sábado, 17 de noviembre de 2012

Sopa en vino, del libro “Memoria de lo usado” de Manuel Cortijo


           
       Me encontré con Manuel Cortijo en la pasada feria del Libro, en Madrid,  en los jardines del Buen Retiro adonde fuimos llegando escritores y poetas, casi todos castellanos-manchegos, junto a la caseta donde se presentaba el libro, Universo Narrativo, de la Asociación de Escritores de Castilla-La Mancha, que dirige Alfredo Villaverde Gil, y que era la más numerosa en público, también en ventas por lo que pude escuchar. Fue un agradable encuentro por la oportunidad de intercambiar opiniones con escritores y poetas  de diferentes círculos literarios madrileños, casi todos conocidos por su obra publicada. Manuel Cortijo, con su proverbial simpatía y llaneza manchega, en un momento del encuentro me acusó de no escribir sobre escritores de Albacete, seguramente porque en la Casa de Castilla-La Mancha de Madrid se recibe parte de la prensa de nuestra Comunidad y es donde se leen los artículos de opinión.

Me sorprendió la acusación y prometí enmendarlo en lo sucesivo. Días después me llegó el libro de poemas “Memoria de lo usado” de Manuel Cortijo Rodríguez editado por la Diputación de Albacete con fotografía en la portada de Miguel Ángel Blanco de la Rubia que se abre al lector con la dedicatoria A Luli, compañera de viaje. A la memoria de  mis padres, señales del camino. En la siguiente página  unos versos de Federico Gallego Ripoll para abrirse con el poema “Momentos”Situación de partida” donde el poeta que es Manuel Cortijo, nos adentra a modo de prólogo personal en el contenido del libro. “Momentos que si llegan a escribirse/ serán en clave velada, reservada al silencio” Así dice unos de los verso de ese primer poema. Se abre la primera parte  bajo el titulo Antes (cuando venía)  con tres versos de José María Valverde; marco para seis  poemas dedicados a María José Rodríguez, a su hermano Manolo, a José Luís Morales, a Miguel Galanes, a Eladio Cabañero y el segundo Sopa en vino a Sagrario Torres, poema con voz de pueblo y de raíces de familia, sin combate ni guerra en la pasada infancia, antes elogio y amor a lo que fue cotidiano, hermoso testimonio de la madre a la que el poeta recuerda y donde se trasluce un cariño blindado a los ancestros sin estafas escondidas debajo del recuerdo en estos versos donde afirma “Tardes que hacen de puente y lavan la memoria/entre un hombre que mira/ los años ya traspuesto” y continua el poema en una andadura fiel sin oropeles de florituras literarias, vanas y estériles porque aquellos años sirvieron, y muy bien, para la forja de este hombre y también del poeta. Así Manuel Cortijo redunda al decir: “esta tarde que soy el yo de entonces, / que mi madre me llama a merendar/ sopa en vino, me nombra en su mudez,/ con la única voz que se permite/ hablarnos nuestros muertos” Y así termina el poema y queda todo dicho.
Hay otras servidumbres en el libro con metáforas preciosas y sabor a nostalgia otoñal, sin evitar asombrosos recuerdos, idealizados por pertenecer al pasado, donde nada queda petrificado para el poeta, gracias a sus vivencias tenemos la creación de este libro de poemas por donde se ve el rostro humano de Manuel Cortijo con la gratitud, por su parte, al recordar a otros poetas a lo largo de la lectura del libro. Así, en la segunda parte  bajo el título Ahora  (cuando voy)  con versos de Francisco Brines y Rubén Martín son el pórtico para catorce poemas dedicados a Cristobal López de la Manzanara, a Ángel García López, a Francisco Caro, a Delfín Yeste, a Francisco Jimenez Carretero, a Inocencio Martínez Angulo, a Juan José García Carbonell, a Pedro Antonio González Moreno, a Santiago Romero de Ávila, a Juan Pedro Carrasco, y a su madre, con el poema La hora de llegar, de nuevo confesión convertida en metáfora en la asamblea de la vida.


La tercera parte llamada,  Después (en otro tiempo) con preámbulo de versos de Ángel González y Eloy Sánchez Rosillo, se abre a la mirada ávida del lector con el poema Ahora es otro tiempo, poema dedicado a Juan Martínez Martínez, in memorian: poema intimista donde el poeta y el hombre se confiesa bajo la tristeza nostálgica del tiempo que no cesa en su ir y venir siempre en continuo movimiento, siguiendo la concepción de Aristóteles por la filosofía de vida de la que se nutre todo el poema; definitorio en los últimos versos donde escribe, “Ahora es otro tiempo, es ir sin tiempo/ a dar con ese aire que cerrará del todo/ las puertas de mi casa,/ estas puertas hinchadas que procuro/ tener abiertas/ para saber si aún puedo buscarme en el pasado,/ encontrarme un momento con mi vida” Seis poemas continúan con parecida identidad y estado de ánimo, similar al primero que abre la última parte del libro. Poemas algunos de ellos con citas de Vicente Alexandre y  dedicados A Isabel Montejano,  in memoriam y Marisa de Rioseco. A Nicolás del Hierro, donde parece que le escribe al amigo y al poeta que es Nicolás, cuando afirma “Nadie sabe que buscas/ por detrás de esa puerta que terminas de abrir”. Otros con la cita a Pascual B.  Molina, in memoriam, donde en todos esos poemas el corazón de Manuel Cortijo siente la adversidad de la pérdida de los otros en el fluir de los versos escritos. Se cierra el libro con el poema Confesión del que llega (Selladura final) significante poema de la unidad del libro que empieza diciendo “Haber llegado aquí con lo vivido,/ no es poco este traer: la vida relumbrada, la vida que ya fue.” definitorio de esta Memoria de lo usado escrito por Manuel Cortijo Rodríguez que hay que leer despacio por la filosofía encerrada en cada uno de los poemas creados. Y también porque en tiempos de crisis y tristezas acceder al pensamiento de los poetas es ver que detrás de una mirada hay un maravilloso mundo interior cuajado de experiencias.

                                                                                              Natividad Cepeda
                                                                       


Arte digital: N. Cepeda



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