domingo, 6 de julio de 2025

Cuevas de Tomelloso

 


En Tomelloso hay más de 2000 cuevas subterráneas elaboradas por los viticultores de Tomelloso desde el año 1878 hasta la última década de 1960. Todas ellas de propiedad privada. En la actualidad se han perdido algunas de ellas, pero las que se conservan son testimonio del esfuerzo de las familias agricultoras y orgullo de toda la ciudad.

Hoy traigo a mi blog la crónica del periodista Carlos Moreno del periódico digital La Voz de Tomelloso junto con el reportaje fotográfico de la arquitecta Ana Palacios. En la visita que efectuaron a mi cueva acompañados de José María Díaz, el ultimo constructor de tinajas para el vino de Tomelloso y miembro de la junta de la asociación de “Las cuevas de Tomelloso”. Fue una mañana donde recordamos el esfuerzo y tesón de aquellos constructores que debajo de sus viviendas guardaban el vino de la cosecha.

 


 


Crónica de Carlos Moreno

Cuando Natividad Cepeda, conocida escritora de Tomelloso, y Jesús Lara adquirieron un solar próximo a su domicilio en la calle Socuéllamos para construir una cocinilla y otros espacios para reuniones familiares, decidieron, con buen criterio, conservar la cueva. Para poder construir arriba reforzaron la cueva con varios pilares de hierro.  Construida en los primeros años sesenta, es de las últimas que se hicieron en Tomelloso y contiene elementos que llamarán nuestra atención.

Antes de bajar, Natividad nos dirá, con prudencia excesiva, que la cueva no está en las mejores condiciones, pero nos encontramos con una construcción impecablemente conservada en la que los propietarios han cuidado al máximo todos los detalles: techos y paredes encaladas, un pasamanos en la escalera que permite bajar con una construcción impecablemente conservada en la que los propietarios han cuidado al máximo todos los detalles: techos y paredes encaladas, un pasamanos en la escalera que permite bajar con mayor comodidad y seguridad o los pilares que ya mencionamos. El suelo se forjó en una plataforma de hierro revestida con cemento y apenas se ven desprendimientos. Da la impresión de que podrían haber estado trabajando ayer mismo.


Contiene siete tinajas de cemento de 450 arrobas de capacidad, en las que José María Díaz reconoce rápido la mano de su padre. Están unidas por unos rabos lisos pintados en blanco. Su elemento más característico es un bello empotrado octogonal en perfecto estado, decorado con molduras y con algunos elementos en azul añil que le proporcionan un aire muy elegante. También llama la atención la buena solución que se le dio a la tinaja más pequeña, la del gasto, que aparece empotrada en un rincón junto a la escalera. Ésta se encuentra en buen estado, a excepción de unos pocos peldaños en su parte central que un albañil arreglará en breve.


Dispone de una lumbrera, con un desgarre piramidal estrecho por el que entra un generoso haz de luz, para producir esos claro oscuros tan característicos de las cuevas de Tomelloso, la solución que encontraron los sabios vinateros hace casi doscientos años para criar sus vinos en las mejores condiciones de temperatura, luz y reposo. En un día de verano en el que superamos los 35 grados, se agradece esta temperatura de la cueva en torno a los 14 grados.




Ana Palacios, la arquitecta que nos acompaña, mide la profundidad de una cueva que supera los siete metros. Las paredes aún muestran las huellas de los golpes de pico de aquellos hombres que les fueron dando forma en largas jornadas de trabajo. Un trabajo duro que desembocó en las más de dos mil cuevas que se construyeron en la ciudad. La de Natividad y Jesús es otra joya del subsuelo que merece la pena visitar.

Carlos Moreno | viernes, 4 de Julio del 2025

Reportaje fotográfico de Ana Palacios

Publicado en el periódico LA VOZ DETOMELLOSO

jueves, 3 de julio de 2025

Y siguen asesinado a mujeres los hombres civilizados de esta sociedad

 



Me estremezco cuando leo y escucho que una mujer ha sido asesinada. Y presiento que hay muchas mujeres que son asesinadas y nadie las reclama ni nombra en nuestro mundo global.

Apenas si me quedan esperanzas en esta sociedad violenta y amortajada de mentiras.

