lunes, 26 de septiembre de 2016

Esa luz que me habita y me conmueve de Nicolás del Hierro

            Cuando las flores de los almendros  se empezaban a convertir en capullos verdes el cartero me dejó en el buzón de casa un sobre con un libro. Los carteros y carteras suelen pasar por mi calle, y por mi casa, a mitad de mañana cuando, cada cual sigue con la tarea empezada con marcado ritmo de la continuidad y, es al mediodía cuando abro el buzón  y extraigo de sus tripas el contenido misterioso de las cartas.
Aquél día, hasta la noche, no pude inspeccionar  lo recibido y al hacerlo comprobé que, mayo recién nacido, me regalaba un libro de poemas de un poeta admirado y entrañable amigo; al abrirlo sonreí al leer la dedicatoria que alumbraba luz en cada una de sus palabras. Nicolás del Hierro  me enviaba su nuevo libro bautizado con el nombre premonitorio de “Esta luz que me habita” publicado por la Biblioteca de Autores Manchegos de la Diputación de Ciudad Real en su colección “Ojo de pez”  la imagen de la  portada del escritor y pintor Teo Serna y con el Prólogo de Matías Barchino de la Universidad de Castilla-La Mancha:
La portada es una ensoñación de color que invita adentrarse en las puertas del libro y el prólogo es un bello relato desde que autor y prologuista se conocieron. Leyéndose,  de principio a fin con amenidad, por el fondo de humanidad y amistad entre ambos personajes, al narrar como conoció al autor y sus diversos libros en la estela de los años transcurridos.
Se agradece leer un prólogo sin excesivas adulaciones y sí  propiciarnos  a la lectura de los poemas al afirmar categóricamente “Esta luz que me habita comunica la verdad y la emoción con lo que ha sido escrito, la urgencia personal de estas palabras” o esta otra frase; “Y encontramos  preguntas, muchas preguntas, que a veces se quedan sin respuesta, tal vez porque no la tienen” Y con esa premisa fui leyendo el libro.
Pero escribir y explicar un libro de poemas es como querer aprisionar el aire entre mis dedos. Tu sabes, Nicolás del Hierro, que esto es cierto. Y por esa razón tan poderosa no voy a decir cuántos poemas componen tu grito desolado, ni  cómo nos dices, poema a poema, la gran herida que significa la vida; y el misterio aterrador que nos invade al pensar en la muerte.  Por ese libro tuyo viajan muchos de tus cumpleaños incontenidos en tu memoria y que salen de tu corazón herido para salpicarnos a quienes lo leemos con tu sangre que se une a la mía al leerte y escucharte. Has escrito este libro como una declaración  de autoridad basada en la tristeza de que pasados  los años, tus palabras se olviden. Que la existencia, la tuya y al mía sea  escasamente duradera en el recuerdo de los que vendrán después.
Y te preguntas en un poema ¿Por qué.
                                                               Por qué.
                                                                                     Por qué…?
Concluyendo: ¿Qué nos queda después de tanta lucha?
Y en otros versos clamas. ¿Después de todo, que nos queda
cuando acaba la lucha,
                                       cuando el hombre
se quiebra igual que un ángel roto?
Nos queda estimado Nicolás, el amor recibido. La amistad  del amigo. Las lágrimas vertidas por los que nos amaron y perdimos. El beso que nos abrió la pasión en toda nuestra especie humana. Y el legado de tus nietos, a quienes dedicas este hermoso y bello poemario. Además de ver tu altura de águila herida, surcar el horizonte  desnudando tu dolor  hasta convertir las palabras en belleza poética para mí, para otros que quizá  no te lo digan. Y mañana, Nicolás del Hierro, cuando alguno lea lo que tú afirmas y temes que se olviden tu versos, tu linaje de poeta, tus libros… todo lo que dejas en testamento temiendo que nadie conozca tus verdaderas credenciales en aquella
“casa que un tiempo fuera el hábitat
de un hombre, un soñador iluso,
que en las profundidades de este pozo
depositó  la luz de sus poemas.

no temas lo que ignoramos del futuro, recuerda que a quien toda nuestra tierra castellana-manchega, muestra como símbolo y bandera, con orgullo de casta, también temió que nadie, nadie, lo recordara. Y  ya ves, lo mucho que se habla de Miguel de Cervantes.  No creas que esto te lo digo para aliviar tu pesadumbre, No, no es frase baladí, si no afirmación muy cierta. Por eso contigo yo quiero
Reconstruir aquello que soñamos,
volver de nuevo a ser un tiempo
humanamente digno:.
agua en el agua, miel sobre miel,
y luz sobre la luz.

de cada una de tus palabras escritas desde tu soledad para la mía. Esto Nicolás del hierro es ser poeta.

                                                                                                                       Natividad Cepeda





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