Tus manos, mi camino
evidencia exclusiva
de lo que es diferente.
Mis manos son
las tuyas,
tienen la
misma longitud
nuestros
dedos.
Cuando se encuentran
nuestras manos, se miden,
se palpan, se funden en una sola.
Mis manos buscan tu pecho
su calor, su firmeza,
tu temblor palpitante.
Tus manos se deslizan
como el agua en la arena,
y vienen por toda mi epidermis.
A veces
son muy bruscas.
A veces son ingenuas…
Principiantes,
nerviosas.
Tus manos semejan olas,
conchas, algas, caracolas
y espuma de la mar menesterosa.
Me quiebro entre tus manos
y entre
ellas renazco
de mil
derrotas y cientos de fracasos.
He dejado mi alma entre tus
manos,
mi fatiga en sus palmas,
mis sueños en la frontera de tu
vida.
Mis
manos enlazadas
a tus
dedos me revelan
la
misericordia de tu amor.
Cuando miro tus manos
veo tú corazón amándome
y en sus profundas rayas,
las huellas de todos tus trabajos.
Sin ti no
tengo nada
me quedo escayolada
con múltiples fracturas en mis dedos,
con heridas fantasmas que me
sangran,
y para nada me sirven mis manos
si tú no estás en ellas como
siempre.
Para nada
las quiero
si mis
manos no huelen a tu cuerpo
y no
tiemblan contigo intensamente.
Natividad Cepeda
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