteligente y simpático y gran profesional nos trasladó a ver al político como un hombre joven que además es atractivo y tiene ese halo de triunfador que, es por lo que estaba sentado junto a él en su casa.  Todo perfecto. Hasta el comentario sobre un cura católico que tiene abierto comedores para los hambrientos españoles, por lo que no se blasfemó, ni se ridiculizó a la iglesia. Maravilloso. Por una vez, y para que sirva de precedente,  se respetó esa institución en una cadena televisiva.  Y el político habló de los trabajadores pobres, sí son esos que tienen sueldos bajos, tan bajos que tiene que ir a comer a los comedores de los voluntarios católicos y del padre cura, al que los dos admiraban por su labor humanitaria.
No es ese un programa de combate; no. Es un programa de entretenimiento. ¿Sin nada más? No me lo creo. Pero claro ya soy muy descreída.
Hoy he escuchado algunos comentarios, tímidos y escasos, en cadenas de radio en las tertulias de los comentaristas y, escasamente alguno se ha atrevido a decir públicamente, que el político le había decepcionado.
Hay demasiado espectáculo en nuestras vidas, Y entre las candilejas, a veces, el fango de lo que no es tan políticamente correcto salpica a  todos.  A los que están arriba, y no son trabajadores pobres, y a los que estamos abajo por haber perdido la facultad de pensar y exigir  a los que nos representan, que además de guapos y felices, nos muestren alguna otra faceta  humana, menos edulcorada, porque actualmente la vida de una gran parte de españoles es ácida y gris.
Esta es una breve nota sobre un político que quiere ser presidente del gobierno, y un presentador que conoce muy bien al personal y sabe mostrar lo que queremos ver, porque la realidad es tan fea que no nos gusta, por lo que la puesta en escena ayuda a tener entretenido al personal.
                                                                                                 Natividad Cepeda

Arte digital N. Cepeda


No hay comentarios:

Publicar un comentario