Sociedad de liviana sonrisa porque si yo no grito ni sollozo por tanta ignominia entonces de poco valen los símbolos colgados, ni el recordatorio de los maestros del engaño que nos manipulan para que nos callemos ante esas muertes de mujeres que no cesan. Ante las que nos hemos acostumbrado como algo cotidiano.

Como si nos hubieran anestesiado ante la masacre.

Siento el bramido de la muerte en mi génesis de mujer.

Lo siento desde la noche oscura de los tiempos.

Viene desde el sonido lúgubre de tambores machados de sangre entre danzas macabras y leyes injustas. Sobre mí llevo esa música, ese dolor inacabado, ese morir sin pausa a través de miles y miles de años.

Muere una mujer y el mundo calla.

Todos los sollozos se olvidan. Todos los asesinos son perdonados.

Y me pregunto: ¿Por qué la piel se rasga, se acuchilla, se golpea, se tira por ventanas y acantilados, se trocea, se entierra, se quema, se esconde en basureros y terraplenes?

¿Por qué?

No quiero lazos morados en mi ropa, en mi pueblo, en mi ciudad, en mi ordenador, en mi periódico en mi vida. No, no los quiero porque de nada sirven.

Para qué tanta parafernalia cuando se siguen desgarrando vidas, cuando mueren niñas, niños y mujeres violadas, maltratadas, olvidadas, vejadas, sentenciadas por esta sociedad mediocre y pusilánime, tan metida en su total buenismo de escaparate de móviles y pantallas de necedad absoluta.

No, no quiero más símbolos inútiles inventados para acallar a las masas

Sobre las víctimas no hay estrellas ni rosas, ni lágrimas solo son noticia de unas horas y después el olvido. Y continuamos como si fuera normal.

Algo fundamental está fallando en nuestra sociedad. Nos faltan valores humanos y nos sobra publicidad inútil.

Sólo me queda mi palabra para reclamar que nada de lo que ocurre es normal.

Natividad Cepeda©

viernes, 27 de junio de 2025

Por la Vía Láctea

 Esta noche por la Vía Láctea se calcinan

estrellas regresando sortilegios

entre el aliento de todos los misterios.

Desfila ese tiempo olvidado que yace

en la penumbra del pensamiento

con preludio de brasas y yo alargo

mi pábilo y enciendo sendas de paz

para este tiempo oscuro de guerras.

La noche comienza su viaje con ella

me diluyo en el fuego ancestral y mágico

de San Juan apostada en mi soledad

frente a la certeza de que las llamas

limpiaran mi alma de inútiles nostalgias.

 

Poema y fotografía © Natividad Cepeda

 

martes, 17 de junio de 2025

«Dulcinea mito y mujer manchega por encima del tiempo» es el titulo de mi conferencia impartida en el II Coloquio Internacional Cervantino Dulcinea


Dulcinea, ese personaje literario convertido en mito femenino, ha trascendido popularmente en múltiples ocasiones, sin que la obra literaria de Don Quijote de la Mancha haya sido leída en su totalidad, a pesar de que en la obra cervantina hay mujeres fuertes y decididas que rompen con leyes y mandatos patriarcales. Mujeres poderosas en medio de una tierra despoblada y no demasiado opulenta, pero donde lo popular y anónimo ha sido camino transitado de las generaciones.


Dulcinea esta fuera de todo tiempo porque para ese personaje no hay almanaque ni calendarios su desconexión con el presente la hace universal naciendo así el mito que ella representa. Y de ese mito los artistas han creado imágenes y comparaciones con las mujeres manchegas. Dulcinea del Toboso representa el ideal de la virtud femenina, su dignidad de nobleza y su capacidad de convertir lo rustico en belleza, lo agreste en bucólico y lo fugaz en permanente

Fragmento de mi conferencia en la intervención en el II Coloquio Internacional en la Casa de la Torre del Toboso «Dulcinea mito y mujer manchega por encima del tiempo» es el título de mi conferencia impartida en el II Coloquio Internacional Cervantino Dulcinea celebrado los días 13 y 14 de junio de 2025 en la Casa de la Torre del Toboso junto al Ama de la Casa la extraordinaria Isabel Fernández y escritores y escritoras llegados desde diferentes lugares del mundo.


«Dulcinea del Toboso: mujer, personaje, mito», organizado por el Grupo de Investigación Siglo de Oro (GRISO) de la Universidad de Navarra, la Unité de recherche «Études du contemporain en Littératures, Langues et Arts» (ECLLA) de la Université Jean Monnet-Saint Étienne y la Casa de la Torre, con la colaboración de varias instituciones más.

