miércoles, 28 de enero de 2015

“Una ventana abierta” de Nicolás del Hierro en la office del corazón


Un libro es siempre una ventana a lo íntimo del autor. Al abrirlo el lector se sumerge  en el pensamiento  único de quien lo escribió sin importar época, edad y circunstancias  de quien le dio vida. Por ese fundamento el libro nos traslada a experimentar  otras vivencias que hacemos nuestras, mientras su lectura nos embarga y aleja de nuestra propia realidad. Y de esa experiencia se nutre el libro escrito por el poeta y escritor Nicolás del Hierro. Desde su edad de oro nos amalgama  relatos testimoniales de vidas  que verificamos, bajo el tamiz de su mirada, dejándonos sólo entrever lo que él quiere mostrar, para que  el lector pueda hurgar, esa otra parte misteriosa de imaginar nombres y lugares; hecho éste que da al texto universalidad sin fecha de caducidad.

Nicolás del Hierro ha forjado su personalidad literaria en el entramado personal de su avatar humano. Y ese orden sucesivo de aconteceres es lo que se muestra en este libro. Porque lo verdaderamente interesante de los libros es, además del placer de la lectura, la incursión indiscreta en otras vidas que se suceden en esta obra literaria. Nicolás del Hierro nos da a conocer en estos relatos, personajes humanos polifacéticos de variada condición social. Es esa ventana abierta por donde vemos las vidas de los desconocidos que ignoramos, incluso, cuando compartimos con todos ellos espacio y tiempo indeterminado, en ese mundo paralelo donde convergemos.  Esa es,  como lector, la conclusión que he sacado al concurrir por las vidas de los seres anónimos que vemos y juzgamos, gracias a la fotografía literaria que el escritor ha dejado en el libro.

Porque lo interesante de un libro es precisamente llenarnos y empaparnos de su contenido. Cuando esto ocurre, el libro. ha conseguido su propósito, que no es otro que el de ser leído. Y Nicolás del Hierro lo logra a través de las cuatro partes en las que ha dividido su lectura bajo el título: Uno: Cinco estrellas: que reúne ocho relatos, y es del primer relato donde el libro coge su nombre; “Una ventana abierta” donde, desde el relato he percibido la soledad del poeta en la vida corriente y común,  que sólo los poetas verdaderos conocen y que el confiesa al decir. ”Yo no puedo hablar de versos con ninguno de los que me rodean”.

Continua, Dos: Destinos concretos: con cuatro relatos: del relato Fotografía de una guerra, sorbo el humanismo de Nicolás cuando afirma “El hombre es un interminable laberinto en donde se debaten el odio y el amor, la sinrazón y el miedo.”   Hermoso pensamiento como también lo es literariamente todo lo escrito. Y sin  dejar esos destinos, también hay que detenerse en el llamado “Los que regresan” impregnado del dolor de los que emigran, tan latente hoy…”Hay que asomarse al más grande horizonte posible y decir, señalando, “por allí queda EspañaMagnifico comentario, como muchos otros hallados en esta obra.


                                                                 Le sigue, Tres: Personas y lugares: de cuatro relatos que se leen ávidamente sin desmerecer el uno del otro  por su interés y belleza plástica y figurativa enmarcados en Cuenca y Toledo con sus leyendas y personajes. Y para cerrar,  Cuatro: Testimoniales:   diez relatos entrañables, cargados de nostalgias y recuerdos con la visión del que ha vivido y atesora en su memoria un bagaje  no extinto de olvido. Si dejar de leer el Prólogo de Luis Díaz-Cacho Campillo, donde asegura; Nicolás es todo corazón, pálpito en mitad de la mañana para gritarle al mundo que la vida tiene sentido, que tenemos un tiempo que no regresa y que es posible el encuentro de todos aquellos que anhelamos vivir en paz y en armonía.   Y para ello escribe versos y poemas y relatos. Historias que nos han podido pasar a todos. Así es Nicolás del Hierro, una página abierta en mitad del vértigo diario. Aquella ventana abierta a través de la que  Nicolás del Hierro siente y abriga esperanzas. Al fin y al cabo- define en su Prólogo Luis Díaz- Cacho-  de eso se trata de amar, de sentir, y de soñar.

Ciento cincuenta y cuatro páginas  de un libro bien editado por  Ediciones C&G: Coordinado por María Jesús Criado Gallego y con la Dirección Editorial de M. J. Gallego Romo. El diseño acertado de la portada de  Julio Criado, que nos trae el recuerdo acristalado de los preciosos miradores del pasado siglo. Un libro, por donde uno de nuestros ilustres patriarcas manchegos, nos regala en algunos de estos relatos, retazos autobiográficos, para quien indague sobre su obra y personalidad. De esta manera, Nicolás del Hierro, nos recuerda que escribir un libro, es un acta notarial para el que sepa leer entre líneas la obra de un escritor. La suya, intensa en publicaciones que lo avalan y acreditan como un legado  para las futuras generaciones.


Publicado en el Diario Digital 
 manchainformacon.com  27/01/2015                                                                                                    

                                                   Natividad Cepeda           


Arte digital: N. Cepeda

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