jueves, 9 de febrero de 2023

Amar a la Madre Tierra conlleva amar a todos los seres que la habitamos

 


 

Los frutos y las riquezas de la tierra nos han sido dados  para ser compartidas por sus habitantes con equidad.

La depredación humana basada y ejercida por la malversación de esa riqueza propicia que se ejerza la violencia  en todos sus géneros, masculinos y femeninos, basada en el abuso de cualquier índole, desde el abuso de poder hasta la explotación  más degradante e injusta de unas personas para con otras.

Si se ejerciera una justicia natural en todos los países y sus contratos fueran moderados, la escasez de lo más necesario no se daría, evitando el pillaje y la devastación.

Porque desde la noche de los tiempos la justicia verdadera  no camina de la mano de la  ley. Leyes  no deseadas cuando no defienden a los débiles de la tierra.

   Por esa causa y error no se ha reconocido en el pasado, ni se reconoce en el presente, que todos los habitantes de pueblos, aldeas y ciudades del mundo, tienen  los mismos derechos a participar de esa riqueza que es acumulada por unos pocos en prejuicio de muchos millones de seres humanos.

Leyes que permiten la  malversación, los abusos ejercidos desde el mismo poder gubernamental desde elevados impuestos a la falta de  seguridad ciudadana.

Leyes que desprotegen la vida humana desde el aborto masivo sin justificación a la autorización de la eutanasia…


Leyes que protegen la naturaleza y a los animales antes que a los seres humanos.  ¿Acaso la vida no debe ser respetada en la especie humana desde que se concibe hasta cuando se envejece?

Amar a la Madre Tierra conlleva amar a las personas. Educarlas para ese fin en vez de manipularlas  para embrutecerlas y así crear sociedades alienadas sin lógica ni razón.

España  es un país envejecido como lo son otros países de Europa; Francia, Italia, Suiza, Alemania… a cusa de la desprotección de la vida y de la familia.

Nos faltan niños. Nos faltan jóvenes que amen la vida en todas sus  especies empezando por la especie humana.

Nos sobran drogas de toda índole. Drogas para fumar, masticar, esnifar, pinchase en vena, beber sin control alguno…

Drogas informáticas creando adicciones con ausencia de voluntad para dejarlo desde ese universo de pantallas múltiples, pequeñas o grandes, desde donde se nos  dirige haciéndonos creer que somos dueños de nuestro tiempo.

Erróneamente se nos contrala desde los satélites y las antenas gigantes que inundan nuestros tejados, campos y montañas. Y ante esta magnitud me pregunto ¿hacia donde vamos?

Guerras duraderas, alimentadas de armas y de dictadores insaciables de poder. Guerras con mortíferas armas. Guerras de escasez esquilmado miles y miles de seres  humanos hambrientos, dejando morir a la  naturaleza y con ella a los  animales.

¿Qué será de Europa cuna de Occidente, no tardando mucho?

 

Natividad Cepeda

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