Natividad Cepeda



domingo, 15 de junio de 2025

Tormentas de junio

 

Estamos en junio y en mi tierra ya han granado los trigos y las cebadas. Y también han llegado las tormentas arrasando con el granizo toda serie de cultivos; viñas, árboles frutales y los sembrados que se están recolectando con las segadoras. El calor llega a treinta y siete y treinta y nueve grados lo que hace que el cielo retumbe y las nubes aparezcan descargando no solo agua, que nos hace falta, también el temido granizo arruinando las economías agrícolas.

Cuando la lluvia deja de caer el campo aparece bellísimo y las encinas que están junto a los campos sembrados son espectaculares por su color verde y su belleza agreste. Pero en muchos pueblos hay esa tristeza soterrada por las bolas del hielo caído. Siempre ha sido así y siempre las gentes de esta tierra dura y luchadora ha continuado viviendo de su trabajo y de sus pérdidas.

Los seguros agrarios cubren un poco, solo un poco, esas grandes pérdidas, pero no hay otra cosa que hacer y seguimos generación tras generación recogiendo el legado de nuestros ancestros y sembrando los campos con la esperanza de recoger la cosecha. Aunque eso no siempre es posible.


Suelo escuchar que, ante lo malo, no es esto lo peor que hay, porque   gracias a Dios no tenemos guerra y aunque la cesta de la compra esta muy alta de precios no podemos compararnos con los que sufren la guerra en una parte de Europa y la otra guerra de Israel y Palestina. Nos callamos y sentimos temor ante la invasión continua de la emigración. Porque Occidente y Europa es Occidente no comulga con esa otra cultura de mujeres tapadas de pies a cabeza. Nos callamos, pero no hay convivencia.

Junio nos está dejando agua y granizo y una especie de tristeza e impotencia mezclada con esas otras impotencias que vivimos cada día por imposición de los otros y tememos que ese equilibrio se nos rompa en algún momento.

 

Natividad Cepeda

lunes, 9 de junio de 2025

Los juglares, poetas y trovadores, hombres y mujeres, son necesarios porque son testamentarios de su momento.

 

 

Sin amor no hay poesía. Sin juglares enamorados de cuanto les rodea no hay poetas.

Tampoco son poetas los que escriben sin sentir. Ni los que ignoran la pasión de cuanto les rodea. No lo son, aquellos que someten su escritura al gusto del momento impuesto en ocasiones, por banales artistas que por circunstancias tiene cotas de poder e imponen su criterio sobre la misma poesía. Como si escribir del alma y de lo que esta siente en su interior se aprendiera en las aulas magnas oficiales. Hay poetas que sufren el olvido, otros la indiferencia, y muchos los halagos de los que  buscan por ese camino llegar al éxito. Como si escribir poesía fuera racionalizar la belleza. 

Pero los poetas forman parte de la vida y la vida no siempre es fácil.

Algunos de nosotros llevamos heridas  por ser poetas; sobre todo si se es poeta y además mujer. Porque los hombres no envejecen y las mujeres sí.

Un poeta masculino presenta un nuevo libro de poemas y es exultante en toda la presentación y su entusiasmo es compartido por compañeros poetas y, en las revistas y periódicos cercanos se escriben comentarios literarios elogiando el nuevo poemario. Es la actitud esperada porque el grupo de escritores y poetas masculinos se ayudan y respetan a pesar de que el autor no guste a todos.

Un poeta masculino si es autodidacta se le reconoce su obra porque ha luchado y formado en la soledad de su entrega no reglada y se le galardona y admite en tertulias y foros… Pero si es poeta femenina, o sea mujer, la cuestión cambia. La poesía de esa poeta se juzgará con lupa y los viejos dictámenes sobre estilos y decálogos se le aplicarán a toda su poesía. Lo terrible de esta realidad es que no es una ensoñación si no una repetida actualidad.



Las poetas mujeres tienden a estar protegidas por la sombra protectora de los hombres, jamás se reconocerá, ni se hablará de ello. Las mujeres poetas libres y no demasiado asistentes a círculos de poder donde se reconocen las obras leídas en tertulias y foros carecen de reconocimiento. Son silenciadas por no acudir a esos escenarios donde se intercambian pareceres y se dialoga sobre lo ultimo que se ha escrito y publicado. Las mujeres que escribimos en pequeñas ciudades y no hacemos demasiada vida social somos ignoradas. Y es que la libertad tiene un precio quizá demasiado alto.

