miércoles, 21 de agosto de 2024

Oleadas de jóvenes sin recursos en la Europa del Sur


 

El verano está siendo agotador por el excesivo calor . En mi patio cubierto para protegernos del sol la plantas se agostan. Las petunias blancas, rosas y moradas se han tornado de menor tamaño como si se encogieran a pesar del agua que les riego. Por las noches las temperaturas no bajan de veintiocho grados y el sudor empapa la ropa. es una pesadilla en esta llanura manchega donde el aire se olvida de nosotros.

Por la calle pasan chicos negros llegados de  África. Es una oleada humana que impone respeto a nosotros los habitantes de Tomelloso. Nos cruzamos con ellos y somos desconocidos los unos con los otros. Ni nos miramos. Ellos pasan con la vista en sus móviles . También hablando entre ellos en grupos a veces de cuatro, cinco y seis se hacen a un lado para dejarte pasar  sin mediar palabra ni saludo. Se han acomodado en naves no terminadas de construir donde tienen agua en una carretera que lleva a Pedromuñoz y a Socuéllamos, poblaciones agrícolas con plantaciones de viñedos y melones. Le han dejado por aquí como se deja un ganado abandonado sin medios para subsistir, la ONG católica de Cáritas  les proporciona ropa y alimentos ayudas cada vez más escasas por el numero incrementado de los que llegan sin cesar. 

Me han informado que la mayoría proceden de Marruecos. Hay de otros países árabes y de Senegal, Tanzania...  Son chicos jóvenes altos , bajos, fuertes y delgados; chicos solos, terriblemente solos.




Nosotros, los pueblos manchegos, tenemos una renta muy baja  estamos  reconocidos en las autonomías españolas en la cola de todas ellas. La sanidad , antes efectiva, ahora hace aguas por todas partes se nos dan cita para un año de espera para los especialistas y de veinte a treinta días para el medico de familia. El paro es alarmante y nuestros jóvenes licenciados  con doctorados emigran a estados unidos y a Francia, Alemania, Inglaterra, Suecia... buscando rentas más altas.

Se suceden robos y en numerosas viviendas se ven las placas de la protección privada. Hay desconfianza y temor a esos desconocidos y los guetos crecen junto con el problema de las ocupaciones de viviendas. En los eventos sociales se disparan los comentarios en contra de quien nos gobierna pero cuidando de sabiendo con quienes estamos por temor a que nos tilden de fascistas, xenófobos, reaccionarios y así una larga lista de nombres mal vistos porque el progresismo es esto ver y asistir a un deterioro social  sin solución posible a corto palazo.

El calor nos deja agotados y la sinrazón de esta invasión sin recursos para  atajar este desmadre insolidario impuesto por los que dicen que ayudan a la emigración. Las mafias se multiplican y la ignorancia sobre ellas continua igual que la llegada de hombres jóvenes sin recursos a la Europa del Sur.

 Me pregunto ¿hasta cuando podremos aguantarnos los unos y los otros?


Natividad Cepeda

  

domingo, 4 de agosto de 2024

No me neguéis un mundo en paz


 

No me neguéis un mundo en paz

 

 

Buscar la armonía del universo

y encontrareis el TODO de la vida.

Las calles son paisajes urbanos

por donde circulan muchas vidas...

Dejemos paz en ellas.

Hablo de las calles del mundo

y hablo de mis hijas y de sus hijos…

Hablo de los que somos gentes

sin espadas, sin puñales ni poder…

Buscar a los que trabajan

para vivir en paz en cada amanecer

y encontrareis calles de pueblos

y aldeas diminutas, de los barrios

de populosas urbes y ciudades

donde la vida nace cada día;

donde sueñan las gentes horizontes

en ventanas abiertas a la vida.

 

No me digáis que no es posible

que todos esos sueños sean quimeras

viajando en los vientos del olvido

sin retorno posible hasta nosotros.

 

No me neguéis que puede haber

mañana un mundo sin guerra,

sin hambre y sin miseria sobre

los planos del universo de la Tierra,

 

 

                                        Natividad Cepeda

 

viernes, 2 de agosto de 2024

Destruyendo la vida


 Me faltan palabras ante un encendió forestal. Me horroriza el fuego. Y siento en el alma los alaridos de las plantas muriendo y el dolor de los seres vivos, animales, insectos... feneciendo  sin poder huir del fuego y de su muerte.

Me duele mi civilización tan bárbara y salvaje, tan enganchada a las maquinas y tan ajenas a la vida. 

Los caminos se hicieron paso a paso por hombres y mujeres en busca de nuevos horizontes. Y llegaron a través de bosques y llanuras sin perder la conciencia de ser uno con todo lo que les rodeaba. 

Hoy se desconoce el nombre de árboles y arbustos, de flores de prados y campiñas de lo que representan unos y otros para la lluvia y la pureza del aire que respiramos. se desconocen a los pequeños animales, no se hachan en falta mariposas y grillos, luciérnagas y abejas, avispas y vencejos, gorriones y   el extenso abanico del amplio y bellos sonido de la naturaleza.

No vemos las estrellas en la galaxias del cielo en la noche estrellada ni lechuzas ni búhos cruzando los espacios.  Hemos perdido la música del aire al rozar las ramas de los árboles y el silencio que habita  en los espacios.

Me pregunto ¿hacía dónde vamos?  Y no obtengo respuesta. Cuando escucho y veo en los televisores los incendios  siento que algo muy nuestro hemos perdido en cada uno de ellos. 

 Lástima de nosotros habitantes de un hermoso planeta al que no amamos ni respetamos. Al destruirlo nos destruimos, Al matarlo morimos con él. Somos caminantes por la tierra que heredamos y sin caminos que transitar nos quedaremos sin planeta. Sin nuestra casa . Sin nuestro habitad.


                                                                                      Natividad Cepeda