miércoles, 7 de enero de 2015

A la libertad de la revista “Charlie Hebdo”,no la traspasa la muerte


                                         
 Vaga la muerte por el cristal del miedo. Carece de palabras. Tiene  los pasos negros.
Aquí donde la libertad  es luz han llegado demonios y el aire se ha quebrado de sombras  y maldad en París. La palabra abarcaba la sede de “Charlie Hebdo”, donde la sátira  denuncia  inflexible el barro del estiércol social; y un tiroteo impío ahogado de curva rabia,  ha teñido la sala de la revista de fúnebre alarido. Escupían la muerte fogonazos y gritaban  venganza  los asaltantes.  Más, ellos, todos esos fanáticos no podrán anular la libertad de Europa, porque a la libertad no la traspasa ni la muerte. Enero llora en Francia y se viste de duelo. Escribir y dibujar es oficio arcaico. Ahí están los grabados en piedra  de los arcos que recuerdan batallas
legendarias: Libertad, fiebre civilizada. Quilla que hemos exportado perdiendo vida en el barco del tiempo.  Patrimonio europeo desde la antigua Grecia. Libertad que no se agrieta en sarcófagos ni fenece a manos de los barbaros.



Un semanario en París ha sido tiroteado; muertos, su director, Charb, y otros dibujantes: Cabu, Tignous y Wolinski, otros dos policías y personal de la revista, en total doce son los eliminados. Nos limpiamos el asco y nos comemos las ganas de aplicar la ley de talión a los malvados asesinos, y en la artesa donde la vida se amasa y renueva encendemos la luz para los que despedimos y pedimos que se aplique la ley, sin suavidad alguna, a los que han matado, no sólo a las personas, a los que han querido matar la libertad de Francia y de Europa.
Salir a rastrillar las calles, las plazas, los pueblos y todos los países de este viejo y sufrido continente. Que la parva civilizada que hemos heredado no nos la hurte nadie. Nuestro molde humano se rajado y roto por equivocaciones pero, después de recoger añicos y pedazos en muchas ocasiones hemos vuelto al redil de nuestra vieja estirpe; libertad pasto sin restricciones,  acuñado en idiomas diversos, todos nuestros, lenguas indoeuropeas, todas nuestras…








Libertad para los informadores, periodistas a los que nadie amordace. Por esa libertad hoy París gime y llora, y con esa ciudad del amor lloramos todos, porque cuando se asesina la palabra nos quedamos sin voz. 
Luz para su recuerdo. Porque la libertad de expresión es la luz de la democracia y la civilización .

                                                                                                                          Natividad Cepeda




Arte digital: N. Cepeda

2 comentarios:

  1. Precioso y crudo comentario. Paz, libertad, respeto, fueron valores traídos por una civilización del amor, que hoy quiere destruir la civilización de la muerte.

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  2. También en nombre de la libertad se han cometido atrocidades. Nuestro problema es que hasta la palabras más nobles han perdido su sentido por el uso indebido que las hemos dado. Tolerancia, dignidad, comprensión... El vertedero lleno de mentiras, la miseria asolando todas las visiones, incluso la nuestra como integrantes del llamado primer mundo. Deberíamos llorar por tantos motivos...
    Abrazos, siempre

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