Escribir y crear requiere espacios de silencio. Leer un libro también. Y no venderse en aras de la popularidad mediocre no se le perdona a quienes no lo ejercitamos. Personalmente me causa estupor y cierta dosis de tristeza ver como poemas escasos de hallazgos poéticos, por no decir que en ellos no hay poesía, son alabados en los medios digitales donde se publican. Porque hay que reconocer que no todo lo publicado tiene calidad.

Las mujeres escritoras carecemos de visibilidad en muchos casos.

Del mismo modo en los jurados importantes apenas si hay mujeres y por lo mismo en los múltiples certámenes la mayoría de premiados son hombres. Es éste un tema silenciado porque ¿quién se atreve a ponerle el cascabel al gato? Nadie. Las mujeres mayoritariamente no son apoyadas por las mujeres más aún si no son proclives al alago y a estar continuamente en sesiones continuas de promoción mediática. Las mujeres escritoras que no pertenecemos a círculos determinados somos una especie de parias donde nadie, absolutamente nadie, incluidas otras mujeres de la sociedad, somos invisibles.



No hace mucho en una conferencia que impartí denuncie lo importante que es no residir en el mismo lugar de nacimiento, porque cruzarte con la gente, con vecinos y conocidos en el día a día no crea ese misterio que todo artista debe tener para ser admirado.

Tampoco crea admiración que no te quejes de la vida, que sonrías y animes a la gente a vivir feliz con las cosas pequeñas, los amigos, la familia, el tendero que te atiende desde hace años, la peluquera que te corta el pelo, el panadero que se le comprar el pan… al vecino que acompañas en un funeral y al que acompañas a tomarse un café o un vino si petulancia alguna. Actuar así, vivir de esta manera no abre puertas en los pueblos nuestros a las mujeres escritoras.

Y hasta el alcalde y concejales te ignoran invitando a pregonar fiestas y a ser jurados de certámenes a otras mujeres que no residen en estos mismos lugares, e incluso jamás han escrito un poema, un ensayo o un artículo periodístico. Se cumple con creces aquello de “Nadie es profeta en su tierra”.

Mujeres poetas hay muchas: somos muchas las que componemos un verso pero muy pocas las que se nos reconoce como tales. Hay ocasiones que se nos dan unas migajas y con eso nos pagan años de vida dedicadas a ser escritoras. Me pregunto ¿si ha merecido la pena dedicarme durante décadas a escribir en soledad? Lo que si puedo afirmar es que escribir para mi es tan necesario como beber agua o respirar aun sabiendo que no ganaré dinero ni mis libros estarán en las mejores librerías de los países.

Todo esto es el tormento y el éxtasis de la creación; de todo creador incluso siendo mujer.

Si, los poetas masculinos frecuentan lugares y espacios desde antiguo. El pasado está plagado de todos ellos al igual que el presente. Las poetas femeninas hace poco que se incorporaron a esos círculos y son admitidas con reservas disimuladas.  En ese espejo la corriente admite la ambición de los poetas y aunque sus libros sean aburridos por estar los poemas saturados de tecnicismos y exentos de emoción se admiran y aplauden. Las movidas  literarias son así un malecón donde hay que defenderse de las turbulencias ajenas. Por las que a veces el vacío de la poesía es un vacío de triste soledad.

Los libros, esos tesoros que se acarician con el alma cuando se leen quedan solos, muy solos, entre las manos y los ojos de quien los lee; es entonces cuando inunda el espíritu del lector la trova.  Se hace presente  y única quedando la sensibilidad poética en las páginas del libro olvidando quien la escribió.

Publicar hoy está al alcance de casi todos  pero no lo es llegar a romper el silencio de las presentaciones que se quedan en eso, meras reuniones de conocidos si el libro de poesía no rompe los pequeños reductos donde se da a conocer. Los juglares, poetas y trovadores, hombres y mujeres, son necesarios porque son testamentarios de su momento. Y también ahora se recorren los  castillos ofreciendo su palabra en las diputaciones y ayuntamientos, fundaciones y cafés como se hacían en las tabernas y salones  de antaño.

