miércoles, 13 de julio de 2016

DOLOR IMPUESTO




                                                                     
                                                        Ha muerto por un tiro en la nuca
                                                    a las 6,30 horas, de un domingo 13 de julio
                                                    de 1997 Miguel Angel Blanco Garrido.


      A todos a los que el terrorismo y sus mercenarios  de cualquier ideología
 a través de la Historia,
 usurpado a Dios, y en su nombre,
 anticiparon  la muerte de los seres humanos.
                                                   


 

Un hombre empuña una pistola
a su lado hay otro hombre maniatado.
Se escucha un disparo.
El hombre maniatado e indefenso cae.
Sólo  ha muerto un hombre.
Sólo.
El pistolero sin mirarle se guarda la pistola.
Es un terrorista que ha cumplido con su oficio.
Matar.
Caín se aleja sin mirar a su víctima.
Desde las alturas Dios enmudece.
Vuelan pájaros  temerosos de los hombres.
Un ángel de luz recoge gotas de sangre.
El ángel es una ráfaga de aire que nadie ve.
Innumerables veces  sobre la sangre vertida
ha dejado su aliento, su desamparo, su dolor
escrito en  las paredes del mundo.
La vida arrebatada  es siempre inenarrable.
Llora el ángel.
Lloran millones de víctimas.
Llora inconsolable la estatura caída del Hombre.
El muerto maniatado en su profundo silencio
grita libertad en el último estertor agónico.
El pistolero sin volver la cabeza
hecha a andar escondiendo su cobardía.
Avergonzada la muerte calla.
Se aleja  sin conciencia el terrorista.
Llora una mujer que no entiende de pistolas
Llora el pueblo bajo el peso de las lágrimas.
La madre recoge el despojo y se muerde sus entrañas.
Emerge un grito, seco, aterrador y  universal
Hay millones de corazones rotos.
Millones de voces que claman libertad,
justicia, paz...y el pueblo grita ¡BASTA!
Nada Más.
Con sabor agridulce se sacude el miedo
el pueblo que entierra al inocente.
La muerte no doblega ni pone de rodillas
a los que  aman la  libertad y la defienden.
Un hombre ha caído,
una mujer,
un  niño...
Riega el llanto la tierra y la fecunda.
Un ángel deja caer gotas de sangre;
sangre de la que nacen amapolas.
Amapolas de sangre, amapolas de vida
sobre la dolorosa cicatriz del pueblo.
Un pedazo de pueblo  que no huye,
el que entierra a sus muertos
y apuesta por la vida.
Nos redime el dolor,
Nos redime y nos salva el amor,
siempre nos protege del mal.
Porque  el terror jamás ahogará la libertad.
Dios no da la vida. Dios nos hace libres.

                                                                           Natividad Cepeda
   


Hoy hace 13 de julio de 2016  hace 19 años que Miguel Ángel Blanco  Garrido le  acallaron  su voz: Hoy sigue siendo injusta su muerte. Y la de todas las víctimas asesinadas por el terror.                                                                       

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