jueves, 10 de diciembre de 2015

Conmemoraciones en diciembre: Declaración de los Derechos Humanos

          
Nuestra Historia actual sigue marcada por la injusticia, la guerra, el hambre y la esclavitud contemplada y sostenida por diferentes gobiernos y pactos entre ellos que alimentan con sus tratados  la ignominia que van desde la explotación humana en el trabajo al exterminio de los pueblos a través de las guerras y genocidios consentidos.
Las noticias nos llegan sesgadas y amputadas según convienen a los amos del mundo. Las sociedades industriales nacidas hace dos siglos elevó la población en las ciudades dejando amplias zonas rurales abandonadas. De esa emigración la literatura  y el periodismo nos ha dejado retazos de aquellos episodios adversos vividos por hombres, mujeres y niños en condiciones infrahumanas que se fueron suavizando y encauzando a través de sindicatos y protestas con sus luces y sombras en el plano internacional con aperturas a unas legislaciones que amparaban los derechos de los trabajadores. Europa y Estados Unidos  fueron los marcadores de  esta sociedad compleja y dividida en busca de una armonización social donde la justicia tradicional contemplada desde la perspectiva de un concepto masculino, donde la mujer era mera sombra para leyes civiles y religiosas; excluida en la sociedad por considerarla no apta para decidir su vida y destino. De hecho la agresión hacia niños y mujeres no ha sido reconocida hasta hace escasas décadas, quedando amplias zonas mundiales de la tierra sometidas al no reconocimiento de ser considerados mujeres y niños, con los mismos derechos que los hombres.
En este mundo nuestro globalizado y sometido al poder todopoderoso del dinero, asistimos ante la impotencia de los pobres de la tierra, a unos cánones económicos que han ido destruyendo la economía europea  al negociar el trabajo de los trabajadores no, en los países donde hay leyes protectoras y justas para la sociedad obrera, si no. en aquellos otros donde   la vida de las personas carece de importancia y los derechos humanos son desconocidos. De ahí se ha derivado que la agricultura esté siendo manejada y manipulada por grandes multinacionales, dejando grandes áreas de países de Europa empobrecidas y subsistiendo con unas ayudas exiguas a los campesinos para que sigan viviendo en las zonas rurales. Zonas que van quedando despobladas con pueblos fantasmas donde la muerte se enseñorea porque nada nace entre sus paredes y heredades.
Se cerraron fábricas de manufacturas, minas y se clausuraron talleres de confección, de fabricación de juguetes, de artesanos diferentes desde el calzado a  carpinteros, ceramistas y alfareros y un largo sendero de artesanos que primero llenaron fábricas y después han llenado las filas del paro.  Para todos ellos los derechos humanos  se pactaron con jubilaciones impuestas y despidos irregulares amparados en  leyes que permiten a las sociedades anónimas, limitas y diseñadas en despachos de abogados y reuniones de gobernantes, para evadir responsabilidades con esos trabajadores y también con la creación de riqueza dentro de del propio país. Para ese movimiento donde han crecido y crecen, grandes fortunas, unas con nombres conocidos, otras con velos anónimos de siglas y sociedades de grandes magnates ilustres con grandes cotas de poder.  Para toda esa sociedad poderosa la gente baja del pueblo carece de derechos humanos.
El dominio exclusivo de la economía es el dominio efectivo de la sociedad. Las políticas tanto industriales como agrícolas, audiovisuales, culturales  y de comunicación son  las que marcan el desarrollo social. Nos han adormecido con mensajes proteccionistas creando derechos que de poco sirven cuando el paro y la desigualdad es el caballo de nuestro apocalipsis. Y aun llegándonos informes de la esclavitud de otros pueblos y millones de personas donde hacen esos trabajos en míseras condiciones y escasos sueldos, seguimos apostando  por la celebración de los días conmemorativos de “Los derechos Humanos” con toda la parafernalia que nos ofrecen los medios públicos orquestados por los dirigentes mundiales.
Las culturas distintas de un punto geográfico a otro son debatidas y manipulas según conviene. Y así ocurre con las religiones censuradas o valoradas por los políticos, a los que se les dirige para que en sus discursos de captación de votos, lleven mensajes orales destinados a no dejar pensar por sí mismo al individuo. Ese es el dogal que llevamos en nuestra sociedad anestesiada con los deportes de masas y los programas de televisiones destinados  hacer pensar a los participantes que todo es posible hasta hacer payasadas y aplaudirlas. Cuando en el año 1945  después de terminar la  espantosa Segunda Guerra Mundial,  se acuerda crear una organización que dignifique a los seres humanos y los proteja de los males originados por la crueldad, ambición y  carencia de   libertades bajo regímenes dictatoriales, tres años después se dan a conocer estos derechos, que al día de hoy siguen estando difundidos y también traicionados.
El reglamento y sus reglas emanadas  en favor de los pueblos, no dependen de buenas intenciones, plasmadas en escritos y organismos con autoridad teatral, poco efectiva ante los problemas reales de las personas que integramos la humanidad.
             
                                                                                                      Natividad Cepeda
Arte digital: N. Cepeda


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