Juglares y juglaresas de amor de todos los tiempos seguimos siendo los que en los papeles escribimos retazos del corazón hecho pedazos. O de esa naturaleza viva y cambiante que no fascina y emociona, o de esa injusticia latente en cualquier rincón del mundo porque la poesía también es fuerza renovadora para cambiar hoy lo que está mal.

 

Natividad Cepeda

jueves, 5 de junio de 2025

 

Tomelloso© Lanzadigital

Natividad Cepeda: “La inteligencia artificial está matando a los creadores”

La escritora y poeta pone broche al Plan Municipal de Lectura con una conferencia en el Instituto García Pavón

 




Cepeda durante el encuentro, Foto Ksenia

 

20 de mayo de 2025Carlos Moreno / TOMELLOSO

En un encuentro muy ameno, Natividad Cepeda ha ido respondiendo a las interesantes preguntas que le han ido formulando los alumnos

El Plan Municipal de Lectura de la Biblioteca Municipal Francisco García Pavón ha estado dedicado este año a la figura de Natividad Cepeda, la escritora, ensayista y poetisa de Tomelloso que ha confesado sentirse gratamente sorprendida por la experiencia vivida junto a estudiantes de todas las edades. “Unos niños me pidieron que escribiera un poema en una pizarra y fue algo bonito”. La escritora ha puesto broche al plan con una conferencia a los alumnos del Instituto García Pavón en la que ha estado acompañada por la concejala de Cultura, Inés Losa, y la directora de la biblioteca, Carmen Labrador.

En un encuentro muy ameno, Natividad Cepeda ha ido respondiendo a las interesantes preguntas que le han ido formulando los alumnos. “Hoy día no resulta complicado publicar porque está la fórmula de la autoedición que es mucho más accesible que la de una editorial que selecciona mucho más. El problema es que se lee poco”. Para ella “los libros de poesía deben contener muchos hallazgos poéticos y belleza. Esto no ocurre siempre. He formado para de algunos jurados de certámenes de poesía y aparece esa inteligencia artificial que está matando y anulando a los creadores. Para los artistas y creadores debería estar prohibida La Poesía es algo mucho más puro que expresa sentimientos y emociones”.

Ha hecho un repaso a su evolución como escritora, explicando que “en mis primeros libros se me catalogó como poeta del amor porque era una poesía basada en lo amoroso y carnal, después me centré en la tierra que nos rodea, sobre todo de la Mancha, me gusta hablar de nuestra tierra, de las injusticias que sufre y también he tenido etapas de focalizarme en la espiritualidad y de centrarme también en la justicia social”.  Para alguien que se inicie en la poesía ha recomendado “escribir de lo que siente y de lo que le rodea, no hay que irse a otras latitudes, el día a día inspira mucho a la hora de escribir”.

Natividad ha recordado sus tiempos en el grupo Jaraíz junto a Valentín Arteaga, “que fue la persona que me animó a llevar un poema y él me fue corrigiendo, reconduciendo y animando a escribir más”. Sus referentes fueron, ya en la infancia, Juan Ramón Jiménez con Platero, y más adelante Neruda y Valentín Arteaga. Recuerda con especial cariño la publicación de su primer libro “Poemas para un hombre” que presentó en Madrid donde estuvo acompañada por Eladio Cabañero y Valentín Arteaga. “Me sorprendió el éxito que tuvo, también en Tomelloso donde se agotó. Luego lo llevé a la Fundación Antonio Gala que apoya a jóvenes creadores y lo seleccionaron”.

Natividad Cepeda considerado esencial la lectura “porque es una forma de realizarse el ser humano. El contenido de una pantalla no lo absorbemos de igual manera que cuando leemos. Lo que escribimos estamos obligados a leer. Para mi leer es como beber y comer agua, sin lectura no enriqueces tu lenguaje y no puedes crear después”.

Escribe prosa, ensayo, artículos periodísticos…y confiesa que no es fácil cambiar de registro lingüístico. “Ahora tengo que dar dos conferencias, una sobre Ismael de Tomelloso y otra sobre los personajes del Quijote y para mí supone un reto. Tengo que hablar veinte minutos, no aburrir a un auditorio y esa conferencia se publicará después, con lo que la responsabilidad es todavía mayor”.

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PUBLICADO EN: © Lanzadigital

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