miércoles, 11 de noviembre de 2015

Libertad, ¿es democracia? O democracia, ¿es libertad?


                   Se nos ha hecho aburrido y pesado el debate sobre el estado y sus organismos: nos ha superado tanta inmundicia  política vivida y protegida por los partidos políticos. Y, a estas alturas  del techo gubernamental, en el patio nacional los debates esgrimidos y paseados por cadenas de radio, televisión y medios públicos y privados carecen de actualidad y, lo que es más triste, de interés y veracidad. A los sufridos y asqueados votantes se nos informa de las idas y venidas de procesos jurídicos de esos grandes prohombres y mujeres que amontonan fortunas y responsabilidades civiles, gracias a esa democracia y votos que los vasallos dejamos caer en las urnas. No hay día que se nos informe de extrañas alianzas antiguas entre “los servidores del pueblo” o sea, los que nos representan,  y las “mordidas” a esos cientos de miles de euros guardados en cajas y paraísos fiscales a, los que, los ciudadanos de a pie  no tenemos, ni tendremos, acceso jamás.
Las elecciones nos abren, casi siempre, una pequeñísima puerta a la luz en medio de tanta oscuridad,  y cerrando los ojos,  queremos seguir apostando porque esos candidatos “a servir al pueblo”,  no, nos vuelvan a engañar y cumplan con lo prometido en sus campañas.
Porque básicamente para eso son elegidos, y sin esa prioridad sobran todos los discursos.  
A estas alturas los pactos que vamos viendo no son pactos tan maravillosos, ni nos muestran un camino fácil para hacer gobernable a autonomías y ayuntamientos. Porque cerniendo todo lo ocurrido en las pasadas elecciones, yo, en mi ignorancia democrática civil, me pregunto, y se preguntan otras muchas personas como yo, ¿qué solución es, apoyar una opción política para darle el poder si luego, cuando tienen que sacar presupuestos  reales no son apoyados por los mismos que les dieron poder para proponerlo y ejecutarlo?  Y de poco o nada nos sirven las informaciones sobre las conversaciones mantenidas, mientras el sufrido ciudadano sigue apretado el cinturón y el dogal invisible alrededor de su seguridad económica y ciudadana.
Sí, seguridad ciudadana al tener que contratar seguridad privada para domicilios y comercios, naves industriales y apartamentos veraniegos en el mar o en la montaña. Y, omito volver sobre el problema del campo español, harto y más que arto, y exprimido, por los robos en el campo que nadie soluciona ni protege.
Todo este panorama no es nada natural y no confiamos en casi nadie porque a pesar de tanta exposición y palabrerío las soluciones no llegan salvo, los impuestos que son cada día mucho más atroces. Nada que decir a los  opositores en contra de tradiciones y creencias asentadas en esta España de mis dolores. ¿ Cómo atreverme, y atrevernos,  a  reclamar que se nos respete por encima de otras creencias que practican el absolutismo, cortan cabezas, dan latigazos y saquean y quemas edificios sin la menor culpa de estar cometiendo nada mal ,en favor de una creencia, innombrable, que aborta toda libertad y respeto por la vida y las personas. No, mejor callar, porque abordar ese tema, y otros similares es erigirse en persona, non grata, y apestada para los defensores de lo “políticamente correcto” en esta sociedad tan alienada y falta de valore democráticos reales.  
Y a pesar de todo este panorama seguimos apostando por la convivencia y la democracia, puesta en ella  nuestra esperanza en este presente lamentable.
Ganarse un derecho, es sobre todo, vivir en consonancia con los derechos establecidos por el Estado de derecho, cuyo poder y cuya actividad están regulados y garantizados por ley. ¿Pero qué ocurre cuando esas leyes nos fallan? Pues que no somos nada.  Y cuando esto ocurre los que medran son todos los que amparados en las leyes y sus trampas, medran y campan en perjuicio de los que sí nos atenemos a las leyes del estado.
El dilema ante todo esto es preguntarse, ¿primero es libertad  de la persona, y después nos sentimos demócratas?  ¿O la democracia da la libertad aun desconociendo la libertad personal?  Esta es la pregunta y la frontera confusa donde nos movemos.
Nuestra sintonía  natural es la sintonía de occidente sin falsas alegaciones de iluminados que prometen cielos inexistentes


      

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