domingo, 15 de junio de 2025

Tormentas de junio

 

Estamos en junio y en mi tierra ya han granado los trigos y las cebadas. Y también han llegado las tormentas arrasando con el granizo toda serie de cultivos; viñas, árboles frutales y los sembrados que se están recolectando con las segadoras. El calor llega a treinta y siete y treinta y nueve grados lo que hace que el cielo retumbe y las nubes aparezcan descargando no solo agua, que nos hace falta, también el temido granizo arruinando las economías agrícolas.

Cuando la lluvia deja de caer el campo aparece bellísimo y las encinas que están junto a los campos sembrados son espectaculares por su color verde y su belleza agreste. Pero en muchos pueblos hay esa tristeza soterrada por las bolas del hielo caído. Siempre ha sido así y siempre las gentes de esta tierra dura y luchadora ha continuado viviendo de su trabajo y de sus pérdidas.

Los seguros agrarios cubren un poco, solo un poco, esas grandes pérdidas, pero no hay otra cosa que hacer y seguimos generación tras generación recogiendo el legado de nuestros ancestros y sembrando los campos con la esperanza de recoger la cosecha. Aunque eso no siempre es posible.


Suelo escuchar que, ante lo malo, no es esto lo peor que hay, porque   gracias a Dios no tenemos guerra y aunque la cesta de la compra esta muy alta de precios no podemos compararnos con los que sufren la guerra en una parte de Europa y la otra guerra de Israel y Palestina. Nos callamos y sentimos temor ante la invasión continua de la emigración. Porque Occidente y Europa es Occidente no comulga con esa otra cultura de mujeres tapadas de pies a cabeza. Nos callamos, pero no hay convivencia.

Junio nos está dejando agua y granizo y una especie de tristeza e impotencia mezclada con esas otras impotencias que vivimos cada día por imposición de los otros y tememos que ese equilibrio se nos rompa en algún momento.

 

Natividad Cepeda

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