martes, 3 de diciembre de 2013

Sagrario Torres equinoccio de amor

                 
         Los poetas si nos dejan su poesía permanecen
         entre nosotros con su voz invisible entre las hojas de sus libros:
         permanece y sigue con su voz creadora  mi admirad y querida
        Sagrario Torres. 
       A veces al leer sus cartas vuelve su amistad a inundar mi alma. 
       Y a pesar de la ausencia  sus libros me la  devuelven.
       Para ti mi equinoccio de amor Sagrario Torres.
                                                                 
                                                                                                                                                                                          
Debajo de la noche del tiempo te dormiste
como duermen los árboles en su ciclo aprendido.
Cruzas vestida de manto de silencio y te insinúas
como  barca sin remos añorando tus redes.

Cubierta del manto de la tierra eclosionas
al viento y a la lluvia donde todo es posible.
Te liberas rompiendo las amarras de la carne
después de muchos desengaños cosidos a  tu piel.



Vienes  con la madrugada de Dios borrando identidades, 
mítica de amanecer tu mirada,
contándonos el rumbo inmolado de las cosas  desde el otro espejo donde tú ahora nos ves.

Tu nombre es fácil pronunciarlo. Sagrario:
Sagrario de amistad  que a nadie se rindió ni doblegó. 
Sagrario de mujer hermético, voz grave y poderosa
de tormenta sacudiendo conciencias.

Envite de  poeta ante la que me descubro, 
luchadora tenaz,  río de existencia única 
que nadie sometió. Roca caliza, hija de tu tierra. 
Cual vieja encina sostienes
entre tus ramas  al universo 
                                             a temporal de la palabra.




No sé, desde qué lugar, sigues mirando el mapa de La Mancha tan amada por ti, equinoccio de amor y ecuador de tu verso,  Sagrario Torres Calderón,
interminable hoguera 
que no se extingue ni apaga



Se cerrará el ciclo de la vida entre nosotras.
Todo se hará silencio...
Me dormiré en el oculto signo de los ciclos,
debajo de todo se escuchará 
el equinoccio del espíritu, 
y todavía, Sagrario Torres, 
permanecerá tu amor                                                                            
a la palabra y a la verdad.

                                                                                                     Natividad Cepeda




Sagrario Torres nace en Valdepeñas el 7 de marzo de 1923 y muere en Madrid el 5 de marzo de 2006 con 83 cumpleaños. De  niña queda huérfana de padre. Se traslada con su madre y hermano a Madrid. Con 5 años de edad ingresa en un internado municipal de huérfanos de Alcalá de Henares. Comienza los estudios de bachillerato en el Instituto de esa ciudad.  Quedan interrumpidos por el estallido de la Guerra Civil en 1936.
Escribe  poesía y prosa. En la década de 1940 colabora en periódicos y revistas.  Empieza a conocer y frecuentar círculos poéticos donde conoce a otros  escritores y coincide  con  Luis Felipe Vivanco, Leopoldo Panero o Luis Rosales entre otros artistas y poetas.
En 1968, publica su primer libro "Catorce bocas me alimentan"; y le siguen "Hormigón Traslúcido" (1970), "Carta a Dios" (1971), "Esta espina dorsal estremecida" (1973), "Los ojos nunca crecen" (1975), "Regreso al corazón" (1981), "Íntima Quijote" (1986). Con anterioridad reúne tres cuadernos que contienen poesía primera y más temprana. Sagrario Torres fue declarada Hija Predilecta de la ciudad de Valdepeñas en 1985 y recibió la Medalla de Oro de Castilla-La Mancha en 2005.
Sagrario Torres es una de las mejores sonetistas de las letras españolas  aunque por ser mujer no tuvo el reconocimiento que su obra merece.





                                                                                                           
 Arte digital: N. Cepeda


1 comentario:

  1. Un día de estos, cuando los demás certifiquen mi sospecha eterna de que hace tiempo estoy muerto, me gustaría que alguien me recordara así. Aunque fuera alguien vivo.
    Abrazos, siempre

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