sábado, 12 de octubre de 2013

CARTA A JUAN ALCAIDE SÁNCHEZ

                                                                                                                                             









       Te pido un hijo, escribes Juan Alcaide, y no escribes mi nombre de mujer. Me pides que le diga cómo me llamas tú, y también como escuchas mi voz dentro de ti constantemente. 

Anegado de fiebre me pides, sin hacerlo, que me deje sembrar como la tierra deja caer el grano en su vientre fecundo. Ya sé que en tu fiebre permanezco, igual que la abrasadora sed de julio te ciñó y te amó por encima de tú llamada y tú deseo. 

Anegado de fiebre me pides, sin hacerlo, que me deje sembrar como la tierra deja caer el grano en su vientre fecundo. Ya sé que en tu fiebre permanezco, igual que la abrasadora sed de julio te ciñó y te amó por encima de tú llamada y tú deseo.

Veinte años después me sigues deseando como el sol a la aurora cada día, y me pides un hijo que te quiera por encima del tiempo. Un hijo tuyo y mío sin nieblas de llantos y penurias, sin mordazas oprimiendo los labios sedientos y llagados, llenos de amor y vida: que sobre mucha vida, para que el hijo que ansias y me debes, veinte años después de habernos conocido, el me quiera lo mismo que yo te sigo amando sin contar los días que nos han precedido.

Se levantan tus ojos, Juan Alcaide, sobre la calma intensa del verano, mientras tus versos leo y contigo rezo, a ese Dios tuyo y mío que me dejó sin ti. Y todo ha sucumbido, las norias se murieron. Ni tan siquiera  queda esa agua muerta para volver a ella y renacer de pie como  el brote que resucita al árbol que cortaron y se niega morir.
Y yo sigo esperando tu aliento legendario que lo siento en el viento cuando trae en sus brazos el olor de los campos segados; segados, que no muertos.

Pasan, Juan, los ganados por la tierra abrasada buscando lo que falta para calmar el hambre, cuando la Mancha  se alza fuerte, sin una queja, soportando en su espalda el abrazo del sol.  Y yo sigo sumando décadas de alegrías, porque de cada verso que recibí de ti me ha nacido ese hijo que tú siempre pedías.
Porque un hijo no otra cosa es, que una prenda de amor.

Seguimos arrastrando la miseria de antaño, el dolor de buscar vivir de nuestro esfuerzo y salir a los campos crucificados siempre por el  inmisericorde  destino de los débiles. Pero toda mi carne grita junto a la tuya,  y con nosotros, todos los hijos que tuvimos desquitando a la muerte su sentencia de olvido.
Porque Juan, veinte años,  tres veces, yo desquito, tú muerte con los hijos que de ti han salido. Y te juro por Dios, que todos, sin resquicio, todos, todos te quieren. Y es cierto que mi risa disipa las tinieblas porque he caminado buscando tu alegría. Con tu aliento en mis labios yo escribo esta misiva y mi sangre rubrica que un poeta no muere mientras sus versos hablen por las bocas de otros.
Un hijo me has pedido y yo a ti te pregunto, ¿cuántos hijos  te nombran?

Has llenado mis huecos, mi colchón y mi almohada de tu sangre soñada. Sabes, esta noche,  un grillo se ha caído de un remolque de trigo y resudan los campos de este calor de julio,  presiento que en mi piel y en mi pelo, cuando mañana el sol reine sobre los pueblos y los campos con su lluvia de fuego, al mediodía, Juan, te fundirás conmigo.
Porque yo amo al hombre que no teme al estío y sobre la llanura se mantiene erguido, y aunque para otros sea un perdedor, para mi es vencedor  y de él he tenido mis hijos.
Un hombre como tú, valiente y decidido que deja testamento escrito en un libro de la Cardencha en flor; tu flor de espina y fuego, Dedicatoria  final, y cuando todo fueron lágrimas  tu escribiste “Por este libro que aguardo tu beso; /que espero inútilmente tu llegada;/ que quiso de ti todo y no halló nada,/como quien busca herida y queda ileso”… Por esos versos y otros muchos, Juan Alcaide, te otorgo el beso que aguardabas.



                                                                                                                    Natividad Cepeda



   Invitada por el Escritor Juan José Guardia Polaino: Gran Mayoral  del Grupo  Artístico y Literario El Trascacho de Valdepeñas (Ciudad Real) leí la carta aquí publicada, junto con otros once poetas y escritores; bajo el título Cartas a Juan desde la noria del agua muerta,  se celebró el 14 de julio de 2012 en el Museo del Vino de Valdepeñas la XXXVIII limoná de versos alcaidianos, coincidiendo con el 61 aniversario de la muerte del poeta Juan Alcaide (12 de julio de 1951).

         Arte digital; N. Cepeda                                                                                                                                

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