martes, 11 de febrero de 2014

Recordando la vigencia de Eladio Cabañero

La fascinación por la poesía no siempre alcanza a todo el mundo; y en este apartado se pueden incluir a los mediocres poetas que jamás admiraran a los grandes.
Las causas suelen ser diversas, una de ellas es desconocer la obra del poeta, otra sentir el resquemor de la envidia y encubrir esta dolencia en códigos prefabricados de acoso y derribo del poeta y su obra.

Después de todo esto está la trama social de apuntarse a la moda del momento y ser asiduo de los eventos culturales, aunque los poetas y sus obras sean desconocidos. Eladio Cabañero poeta nacido en Tomelloso y residente en Madrid desde la década de los años 50, hasta su muerte en el año 2000, es uno de esos poetas más conocido por su nombre - incluida su ciudad natal- que por haber leído su obra.
Suele ser esto algo normal entre el gran público, y así hay muchos excelentes poetas  reconocidos por sus premios con escasos lectores de su obra.

A Eladio Cabañero durante su vida  ha sido frecuente verlo andar por las calles de su pueblo, metido en sí mismo, casi siempre andando camino de la ferretería de su amigo Emiliano Negrillo, hoy inexistente Allí, en esa ferretería con aire de solera familiar recuerdo que en una ocasión lo saludé, y le pedí hacerle una entrevista. Me la negó, y me dijo que podíamos hablar de lo que quisiéramos, menos de él. Mira, me dijo, podemos hablar de ti, de lo que haces ahora. A lo que yo le respondí. Ahora lo que hago es hablar contigo, que es lo más importante, y otros días cuando tú no estás por aquí, sigo viviendo como las demás gentes de nuestro pueblo. Él me miro profundamente a los ojos, le dio una chupada al cigarro, dejó caer sus manos, dando la sensación de querer llegar al suelo, y desde la silla donde estaba sentado me envolvió en su mirada y musitó con la voz hacia adentro. A mi ya no me quedan ganas de vivir.
En la tienda se hizo el silencio y yo supe que Eladio se moriría físicamente aunque se iría   cuando Dios lo llamara. Espiritualmente él ya se había anticipado a ese día.
Ignoro casi todo acerca del misterio de la vida, pero intuyo que en ocasiones hay un cristal multicolor  que nos hace vivir ocasiones excepcionales, o tratar a seres únicos e irrepetibles. Y hasta conocer a poetas puros; que también los hay, y los ha habido.
Un poeta no es mejor porque escriba muchos poemas, tampoco porque sea asiduo de los cenáculos donde se trasiega con los premios y las prebendas de cada momento.
Un poeta, lo es, por su poesía. Y porque los poemas  lleguen a emocionar a los lectores. A cualquier persona sin necesariamente ser un lector de su generación y al margen de que al autor se le haya conocido personalmente. Los poetas tienen ese don, carecen de tiempo y de edad
A Eladio Cabañero lo descubrí por un poema  leído a solas una noche de invierno, y supe que por ese poema Eladio Cabañero siempre sería un gran poeta. El poema lleva por titulo "Acción de Gracias por un Hombre", y éste poema es un poema universal de ayer, de hoy y para mañana. Lo es también el poema titulado "La comida", dedicado al poeta y amigo fiel, que lo fue hasta la muerte, Carlos Sahagún, y "Compañera", y algunos otros que emocionan y conmueven. Pero yo me pregunto ¿quien lee  estos poemas? ¿Quien asume la valentía de sus palabras y admira la belleza de sus metáforas?  ¿Quienes, cuantos acceden a ellos y van y vienen por sus versos? Pocos. Como casi siempre ocurre, una minoría.

Una vez más la historia se repite, un hombre muere y en la memoria colectiva se recuerda que entre nosotros ya no lo tenemos, y a Dios gracias se recopila su obra y se deja a disposición de quienes quieran acceder a ella. "Poesía Reunida" de Eladio Cabañero editada por Excmo. Ayuntamiento de Tomelloso y con la colaboración de la Excma. Diputación de Ciudad Real, es un libro para tenerlo entre las manos y en los anaqueles de la biblioteca propia, para conocer por él y su contenido a uno de nuestros grandes poetas Castellanos-Manchegos españoles sin prejuicios de vecindad tan dados a desprestigiar lo nuestro.     



                                                                                                                                         Natividad Cepeda.

Arte digital: N. Cepeda

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