viernes, 30 de diciembre de 2011

Petición para el año 2012




                                                                Ojalá que el próximo año 2012 
                                                                quite el hambre a los millones
                                                                de personas que mueren 
                                                                por su causa en el mundo.
                                                                Mientras mueran niños 
                                                               de hambre pediré perdón 
                                                                por este genocidio
                                                                en mi oración diaria.

                   

                      PLEGARIA




      Quiero a contraluz recobrar a Jesús
      entre las pajas del pesebre.
      Niño pobre nacido al amparo de Dios.
      Cerrar la arquitectura de la angustia
      de este mundo  sin luz.
      Sembrar en el corazón espigas
      y amasar pan de harina en flor.
      Encender en las murallas los hachones
      anunciando que ha nacido el Salvador.
      Quiero donde una bomba segó vidas
      plantar rosas de amor.
      Y por todos los pequeños de la tierra
      mendigo la alegría y  el perdón.

                                                                            Natividad Cepeda





Poema del libro “Camino de amor”
Finalista del premio Mundial de poesía
Mística Fernando Rielo 2011

No llegarán a casa por Navidad






Es en diciembre cuando las calles principales de pueblos y ciudades se iluminan con multitud de bombillas de colores de diferentes formas y tamaños. 
Parece, al pasear por ellas, que todo es esplendor y belleza, tenemos la vana sensación de que salen a nuestro encuentro para iluminarnos la vida con su luz. 

Por lo general la claridad nos muestra todo, los árboles iluminados y los carteles de los locales donde en letras grandes leemos que se alquilan, o que hay mucha oferta de locales y pocas expectativas de ser alquilados. El triunfo de las bombillas dejan al descubierto los pisos y casas que están a la venta sin que el posible comprador aparezca. Y también nos dejan ver las ofertas de rebajas en fechas de regalos, mostrando bajo coste en artículos de consumo barato, algo inusual hace escaso tiempo.

En las noticias y tertulias siguen hablando comentaristas de primera línea y de última fila, de las cifras del paro en España. Y también nos invaden comentaristas deportivos hablando de futbol y deportes para mitigar con el balón píe el fracaso del derrumbe económico. 

La crisis del desempleo abre brechas oscuras de tristeza que no pueden ocultar las luces de la ciudad, al tiempo que falta serenidad para aceptar la derrota y el desamparo, en la que nos han sumido los gobernantes, guiados por la torre de babel del castillo ambicioso de los constructores y banqueros sin escrúpulos y sin decencia.

Por las rendijas de las economías más débiles se desangran los pueblos de España, 
de tal manera, que al poner los pies en la tierra sentimos que se hunden en aguas pantanosas alumbradas por esas luces que pagamos todos con los impuestos  que nos sacan. 
Despedimos al año con la vasija de la esperanza quebrada y rota por la desesperanza de la ruina moral y económica de nuestra sociedad vacía de contenidos precisos y preciosos. Y despedimos a los jóvenes cualificados en los que hemos invertido dinero y renuncias personales a que se labren un porvenir en otros pueblos lejanos y distantes.

El triunfo de los malos gobernantes nos ha abocado al suicidio colectivo de la miseria diversa incluso, en las capas sociales de trabajadores, que, se marchan al toque de trompeta de flautas extranjeras, que sí supieron ver que no se juega al engaño tocante al trabajo y a la honradez. 

Ahora, cuando el panorama es tan feo, que ni logra tapar el maquillaje de las luces navideñas su fealdad creciente, las ratas abandonan el barco que plagaron de peste, huyen a otras latitudes, o se quedan  en los feudos conseguidos con las necesidades y caprichos cubiertas, mientras los demás  naufragan en el barco podrido que va a la deriva. Para los que amasaron fortuna desde tribunas de poder y especulaciones ilícitas, los que engrosan las filas del paro son carne de desecho, gente anónima sin triunfos que mostrar, terrón que voltean los arados: podredumbre de gleba de la Era cristina de Occidente. 

Nos han engañado y nos hemos dejado engañar por luces de colores sin fundamento en que apoyarnos, de la misma manera que vestimos la Navidad de Dios con el vestido profano de los ateos.  No otra cosa es vestir de luces las ciudades para conmemorar el nacimiento de Jesús de Nazaret, olvidando a los que pierden casa y trabajo, junto a las generaciones de nuestros jóvenes mejor formados que emigran a otros países en busca de la tierra prometida.

 A esta sangría de fuga de cerebros nacionales no se le está dando la importancia que tiene y tendrá en el futuro, a cambio, nosotros nos quedamos con emigrantes sin formación, o de baja formación, muchos de los cuales ya han adquirido la nacionalidad española. Las consecuencias se traducen en este grito callado de las urnas quitando el poder a un partido para dárselo a otro, en espera de que el milagro de la resurrección económica nos saque de la muerte.
 Olvidando que la agonía que padecemos es la correspondencia del olvido de los valores personales que son los que hacen posible la regeneración de una sociedad en declive y enferma de vicios corruptos. 
En la pirámide social desde la base a la cúspide, la mayoría de la ciudadanía se ha dejado sobornar pervirtiendo todo aquello que se debía haber evitado, ignorando en su desmedida ambición que los ganadores no han sido las clases humildes y medias, si no la clase poderosa de banqueros y los que a su sombra han medrado adquiriendo patrimonios difíciles de calcular por su cuantía. 

Nada de todo esto es nuevo, es repetirse una vez más que la injusticia se hace ley cuando el pueblo pierde la ética. 
Recuerdo que en mi juventud dije adiós a muchos vecinos que emigraron, ahora despido a mis hijos y a los hijos de mis amigos, emigrantes en otros países que no llegarán a casa para vivir la Navidad entre familiares y amigos. 

Es una Navidad para los creyentes  llena de incertidumbres, pero orante y esperanzada porque sabemos que desde el belén de casa sigue naciendo Dios para seguir protegiéndonos hasta de nuestros propios errores, repitiendo confiados “gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad” Ese es el  don navideño, no las luces de colores ni los falsos abetos, ojalá que a pesar de nuestro olvido la estrella de Belén nos guíe hasta el portal del amor que es el que comparte y da trabajo a todos cuantos necesitamos seguir viviendo en paz y creyendo en lo justo y equitativo.
                                                      

                                                                                                                  Natividad Cepeda



                                                                                                                          
 Dibujo: Inmaculada Lara Cepeda "Maku"


Publicado en: El Periódico del Común de la Mancha diciembre de 2011
El Semanal de La Mancha diciembre de 2011