miércoles, 17 de febrero de 2016

Decadencia

Hoy todo es decadencia. Colectivo fantasma de  letreros ajados  y mensajes rodando como peonzas  locas por tribunas y  calles. Estamos  lavándonos las manos con aguas estancadas y papeles con torpes garabatos  como lebrel que espera darnos  su dentellada. Ha caído la noche sobre  todos nosotros con la obscena proclama de agitar el terror de un futuro, que se agita en su rastro mojado. Que frustra la esperanza de los que gritamos sin sonidos; sin apenas palabras, porque sabemos que somos marionetas de los que desde sus fotografías; nos piden mansedumbre antes sus imposturas. Ante sus  avaricias personales. Y ante la manipulación descarriada de lo que es democracia. 
Estamos  viendo ese baile de sumas y restas para ver quien se sienta en el sillón presidencial, siendo meros espectadores de la lucha de esos colectivos, que prometen imposibles o que amenazan con  estrangular la libertad. Porque sin prensa libre, o medios de comunicación  libre; la verdad dejara de aflorar aunque sea a medias y con noticias veladas.  Escuchamos letanías de voces agoreras, y esas otras voces de los que se rasgan vestiduras por lo que otros hacen, y ahora cuando algunos de ellos han llegado al poder, para ellos, no valen las proclamas, ni el insulto que ellos ejercieron y les dieron los votos: No, para los que nacieron defendiendo el insulto callejero y procaz. Los que ahora son recogidos por coches oficiales que antes criticaban.
Salieron a la calle y denunciaron injusticias y penas con llantos verdaderos. Dijeron  y prometieron, y siguen prometiendo que todo cambiaría con ropajes de proletariado culto. Vocean, con ligereza estudiada, las normas que deben imperar y cobardes insultan y persiguen a los que dicen ser cristianos; no se atreven con los mahometanos, y sus leyes exentas de libertad y democracias. No, con ellos no se atreven. Valientes los que se sienten sin mancha ni pecados, los que cobran en negro y dicen defender al pueblo. Paradoja de esta sociedad sin principios. De esta sociedad aparcada en contemplar la tablets, el wsad, escribir en el twitter  y todos los programas de la telebasura.  Absoluta decadencia, las mujeres que mueren sin que nadie pare esos asesinatos, las listas de hospitales y centros de salud, las calles infectadas de excrementos de perros vestidos con abrigo y bufanda. Decadencia de los papeles tirados junto a la papelera pública, de las botellas y vasos dejadas en quicios de ventanas y puertas.
Decadencia del mal huso del mobiliario de parques y plazoletas pintado y destruido. De tantos fracasos escolares y la ausencia de respeto a los que enseñan cultura. Sí, en todos esos apartados humanos y sociales tenemos decadencia y yo me pregunto ¿acaso no vamos por esos derroteros convirtiéndonos en barbaros analfabetos del siglos XXI?
Todavía en algunas paredes de edificios decadentes hay pegados carteles de los políticos que hoy se pelean. Con sus sonrisas de dentífrico y sus poses estudiadas y falsas.  Siguen desde los arrugados papeles burlándose de los viandantes, con su pose altanera y distante sin importarles la pared desconchada y el hierro oxidado de los nobles balcones abandonados a su suerte. Así estamos hoy en España, semejantes a esos edificios que se desmoronan. Lástima de todos nosotros y la incógnita prosigue de quienes  pactaran para nuestro bien o nuestro mal.


                                                                                                                        Natividad Cepeda
Arte digital: N. Cepeda

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