La gente se hace notario
de ese momento, desde los móviles van recogiendo esas imágenes que nos
conmueven. Hablan las redes, Facebook, twtter, los digitales, las emisoras
lanzan al viento su voz de alarma. Sobre el asfalto reina la muerte. Son los
verdugos yihadistas los que han matado. Son esos mismos que recibían nuestras
ayudas. Los que sin haber cotizado tenían pensiones, y hasta alquiler pagado de su vivienda. Son los que
hablan de paz y amor. Los protegidos de esos políticos que nos denuncian y nos
acusan de insolidarios.
Hoy hemos vuelto a
verter lágrimas pero cuidado que no se muestren esas imágenes de los que han
sido asesinados. No, por favor, que no se muestren. Queden los cuerpos
asesinados sin ser mostrados en digitales, en los mensajes. No, por favor es
por respeto a los mismos muertos. A esos malos occidentales que han sido
asesinados. No, por favor que no se vean, así tapamos los inocentes
ajusticiados por los islámicos; pero cuidado que todos ellos matan y matan
nombrando a Dios. Los que yacen caídos y
ajusticiados son los infieles. Son esos mismos que los defienden y los acogen
cuando entre ellos se odian y matan en sus países. Que no se muestren esas
imágenes de nuestros muertos sobre el asfalto: que no se vea el llanto del que
ha perdido a los que aman, esos no importan son europeos viven aquí, donde
nacieron, pero no hay que mostrar a nuestras víctimas, sí a los otros, a los
que mueren en las pateras; yo me pregunto ¿acaso esos cuerpos al ser mostrados
no se merecen ser respetados? Porque se muestran y nadie clama por su respeto?
Un niño muerto yace tendido sobre el asfalto y se nos
pide no difundir su cuerpo inerme, solo y quebrado. Nada sabemos de él, no
tiene nombre, no tiene padres que lo lamenten y griten roncos de llanto y rabia
ese desmán. Es europeo y por nacer aquí nada sabemos de ese pequeño asesinado.
Pero, recordar, no hay que mostrarlo muerto sobre el asfalto, no por favor, hay
que ocultarlo y respetarlo.
Yo me pregunto, y como yo, otros muchos ¿acaso somos
culpables de esas reyertas de otros países donde la guerra campa entre odios de
musulmanes? ¿Por qué en Europa se nos
masacra por los que vienen y alimentamos? ¿Por qué los que predican ser
seguidores de una religión de paz y amor, matan cristianos, queman iglesias, y
nos injurian por ser nosotros de otra manera? Si somos malos los europeos
infieles, ¿por qué se vienen si no les
gusta cómo vivimos y trabajamos? Lo que
logramos ellos no nos lo dieron. Se alzan voces muy lentamente en contra de
estas masacres en toda Europa, y se olvida que Occidente es otra Historia.
Ningún extremo
trae paz y amor. Los muertos nuestros, los europeos asesinados
claman justicia y no taparlos para
evitar que crezca el odio. Respeto y vida van de la mano. Muerte y violencia
crean repulsa. Cuando en las calle quedan los nuestros asesinados, nadie nos
diga que no se muestren, son nuestra
carne y es nuestro llanto.
Natividad
Cepeda
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